SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Las cafeterí­as de Rajoy y las nuestras

MARIANO Rajoy dice que el fin de la crisis se ve en «las barras de las cafeterías, en las mesas de los restaurantes, en las nóminas de muchos españoles y en el interior de los hogares». Es obvio que Rajoy no frecuenta las cafeterías y restaurantes de mi barrio. En la barra donde yo desayuno me encontré esta semana con una amiga que hace unos años tenía una vida muy confortable y ahora busca un trabajo donde sea y como sea para sobrevivir. En la mesa del restaurante -menú a 10 euros- escuché a los de al lado contar que la chica -30 años, tres carreras y varios másters- tiene una beca de 600 euros y hace el trabajo de jefes que cobran 10.000 al mes. Y dando gracias a Dios. El camarero contó que su primo con un sueldo mísero no enciende la calefacción de casa porque el gas es muy caro. Las «nóminas» no dan para caldear «el interior de los hogares». Son muchas las cafeterías y restaurantes en los que la crisis no es cosa del pasado, sino del presente más presente. El de todos los días.

Mi cafetería es parecida a la que puede ir en San Sebastián esa señora de 82 años que llamó a EL MUNDO ofreciéndose a pagar los 1.300 euros de alquiler social que adeudaba Ainhoa -madre de dos niñas de 9 y 3 años- para evitar el desahucio. Ella ha dicho lo que se escucha en las cafeterías donde no va Rajoy. «No puede ser. Esto no se puede consentir». El presidente del Gobierno lo es de todos los bares, restaurantes y hogares de España. Puede presumir de las barras donde se acodan los que se están recuperando, pero no puede olvidarse de los mostradores donde se sirve café con calamidades, estrecheces, miedos y pobreza. Yde ésos nunca habla.

El economista Raj Patel, en su libro Cuando nada vale nada sostiene que la ceguera de Anton -el enfermo se queda ciego y sin embargo cree fervientemente que puede ver- puede ser un mal que afecte no sólo a los individuos, sino también a las sociedades y a los gobiernos. La gente que padece esta ceguera presenta moratones y heridas a causa de su falta de visión. Pero se inventan historias increíbles para justificar los accidentes sin reconocer la enfermedad. Rajoy cree que ve perfectamente la realidad social. Quiere recuperar a sus votantes sólo entrando en algunos bares. Pero corre el riesgo cie

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