Cada vez se ve más difícil que Grecia ueda escapar a una de las dos «D» que le amenazan, el default o la devaluación. Teóricamente podría asumir la primera dejando de pagar su Deuda y seguir en el euro. Pero para devaluar tendría necesariamente que salir de la moneda única. Y con una Deuda que seguiría nominada en euros sería ya totalmente inevitable el default. Es decir, puede que tenga que pasar por las dos «D» a la vez. Pero en uno u otro caso su historia, y probablemente la de Europa, será bien diferente.Lo que ha ocurrido en Atenas entre el 10 y el 15 de febrero es un fiel reflejo de las consecuencias políticas de la crisis del euro, o de la Deuda pública para ser más precisos, y de los efectos nefastos de la austeridad draconiana (por cierto, draconiano viene de Dracon, un legislador ateniense famoso por la dureza de sus leyes) impuesta por Alemania como remedio a sus males.