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La UE no puede pedir mas a España

La Comisión Europea y la canciller Merkel se han equivocado al exigir duros planes de austeridad en plena recesión europea a los países más dañados por la crisis, y especialmente a los del sur de la UE que, para colmo, se están financiando en los mercados a tipos de interés muchos más altos que los del norte europeo. Al final a nadie en la UE le salen las cuentas y tanto la Comisión como el BCE han tenido que recular y aplazar el objetivo fiscal así como mejorar los apoyos financieros.

Por todo eso y mientras la UE no rectifique a fondo su política resulta inútil pedir a los españoles más sacrificios como lo sería la reducción de un 10 % del valor de los salarios que ha propuesto el FMI y apoyado el comisario europeo Olli Rehn quien ya ha caído en numerosos errores de cálculo y apreciación.

El problema de fondo de España en la crisis reside en la negativa del Gobierno de Rajoy y de la oposición de Rubalcaba a poner coto al gasto político de las distintas administraciones del Estado, lo que permitiría bajar los impuestos y reactivar la economía. Pero está claro que el PP y el PSOE no quieren eliminar esos gastos públicos porque de ellos depende una gran parte de su militancia política y de su estructura electoral.

Y esa situación nos conduce, como casi todo y la corrupción ahí incluida, a la necesidad de una gran reforma del Estado y de las reglas del juego político para poner punto final a la oligarquía de partidos imperante en España en favor de una democracia de tipo anglosajón y con un sistema directo de elección de gobernantes y representantes, así como garantizando la separación de los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Sin embargo, y al margen de las cuestiones puramente españolas, es la UE la que debe rectificar a fondo sus políticas e instaurar los mecanismos oportunos para que los países del sur de la UE se puedan financiar en los mercados a precios mucho más bajos de los que ahora están pagando. Los lentos avances hacia la unión bancaria y la perspectiva final de los eurobonos, que rechaza la canciller Merkel, son objetivos ineludibles de la UE aunque en este tiempo preelectoral de Alemania parecen imposibles de llevar a cabo porque ello le podría costar muy caro en las elecciones de su país a la canciller.

Habrá pues que esperar al otoño para ver qué hace Alemania y qué decisiones adopta la UE porque el final de la recesión y el inicio de la recuperación del crecimiento son mucho más lentos de lo que se esperaba. Y no sólo para los países del sur europeo sino también para las naciones más fuertes, tal y como lo acaba de reconocer la Comisión Europea, rebajando unas décimas las que eran sus previsiones para 2013 y 2014. Luego la enfermedad no es solo del sur sino también del centro y del norte de la UE, y ese diagnóstico obliga a una profunda rectificación europea y a la toma de decisiones nuevas, audaces y generosas porque de lo contrario la crisis europea se convertirá en el cuento de nunca acabar.

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