La verdad llama a la puerta

«La gente se está dando cuenta de que España está peor de lo que dicen el voluntarismo oficial y los astutos silencios de la oposición, de manera que la fracción más resuelta de la juventud sin perspectivas ha comenzado a protestar, envalentonada por los fetiches ideológicos de la época y las posibilidades de engarce social que ofrece la red electrónica internet. Hay estos dí­as un ligero amago de motí­n en Madrid.»

El PSOE recueró el poder en 2004 con el apoyo activo de los jóvenes y hoy miles de jóvenes gritan "No les votéis" en Madrid, y Barcelona. Hace siete años, en las trágicas circunstancias del 11-M, la consigna en la calle era "Queremos saber la verdad", y hoy es "Decidnos la verdad". La verdad es que PSOE y PP han ocultado la inminencia de nuevos ajustes por la proximidad de las elecciones locales y autonómicas. España, intervenida de facto por el Directorio Europeo, está en pronóstico reservado. Los jóvenes mejor informados lo saben. Y se sienten decepcionados. No estamos ante ninguna revuelta árabe, pero la desagregación del voto juvenil puede complicar mucho la perspectiva electoral del PSOE el día 22. No hay revuelta. Hay un estallido de malhumor. Un fogonazo. Una exigencia de más verdad en el discurso público. Un cierto motín. (LA VANGUARDIA) ABC.- LA protesta, heterogénea y confusa, de los «indignados» se ha vuelto combustible y amenaza con desestabilizar el final de la campaña. El movimiento de rebeldía social le ha robado el protagonismo a partidos y candidatos y se ha plantado en el centro de la escena a cuatro días de las elecciones ante el desconcierto general. Su carácter difuso, asambleario, lo convierte en material inflamable al alcance de cualquier maniobra o de cualquier torpeza de las que tanto abundan en nuestro stablishment político, poco preparado para desafíos no convencionales. El delicado equilibrio entre libertad y seguridad plantea un reto que sobrevuela la atmósfera de la jornada electoral. EL PAÍS.- La situación de la economía es más complicada de lo que supone el discurso oficial. No basta con atender al frente de la solvencia financiera, con los ajustes presupuestarios y reformas económicas en marcha; hay que prestar atención también a las graves dificultades de crecimiento económico, que también pueden deteriorar la estabilidad de la deuda. Es imperativo que el Gobierno se las ingenie para articular medidas extraordinarias para reducir el paro; porque si se mantiene en tasas próximas al 20% el camino hacia la recuperación puede prolongarse durante un lustro. CINCO DÍAS.- Este comportamiento se ha traducido también en un avance muy notable de la producción industrial, frente a un estancamiento de los servicios, aunque con las limitaciones que el aparataje industrial español tiene. Pero este camino iniciado por la economía, ya reproducido en el pasado cada vez que arrancaba tras una crisis, debe consolidarse ensanchando la capacidad exportadora; debe germanizarse lo máximo posible, haciendo apuestas decididas por la producción industrial de medio y elevado valor añadido. La apuesta no es fácil, pero en ella hay que poner todos los esfuerzos: modelar un mecanismo de crecimiento que soporte los vaivenes de las crisis con más entereza que el actual, al menos en términos de empleo. Opinión. La Vanguardia La verdad llama a la puerta Enric Juliana –¡Pom, pom! –¿Quién es? –La verdad. La verdad escamoteada durante más de un año por el Gobierno y la oposición a la gran mayoría de los españoles está llamando a la puerta de la política convencional y trae malas noticias. La gente se está dando cuenta de que España está peor de lo que dicen el voluntarismo oficial y los astutos silencios de la oposición, de manera que la fracción más resuelta de la juventud sin perspectivas ha comenzado a protestar, envalentonada por los fetiches ideológicos de la época y las posibilidades de engarce social que ofrece la red electrónica internet. Hay estos días un ligero amago de motín en Madrid. Faltan dos días para el cierre de la campaña electoral más hueca de la democracia y el foco, ansioso de novedades, ha concentrado su haz en la Puerta del Sol de Madrid. Unos cuantos miles de jóvenes pugnaban anoche con una orden de desalojo de la Junta Electoral Provincial, para poder manifestarse, por segundo día consecutivo, en el kilómetro cero de la España radial en favor de sus angustias. Varios son los lemas de la protesta –"Por una democracia real", "No les votes"…–, aunque la consigna más hiriente, la más