Los datos que presentó Bankia a los supervisores para su colocación en Bolsa eran las cuentas de la lechera si nos atenemos a los 378 folios que los peritos del Banco de España han enviado al Juez Fernando Adreu. Interpretan que las los datos contables hechos públicos no mostraban el estado real de la entidad cuando se estrenó en la Bolsa de Madrid.
Pero no se queda ahí, el informe pone en cuestión la credibilidad de las inspecciones del propio Banco de España, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y sobre todo del auditor.
Pero sobre todo, ahora sí, hay un durísimo reproche contra el expresidente de la entidad, Rodrigo Rato, a quien acusan de sacar la entidad a Bolsa con los números maquillados y con unas cuentas que no reflejaban la imagen fiel de la entidad.
Además tratan de demostrar que existió una fijación anómala del precio de salida de la acción de la sociedad a partir de ofertas llevadas a cabo por grupos que no eran independientes, aprovechando la posibilidad de conceder créditos a sociedades insolventes destinados a comprar acciones de Bankia con el fin de garantizar el éxito de la colocación.
Quizás ahora se comprendan mejor las reticencias de algunos presidentes de entidades que se negaron a participar en la colocación, pese a las presiones del Gobierno y del exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quienes apelaban a que se trataba de una operación de Estado.
Los peritos también tienen reproches para el actual presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, errores en la revisión de las cuentas de la entidad, que son de bulto.
Goirigolzarri rectificó las cuentas haciendo pasar, de unos beneficios de 300 millones a unas pérdidas de 3.000. Pero dicen los inspectores judiciales que no era suficiente esta rectificación de las cuentas. Todavía faltaban otros 1.200 millones por contabilizar.
No es de extrañar que solo quisiera pronunciar unas cuantas palabras atropelladas frente a las cámaras de televisión para tratar de tranquilizar a los mercados asegturando que “a día de hoy, Bankia está a la cabeza de las entidades bancarias europeas en solvencia”.
Los peritos han dado también un duro varapalo a la auditora Deloitte por dar el visto bueno a unas cuentas en las que se registraron como mínimo una decena de errores contables.
Entre las advertencias de mayor dureza contra los adminsitradores de Bankia figuran las que hacen por la pésima labor de vigilancia sobre los riesgos de crédito. Según los peritos judiciales buena parte de los expedientes no tenían ni los estados financieros ni las garantías que se habían aportado para la obtención de los créditos.
Los parrafos más demoledores se leen cuando hablan de las tarjetas negras que según los peritos se utilizaron para gastos personales, dicen que hubo voluntad de ocultarlas y que entre 2003 y 2011 no se pago ni un euro a hacienda. No hacía falta ser un genio, según los expertos, para saber que la tarjeta de Nankia no pidía utilizarse para gastos privados.
Queda un futuro procesal muy complicado para los exgestores de la entidad. Pero los actuales administradores no van a tener fácil convencer a los mercados de su verdad. Los peritos judiciales, eso sí cumpliendo con su obligación, al desvelar el pasado de Banki han puesto una bomba sobre su futuro.