Jatamí­ anuncia su retirada de las elecciones en Irán

La vieja guardia de Jomeini toma el relevo

Ha sido una sorpresa para muchos, pero Mohamad Jatamí­, principal candidato reformista y rival del actual presidente, el conservador Mahmud Ahmadinejad, anunció ayer su retirada de la carrera electoral en favor de su mentor, Mir Husein Musavi, un ayatolá de la vieja guardia con tintes progresistas. La lucha de lí­neas que se libra en el interior del régimen iraní­ cambia a una de sus cabezas, en medio de un momento en el que EEUU busca la colaboración de Irán para sus planes en Oriente Medio, pero también de la subida de la tensión entre Teherán y occidente por el avance del programa nuclear.

La razón que ha esgrimido Jatamí, que estuvo intentando ersuadir a Musavi para presentarse antes de lanzar su propia candidatura, es la necesidad de no dividir más el voto reformista para poder derrotar a los conservadores encabezados por Ahmadinejad. Aunque parecía haber un pacto tácito entre ambos, pero Jatamí no parece terminar de despertar el entusiasmo del voto progresista. Su popularidad como dirigente moderado es mayor entre las cancillerías occidentales que dentro del propio Irán y mucho le reprochan haber perdido la oportunidad e haber acometido transformaciones de hondo calado en el país durante sus ocho años de gobierno, después de haber ganado con el 70% de los votos.Musavi no es de la misma pasta. Aunque sus posiciones tiene un cariz aperturista y progresista, siempre ha negado el apelativo de “reformista” y se ha autodefinido como principalista, que en Irán hace referencia a los principios originales de la Revolución del imán Jomeini. El mismo término lo utiliza el conservador, Ahmadineyad, pero Musavi fue uno de los guardianes de la Revolución que derrocó al Shah de Persia en 1979, y dirigió el país como Primer Ministro en la dificilísima época de los 80, cuando el régimen de los ayatolás tuvo que enfrentarse al Irak de Saddam Hussein –armado por las dos superpotencias- y consolidar su dominio sobre la sociedad iraní imponiendo una severa dictadura. Por eso no pocos consideran que Musavi puede ganarse el apoyo de una parte del electorado de Ahmadinejad, principalmente en las vastas zonas rurales de Irán, donde el peso del tradicionalismo islámico es todavía hondo y pesado. Otros sin embargo vaticinan que el voto reformista de las ciudades –los jóvenes y los sectores más dinámicos de la sociedad iraní- no respaldarán a Musavi, y apoyarán al otro candidato reformista, Mehdi Karrubí, dividiendo finalmente el voto en beneficio de los conservadores. Por eso, el objetivo de Musavi es convencer a Karrubi –antiguo colaborador suyo- de que renuncie a su candidatura para formar una sola lista reformista, algo a lo que de momento se niega el otro. Los sectores más aperturistas del régimen iraní buscan cambiar la “línea dura” del actual tándem Jamenei-Ahmadinejad por una línea más moderada, que sin renunciar un ápice a la independencia de Irán y a las conquistas que se han logrado en estos últimos años –en los que Teherán, a pesar de estar en el blanco de EEUU, ha incrementado su influencia en el mundo islámico y en otras áreas del planeta- aproveche la oportunidad que le brinda la Casa Blanca de Barack Obama de participar en diseñar la nueva arquitectura de poder en Oriente Medio y Asia Central

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