Juan Francisco Martí­n Seco

La trastienda de la crisis

Juan Francisco Martí­n Seco es economista, columnista y colaborador de diversas publicaciones. Acaba de publicar «La trastienda de la crisis. Lo que el poder económico quiere ocultar», de ediciones Pení­nsula, desde el que aborda el origen de una crisis que reproduce las condiciones de la crisis del 29, y el caso español.

En febrero de 1984 fue nombrado Secretario General de Hacienda, cargo del que cesó en febrero de 1987 or discrepar de la política oficial. También fue nombrado interventor delegado en el Ministerio de Cultura, puesto del que fue cesado el 22 de febrero de 1991, tras firmar un manifiesto contra la guerra en el golfo Pérsico. Actualmente representa una de las voces más críticas y cabales frente a la lógica mayoritaria en los medios que justifican los recortes del Gobierno y las imposiciones de Berlín, Obama y el FMI. Es inevitable empezar por preguntarle por el plan de recortes del Gobierno. Primero fue la reducción del sueldo de los funcionarios, la reforma laboral, ahora se habla de la reforma de las pensiones y ya se apunta a los recortes en sanidad o el copago… ¿cómo valora usted este programa de recortes exigido desde el FMI y Bruselas? Lo ha dicho Krugman y algún que otro economista. La política que está siguiendo Alemania es suicida para toda Europa. Toda esta política de recortes que tienen un primer efecto nefasto, indudablemente desde un punto de vista progresista o de izquierdas, que es el de deteriorar los servicios públicos y el gasto social. Pero es que además, desde la óptica estrictamente económica, va a tener un resultado muy negativo porque va a hacer que la crisis se perpetúe o que, por lo menos, va a ser mucho más difícil la reactivación. La prueba es que hasta el propio Gobierno ha tenido que corregir a la baja las tasas de crecimiento económico debido a los recortes que ha realizado. Por otra parte el tema del déficit está más causado por los ingresos que por el gasto. La crisis por un lado, el fraude y las rebajas fiscales que se hicieron anteriormente ha hecho que los ingresos hayan caído de forma alarmante. Para solucionar el problema del déficit hay que reactivar la economía y precisamente con estos recortes se va a hacer todo lo contrario. ¿Por qué habla de que “Alemania se está transformando en un vampiro cuyo superávit se alimenta del déficit de las otras naciones”? El problema de Alemania es que internamente llevan una política totalmente deflacionista. Han bajado los salarios desde tiempos de Schroeder, se han reducido los gastos sociales, la demanda interna ha caído, y ya digo, no solo por el gobierno de Merkel. Alemania sostiene su crecimiento sobre las exportaciones. Si países como España, Irlanda, Portugal o Grecia hacen también una política deflacionista las exportaciones de Alemania también caerán. Por eso Krughman habla de una política suicida. Después de la sucesión de exigencias por parte de Obama, Merkel y el FMI a nuestro país, y viendo el camino tomado por Zapatero. ¿No clama al cielo tanta determinación sobre nuestro gobierno? Ese es el problema de la Unión Monetaria, que se ha hecho sin una unión política, fiscal y presupuestaria. De manera que nos deja a expensas de los mercados de otros países, porque no tenemos ninguno de los mecanismos para reaccionar ante los poderes económicos y frente a otros Estados: la política de control de cambios, tener un Banco Central propio que financiara la deuda española y sobre todo la posibilidad de devaluar y depreciar la moneda. Uno de los problemas que existen en estos momentos es que igual que la moneda china está infravalorada respecto a la moneda europea o al dólar, la moneda alemana, podríamos decir, está infravalorada respecto a la española, la griega o la irlandesa, porque es la misma moneda, el euro. Cuando lo lógico para crear un cierto equilibrio es que la moneda alemana estuviera mucho más alta. Esto nos lleva a que al final se tenga que aceptar lo que mandan los mercados o el poder político que está ahora mismo detrás de los mercados europeos que es Alemania. Volvemos a la incapacidad del Estado español para decidir y no someterse a las draconianas condiciones y plazos de revisión que nos imponen desde fuera… Efectivamente, volvemos a lo mismo. Esta política la aplicó el FMI con los países del Tercer Mundo, y curiosamente la mayoría de ellos se dieron cuenta de que ésta era una política suicida para ellos. El Fondo se quedó sin ningún cliente. El único que le quedaba era Turquía. De manera que tuvieron que hacer una regularización de personal porque se habían quedado sin clientes. Llega la crisis y resulta que el Fondo ya no impone sus prescripciones a los países latinoamericanos porque le han “despedido”. Pero sin embargo termina imponiéndolas a los países europeos porque la Unión Monetaria nos hace totalmente débiles, y nos lleva a someternos. No porque sean las prescripciones del Fondo, sino porque son las de la Unión Europea, es decir, de Alemania. Es una debilidad brutal y una gran injusticia, porque Europa podría mandar si pusiese dinero, pero no lo pone, quiero decir que si hubiera una política fiscal y presupuestaria, en definitiva, sería el Estado el que tendría que pagar el seguro de desempleo, recaudar y poner sus restricciones. En este momento los impuestos, las pensiones… son nacionales y sin embargo la Unión Europea quiere imponer sus prescripciones a esos Estados. Eso es lo que es una contradicción. Venimos de una reducción de las rentas del trabajo y un aumento de las del capital, y de que los “rescates” hayan ido a parar a quienes han provocado la crisis, la banca española cerró el 2009 con miles de euros en beneficios… El sistema económico internacional, lo que llaman globalización que no es más que la libertad absoluta del capital para moverse por donde quiera, crea unos desequilibrios brutales claramente destinados a crear crisis financieras sistémicas como la actual. El problema