Libertades en Euskadi

La vida al revés

La historia de Euskadi es la historia del mundo al revés, como la canción infantil de «vamos a contar mentiras ahora que vamos despacio» donde habí­a un lobito bueno, una bruja hermosa y un pirata honrado una canción que frente a al pensamiento dominante resulta subversiva pero que aplicada a esta sociedad resulta terrorí­fica. Es el buen hacer de dar la vuelta a la realidad, donde lo negro sea blanco, y lo malo sea bueno.

El texto que detalla la fecha y el lugar de los arrestos, su aarición de los medios de comunicación y la presencia o no de “violencia institucional” se apoya en los datos proporcionados de la objetiva e independiente organización TAT (Torturaren Aurkako Taldea) o asociación contra la tortura.Así se han encontrado hasta 200 etarras que han sufrido la vulneración de sus derechos civiles. Y no es un problema de justificar estas violaciones si así las hubiera habido. El problema es quienes son las víctimas y quienes son los verdugos. Aquí en Euskadi no hay una guerra abierta de dos bandos, sino la imposición de una determinada forma de pensar que pasa por la eliminación de los que no comulgan con ella. Un dato entre muchos es como en los dos últimos años hasta cien hertzianas han cambiado su número de placa por motivos de seguridad, ya que a través del mismo se puede llegar a conocer su identidad y señas.Para más reseñas la Dirección de Derechos Humanos- dirigida por Jon Landa asume la unidad didáctica puesta en marcha en varios colegios para deslegitimar la violencia, basado en el testimonio de cinco víctimas:Dos de la banda terroristaOtra de un familiar de Josean Lasa –asesinado por el GALUna cuarta vinculada a la violencia sexistaY una quinta relacionada con una acción de la Guardia Civil durante el franquismo.Todo en el mismo saco, metido en una coctelera para que todo quede bien subvertido.Un extracto de un cuento de Fernando Aramburu dice:– Señora, ¿por qué me persigue? ¿Yo que le he hecho a usted? (viuda de una víctima de ETA)- Gente como tu machacáis a Euskal Herria.- ¿No el basta con lo que sufro? ¿Quiere usted aplastarme todavía más?- ¿Sufrir? ¿Aplastar? ¡Qué caradura! ¿A ti te parece que el sufrimiento de una opresora vale lo mismo que el sufrimiento de todo un pueblo? Ser una víctima de ETA ha constituido ser una víctima social, estar marcado y hasta amigos más cercanos tener que retirarte el saludo público para no caer en desgracia junto a ti. Esta ha sido la realidad. Y esta es la vulneración de los derechos civiles más básicos durante 30 años. El que se hayan podido producir se deriva de ese discurso donde en los hechos se ha justificado el asesinato de los “enemigos del pueblo vasco”.

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