Deportes

La vieja escuela

Alberto Toldrí  fue el primer presidente que tuvo la Asociación de Agentes de Jugadores Españoles. Uno de esos profesionales que nació con el futbol moderno; la vieja escuela de la gestión deportiva. Ahora según los tribunales Ginés Carvajal deberá pagar a Toldrá 2.772.842 euros por liquidación de la sociedad montada entre ambos «de palabra». Un caso en el que aparecen representadas dos escuelas diferentes, la de la tradición deportiva y la voracidad oportunista.

Reresentante de una gran parte de las figuras del fútbol español, Alberto Toldrá empezó trabajando en la Agencia de Seguros de su padre, abriéndose paso desde las categorías inferiores en la representación y gestión de la imagen de jugadores y jóvenes promesas. Visitando el campo del “Plus Ultra” – posteriormente el Castilla y más tarde el Real Madrid B – o del Castellón – ha llegado a representar a Raúl, Iker Casillas, Michel Salgado, Mendieta, Moriente, Ochotorena, Camarasa, Giner, Voro, Fernando Gómez, Nando, Diego, Ramón, Juan Sánchez, Urzaiz, Luis Enrique, Abelardo, el chileno Zamorano, Ablanedo, el panameño Romel Fernández o el uruguayo Bossio. Alberto Toldrá ha llegado a tener hasta diez o doce jugadores en la Selección Española en época de Camacho. Ginés de Carvajal empezó con una agencia de viajes, Efitour, hasta que de la mano de Toldrà surgió la oportunidad de trabajar en la representación. Carvajal cubría las necesidades de la gestión en Madrid, pues una gran parte de los representados por Toldrà jugaban en el Real Madrid. Con el tiempo Carvajal ha pasado a exhibir, como propia, una tradición que no es suya y que, de hecho, ha utilizado para “la trilería”… la palabra. No existen contratos con los jugadores, solo lo acordado verbalmente, como la sociedad montada entre Toldrà y Carvajal. "Ya liquidaremos, no te preocupes", le decía Ginés Carvajal. Se repartían a partes iguales las ganancias obtenidas por sus representados, hasta que un día Carvajal "dejó de cogerle el teléfono" a Toldrá. Los juzgados han decidido que, como afirma la familia Toldrá, ambos integraban una sociedad civil irregular, pactada verbalmente. Carvajal ingresó cerca de 4,3 millones en el período del 2003 al 2006. Y no repartió. Pero tampoco disolvió la sociedad, tratando de estafar y robar los jugadores a los hijos de Toldrá. "No sé qué me reclamas. Nunca hemos sido socios" decía la única comunicación vía burofax que Carvajal mantuvo con Toldrà. Ahora los hijos gestionan “Toldrà Consulting”, pero Don Alberto sigue representando la audacia y la confianza en la buena gestión deportiva. Los arribistas son solo un aspecto de en qué se puede llegar a convertir “el negocio” del futbol. La vergüenza se siente al ver como se trata de suplantar hasta la personalidad y los valores, subvirtiéndolos – alguna entrevista puede verse en la red -; quienes conocen a Alberto Toldrà, lo mejor y más granado del fútbol – y respetan los valores de la vieja escuela -, lo sabían antes que los juzgados.

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