La gripe en Cataluña

Las autoridades sanitarias son el peligro para la salud

Además de la automedicación el gobierno catalán aconseja, en caso de sufrir sí­ntomas, hacer uso de los servicios de asistencia telefónica o consultar a su farmacéutico. La contrarrecomendación: El sector de Sanidad de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) alertó hoy del peligro de la automedicación y de la asistencia sanitaria no directa. Si uno nota dolor de garganta, malestar general, sensación de fatiga, dolor de huesos o inapetencia debe, según el sindicato, «acudir de inmediato a su médico de familia pese a la saturación de pacientes durante diciembre y el comienzo de enero».

La OMC (Organización Médica Colegial) ha calificado la recomendación de los resonsables sanitarios catalanes directamente de “barbaridad”. Los síntomas de la gripe pueden ser de otras enfermedades, y uno no puede autotratarse sin un diagnóstico previo. La automedicación, que en condiciones normales, es considerada una temeridad, durante la epidemia de gripe actual se ha convertido en uno de tantos mecanismos para capear el temporal sin tener que responder de tomar medidas, una auténtica dejación de funciones. En la situación actual de epidemia en Cataluña (con más de 140 casos por 100.000 habitantes), lo que tendrían que responder estos responsables es a qué medidas tenían previamente preparadas para que no se produjera el colapso del año anterior. Volviendo al tema. Una de las costumbres habituales ante la aparición de estas enfermedades es automedicarse combinando varios fármacos al mismo tiempo para combatir los distintos síntomas de la gripe y el resfriado: analgésicos y antitérmicos, anticongestivos nasales, antihistamínicos, expectorantes y otros. Habitualmente también los medicamentos antigripales son auténticos cócteles de múltiples ingredientes. El conocimiento preciso de las cantidades a tomar y sus intervalos de seguridad son fundamentales para evitar sobredosis o efectos indeseables. La automedicación en el caso de la gripe es, aunque se considere que los medicamentos antigripales son banales, una fuente de posibles reacciones alérgicas (incluido el shock anafiláctico) y de efectos secundarios como somnolencia, trastornos gastrointestinales o interacción con otros medicamentos que esté tomando el enfermo. No es baladí. Como tampoco lo es que se generalice la atención médica sin que haya un contacto directo entre el médico y el enfermo. La gripe se ha convertido en un concepto comodín que encierra muchas veces enfermedades no provocadas por el virus de la infuenza y que requieren ser diferenciadas. En conclusión, no hay que arriesgarse. Acuda a su médico, no tome antibióticos si no se lo ha recomendado él y evite el contagio. La mejor forma de evitar el contagio es lavarse las manos regularmente y no tocarse la boca ni la nariz después de estar en contacto con una persona resfriada.

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