veraz y profunda, exclama: "¡Decidnos la verdad"! El Ministerio del Interior tenía anoche una difícil papeleta. Una interpretación expeditiva de la resolución de la Junta Electoral Provincial significaba el desalojo violento de la Puerta del Sol. Fuentes de Interior señalaron a La Vanguardia que la policía había recibido órdenes de "garantizar la seguridad y el orden". Contención y vigilancia ante cualquier atisbo de vandalismo. Prudencia. Un desalojo sería portada en los noticiarios y periódicos de medio mundo. Difícil envite para el vicepresidente plenipotenciario Alfredo Pérez Rubalcaba, que aspira a consagrarse en breve como nuevo líder electoral del PSOE. Rubalcaba ha enviado en las últimas horas mensajes de comprensión a los manifestantes. Hoy está previsto que se pronuncie la Junta Electoral Central. La policia tenía anoche cercada la plaza y la megafonía del metro advertía en la parada de Sol que la manifestación podía suponer una infracción de la ley Electoral. Por su parte, los promotores de la protesta pedían a los concentrados que no profiriesen gritos contra ningún partido político en particular. Las juntas electorales de otras provincias –Almería, Granada, Sevilla y Oviedo– prohibieron sendas manifestaciones, mientras que la junta de Valencia autorizaba y la de Baleares optaba por una diplomática "no prohibición". Difícil papeleta para el ministro del Interior y también una oportunidad para demostrar cintura política. Los grandes asuntos convergen hoy en la figura de Rubalcaba, mientras su contrincante en el PSOE, Carme Chacón, activa su equipo de asesores, del que formarán parte sociólogos y politólogos de izquierda, estos días muy atentos al vuelo de las aves sobre la Puerta del Sol, la plaza más castiza de Madrid. Definitivamente, la historia se mueve en espiral. José Luis Rodríguez Zapatero llegó al Gobierno bajo la pancarta de la paz y con una fulgurante retirada de las tropas españolas de Irak, y acaba el mandato con una participación activa –aunque silente– en la operación militar liderada por Francia para instaurar un nuevo orden en Libia y aledaños. España está hoy en guerra en Afganistán y ante las costas de Trípoli. En propiedad, tal circunstancia –dos acciones de guerra simultáneas– no se daba desde el Siglo de Oro. El PSOE recuperó el poder en 2004 con el apoyo activo de los jóvenes y hoy miles de jóvenes gritan "No les votéis" en Madrid, y Barcelona. Hace siete años, en las trágicas circunstancias del 11-M, la consigna en la calle era "Queremos saber la verdad", y hoy es "Decidnos la verdad". La verdad es que PSOE y PP han ocultado la inminencia de nuevos ajustes por la proximidad de las elecciones locales y autonómicas. España, intervenida de facto por el Directorio Europeo, está en pronóstico reservado. Los jóvenes mejor informados lo saben. Y se sienten decepcionados. No estamos ante ninguna revuelta árabe, pero la desagregación del voto juvenil puede complicar mucho la perspectiva electoral del PSOE el día 22. No hay revuelta. Hay un estallido de malhumor. Un fogonazo. Una exigencia de más verdad en el discurso público. Un cierto motín. LA VANGUARDIA. 19-5-2011 Opinión. ABC Materia inflamable Ignacio Camacho LA protesta, heterogénea y confusa, de los «indignados» se ha vuelto combustible y amenaza con desestabilizar el final de la campaña. El movimiento de rebeldía social le ha robado el protagonismo a partidos y candidatos y se ha plantado en el centro de la escena a cuatro días de las elecciones ante el desconcierto general. Su carácter difuso, asambleario, lo convierte en material inflamable al alcance de cualquier maniobra o de cualquier torpeza de las que tanto abundan en nuestro establishment político, poco preparado para desafíos no convencionales. El delicado equilibrio entre libertad y seguridad plantea un reto que sobrevuela la atmósfera de la jornada electoral. La tentación de reducir el problema a una cuestión de orden público altera la naturaleza del conflicto, que parte de una crisis de representación, de una esclerosis institucional agravada por el estancamiento económico. En un sistema democrático sano, cuyos mecanismos representativos funcionasen de modo vigoroso, el descontento ante la recesión cristalizaría en una respuesta electoral de alternativa de gobierno. Pero muchos ciudadanos desconfían también de la oposición porque la asimilan con los vicios de una clase dirigente embalsamada que se ha afianzado a sí misma mediante la apropiación de la actividad pública. Las listas cerradas, el control