En la larga lista de puntos calientes a los que el Departamento de Estado debe atender en su vigilancia de los potenciales riesgos para la superpotencia hay uno que seguramente ocupará los últimos lugares de la lista, pero que podría dar un salto a la cabecera en poco tiempo: la guerra olvidada de Yemen.
Mucha tinta gastan los rotativos mundiales en hablar de la amenaza que suonen los piratas somalíes en el Golfo de Adén, pero poco o nada se menciona que el país que guarda el estrecho de entrada y salida del Mar Rojo, la República Árabe Yemenita, sacude las ascuas de una guerra civil entre el norte y el sur que podría derivar en un conflicto más serio, desestabilizando la región y la estratégica ruta marítima.Yemen vive desde hace cinco años una guerra civil entre el norte sunnita, controlado por las autoridades de Sanaa y su presidente –instalado en el poder desde 1978- Ali Abdallah Saleh, y las tribus chíitas del sur, autodenominadas houthistas (seguidoras del fallecido líder Hussein Al-Houthi). La república árabe vive en sus carnes la aguda disputa que atraviesa a buena parte del mundo musulmán, una lucha entre dos proyectos y dos cabezas. La disputa por la direccion del mundo islámico entre Irán y las burguesías árabes del Golfo nucleadas entorno a Arabia Saudíta adopta la apariencia de guerra religiosa entre sunnitas y chiítas. Los houthistas cuentan con el respaldo de Teherán y son fuertemente antioccidentales, y acusan a Saleh y sus autoridades de rendir el país a Riad y a Washington, además de mantener las regiones del Sur en un perpetuo subdesarrollo. Yemen es, de lejos, el país más mísero de una península arábiga que nada en un mar de crudo.De momento la amenaza houthista es mantenida a raya por Sanaa, pero la dinámica del conflicto tiende a avivar más las llamas, no a sofocarlas. Y de momento el fanatismo religioso de los rebeldes chiítas –y seguramente las directrices de Teherán- , han impedido que las guerrillas houthistas sumen esfuerzos con los grupúsculos yihhadistas vinculados a Al Qaeda, pero no pocos analistas se están preguntando ya que pasaría si Saleh se encontrara de pronto atrapado entre dos fuegos.Por la Puerta de Adén del Mar Rojo pasa buena parte del crudo vía occidente del mundo, e incontables toneladas de mercancías más. Pero el valor estratégico de esta ruta va muchísimo más allá de su importancia para el comercio o el transporte. Seguro que alguien en el Departamento de Estado se ha preguntado ya que pasaría con las fuerzas de la OTAN si se encontraran de pronto atrapadas entre el fuego somalí… y el yemení.