de la justicia, la corrupción o la insensata exhibición de privilegios corporativos han creado una clima de irritación y desapego que se manifiesta desde hace tiempo en los sondeos en forma de descrédito creciente de los agentes políticos. La irrupción de ese legítimo malestar se ha producido de manera abrupta, improvisada y legalmente dudosa en su ocupación de la calle o en la interferencia de la campaña, pero el fondo irritado de la sacudida sólo necesita un chispazo para prender como hojarasca seca. El ventajista intento de aproximación que están haciendo los socialistas para usufructuar en su beneficio el frente de rechazo da una idea de su cortedad de miras y de su concepto espurio de la confrontación democrática. Es precisamente esa inquina arrojadiza y oportunista de la mayoría de ciertos dirigentes la que motiva a muchos manifestantes en su repudio genérico, que ha empezado por cuestionar la política pero puede terminar impugnando el sistema. En estas condiciones de extrema sensibilidad la dirigencia pública, por perpleja que esté, debe moverse con máxima cautela. Una escalada de tensión puede poner en peligro la serenidad democrática que necesitan las elecciones. Cortarle cauces a la protesta, siempre que se mantenga pacífica y respete la convivencia, sería del todo contraproducente. El escenario apunta a una jornada de reflexión en vilo, pero lo peor que podría ocurrir es que esta revuelta anticonvencional encontrase las prosaicas respuestas habituales. ABC. 19-5-2011 Editorial. El País Crecimiento anémico El Gobierno actual no ha explicado hasta ahora con claridad cuales iban a ser las fuentes del crecimiento que preveía para 2011 (1,3%). Las estadísticas facilitadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sí detallan las causas del modesto crecimiento económico durante el primer trimestre; y ese detalle provoca inquietud. Según el INE, la economía está creciendo a una tasa anual del 0,8%, en línea con las previsiones de organismos internaciones como la OCDE o el FMI; esta evolución descarta casi completamente que este año se alcance la previsión de crecimiento del Gobierno y da pie para confirmar que el ajuste del empleo (en un año se han perdido 240.000 empleos) no solo no ha terminado, sino que se prolongará al menos hasta después del primer trimestre de 2012. La causa del estancamiento de la economía española (el 0,8%, equivalente a una subida intertrimestral del 0,3%, es insuficiente para crear empleo e, incluso, corre el riesgo de caer debido a las contracciones fiscales de las autonomías y las subidas de tipos) aparece claramente en los datos del INE. El crecimiento se basa casi exclusivamente en la aportación del sector exterior (1,4 puntos), debido al tirón de las exportaciones (están creciendo a un ritmo del 11%), mientras que la inversión sigue deprimida. Durante el primer trimestre se contrajo el 0,6%, debido principalmente al hundimiento del consumo de los hogares. Puesto que la inversión tampoco acaba de despegar y la construcción sigue hundida, las sencillas evidencias de la composición del PIB conducen a la cuestión, tampoco demasiado compleja, de si la economía española puede remontar a tasas de crecimiento compatibles con la creación de empleo solo con la aportación del sector exterior. La respuesta es no. España va en la retaguardia de la recuperación europea porque el elevadísimo desempleo (4,9 millones de personas) hunde la recuperación del consumo y porque carece de posibilidades para aplicar estímulos a la demanda. Durante el primer trimestre del año Alemania creció el 1,5% y la eurozona el 2,5% en tasa interanual, precisamente porque el consumo se está recuperando en los países más fuertes del euro (Francia y Alemania). Pero en la economía española la demanda interna está lastrada por el elevado desempleo y las escasas expectativas que tienen los parados de encontrar empleo a corto plazo. Así pues, la situación de la economía es más complicada de lo que supone el discurso oficial. No basta con atender al frente de la solvencia financiera, con los ajustes presupuestarios y reformas económicas en marcha, problema que el Gobierno ha gestionado relativamente bien en los últimos meses; hay que prestar atención también a las graves dificultades de crecimiento económico, que también pueden deteriorar la estabilidad de la deuda. Es imperativo que el Gobierno se las ingenie para articular medidas extraordinarias para reducir el paro; porque si se mantiene en tasas próximas al 20% el camino hacia la recuperación puede prolongarse durante un lustro. EL PAÍS. 19-5-2011 Editorial. Cinco Días Germanizar el modelo de crecimiento La canciller alemana, Angela Merkel, agitó ayer el debate europeo, por enésima vez, al pedir una homogeneización de las condiciones de jubilación y del descanso por vacaciones incluso en toda Europa. Su obsesión por la corresponsabilidad financiera dentro de la Unión Europa, ciertamente empujada por el renacimiento de esa visión de las cosas en Alemania desde que la crisis ha destapado las deficiencias de los países periféricos y la necesidad de costearlas con el esfuerzo común, ha removido la conciencia de la ciudadanía en todo el continente. Conviene recordar que desde que la crisis económica comenzó a abrirse paso a dentelladas contra el empleo en España, las miradas de envidia se dirigieron desde el principio a Alemania, cuyo modelo eminentemente industrial preservaba altas tasas de asalarización, a sabiendas de que en absoluto era aplicable en España, puesto que la dimensión de la actividad manufacturera aquí es muy limitada, y muy expansiva la de servicios de bajo valor añadido, como el turismo, y la cíclica de la construcción residencial. En unas cosas para bien y en otras para mal, Alemania se ha convertido, a la vez que en el gran impulsor del euro, en el gran beneficiado de la moneda única y, en paralelo, en un auténtico espejo para los países víctimas de la recesión. Para España, en concreto. De hecho, el componente que ahora tira, aunque sea modestamente, de la economía es aquel más germanizado, que con sus ventas al exterior ha logrado salvar el primer trimestre del año de la recesión. De hecho, los dos motores internos del crecimiento siguen parados, inversión y consumo, atrapados ambos en una espiral destructiva que es urgente revertir. El consumo privado se contrae por la pérdida de renta disponible que provoca la caída del empleo, no concluida aún (se pierden 250.000 empleos al año, un 1,4% de los existentes), así como por las subidas generalizadas de los impuestos en los dos últimos años, pero de manera más apreciable desde julio de 2010. El ajuste es de tal magnitud que los valores positivos recuperados en el tramo final del año pasado se ha tornado de nuevo en tasas intertrimestrales negativas. En cuanto a la inversión, sigue anclada en tasas negativas por el arrastre de la construcción, residencial y de obra civil, pese al avance, muy ligero y desgraciadamente decreciente, de la inversión en equipo. Y mientras el sistema financiero siga sin ajustar sus balances no habrá posibilidades de recuperación del crédito, algo imprescindible para activar la inversión. Como todos los analistas apuntaban, la demanda interna ha entrado en un letargo de tasas negativas cercanas a cero, pero negativas a fin de cuentas, mientras que solo la externa tira de la actividad. La economía española está a merced de las demás. Las ventas al exterior, estimuladas por el fuerte crecimiento alemán, francés u holandés, crecen ya a tasas del 11% impulsadas por las manufacturas de consumo y los componentes para automóviles. Además, la atonía de compras de bienes importados, consecuencia de la debilidad interna, ha ayudado a que el saldo exterior lidere el crecimiento. Este comportamiento se ha traducido también en un avance muy notable de la producción industrial, frente a un estancamiento de los servicios, aunque con las limitaciones que el aparataje industrial español tiene. Pero este camino iniciado por la economía, ya reproducido en el pasado cada vez que arrancaba tras una crisis, debe consolidarse ensanchando la capacidad exportadora; debe germanizarse lo máximo posible, haciendo apuestas decididas por la producción industrial de medio y elevado valor añadido. La apuesta no es fácil, pero en ella hay que poner todos los esfuerzos: modelar un mecanismo de crecimiento que soporte los vaivenes de las crisis con más entereza que el actual, al menos en términos de empleo. No se improvisa una forma de producir en unos meses ni en unos años. Además de la mentalidad de los españoles ante la economía, hay que cambiar los mecanismos formativos para que tengan efectos multiplicadores en forma de iniciativas de nuevos negocios. Y en paralelo, y sin demora alguna, todas las reformas que contribuyan a mejorar el clima de los negocios lo más orientados posible hacia los más pujantes y solventes mercados exteriores. Un modelo, en definitiva, lo más germanizado posible. CINCO DÍAS. 19-5-2011

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