fundamental es que en la época de determinado auge son solo unos pocos los que se benefician de ella. Sin embargo, en los momentos de crisis son otros los que pagan. En España hemos vivido doce años de crecimiento importante del PIB. Todos los poderes políticos y económicos cantaban la canción de “España va bien”. Y el PSOE durante los cuatro años siguientes siguió repitiendo con otras palabras. De ese crecimiento la clase trabajadora apenas se benefició. Sin embargo son estos los que al llegar la crisis, a través del paro, de las reducciones salariales en el sector público, de la reducción de los servicios públicos, de las pensiones… son los que están pagando la crisis. España no es el país con mayor deuda pública. De hecho la de países como Inglaterra es mayor. Usted incluso habla de que sería asumible si tuviésemos crecimiento económico. Pero España es el país de la OCDE con mayor deuda per capita (deuda privada), y es con la banca alemana y francesa principalmente (800.000 millones de euros). ¿No es esta dependencia financiera del capital extranjero el principal problema? Es que el problema de España no es la deuda pública. Durante los doce años de crecimiento las finanzas públicas fueron muy cicateras, con privatizaciones, la cancelación de mucha deuda pública, apenas existía déficit. Cuando llegó la crisis teníamos una de las deudas públicas más bajas de Europa. Sin embargo lo que teníamos una gran deuda privada provocada por un déficit permanente de la balanza de pagos, que ha llevado al sector privado a endeudarse enormemente. La permanencia del euro es lo que permitió ese endeudamiento y ese déficit en la balanza de pagos. Ahora hemos crecido algo en deuda pública, porque la crisis ha creado un déficit importante, pero estamos por debajo de la media europea. En deuda privada, es decir, la exterior que es la que verdaderamente cuenta. Porque la deuda privada cuando es entre españoles puede crear problemas internos, pero lo que realmente crea problemas es la deuda externa. Y ésta es realmente alta. Usted ha mencionado a Gran Bretaña, que tiene un déficit público tan alto como el español, y tiene un stock de deuda pública mucho más alto que el español, pero no está en el euro. Y eso le permite haber devaluado la moneda y que el Banco de Inglaterra salga en defensa de la deuda pública de Gran Bretaña, cosa que el Banco Central Europeo no hace con la deuda española. Insistiendo en la dependencia financiera ¿Podemos afirmar que el “chocolate del loro” de la integración fueron unos fondos de cohesión que cebaron artificialmente nuestra economía y que al “desaparecer” ahora dejan al país sin sostén económico independiente? Los fondos de cohesión son una especia de mito. No digo que no haya venido dinero europeo, pero los recursos que han venido son muy limitados, pocos años han sobrepasado el 1% del PIB. En una unión política verdadera serian cantidades totalmente despreciables. En cualquier Estado los recursos que van de las regiones más ricas a las más pobres son tremendamente más importantes. Un ejemplo es la unión alemana y los recursos que han ido de la Alemania del oeste a la del este. La Unión Monetaria se ha hecho pasando unos recursos mínimos, que son los fondos de cohesión. Aquí se ha hecho mucha propaganda de los fondos, pero hay que tener en cuenta que esos fondos antes habían salido de España porque también es contribuyente. España era receptor neto, pero solo neto, es decir, había que descontar de lo que llegaba lo que habíamos pagado. Hay otros países que han recibido más en términos porcentuales, como Portugal o Irlanda, aunque no en términos absolutos. Incluso en esos países estos fondos son insignificantes para compensar las desigualdades que se generan con una unión monetaria, que precisa una canalización de recursos muy fuertes de las regiones ricas hacia las pobres, sino es imposible. Pensemos que hubiera sido de la unión alemana si se hubiera hecho con el modelo europeo. En estos momentos Alemania del Este sería un herial industrial, que ya lo es bastante, en el que el desempleo y la pobreza hubiera sido inaguantable. En España se ha producido el desmantelamiento del tejido productivo y la ausencia de inversión en esta dirección, invirtiendo, por el contrario, en especulación financiera y en el monocultivo de la construcción. ¿No es necesaria una cambio drástico que dirija los recursos a crear empleo y riqueza a través de una fuerte estructura productiva? Es verdad, pero se dice muy pronto y se hace muy tarde. Cuando uno juega en una economía de mercado en la que el capital decide ir para un lado u otro, no es tan fácil y menos se hace de un día para otro. ¿Que sería necesario?, es indudable pero no es sencillo. No hay cosa peor que conducir un Seiscientos y querer meter la velocidad de un Mercedes. Se acaba quemando el Seiscientos. Pero si hablamos de donde van los capitales, ¿no cree que hay una relación directa entre la capacidad de decisión independiente del gobiernos como el chino, el brasileño, o el indio y el camino que han cogido, el tipo de estructura económica? Eso es indudable. El haber tenido capacidad de decisión ha sido muy importante. Incluso los países latinoamericanos que han estado en una situación muy mala cuando han seguido las prescripciones del neoliberalismo económico, en esta crisis están teniendo una situación mucho más confortable, porque han pasado del neoliberalismo económico y están haciendo su propia política pasando del FMI. Ahora, hay otro tema. Las tasas de crecimiento de los países emergentes son engañosas. Porque eso que llamamos PIB tiene un factor convencional y es que se recoge toda la economía que pasa por el mercado. Todo lo que es autoconsumo de una familia, porque tienen gallinas u ovejas, o porque cultivan y lo consumen, o las faenas domésticas… todo eso no va al PIB. Si de repente hay cambios de estructura y el autoconsumo es menor y la agricultura empieza a entrar en el mercado, hay mayor incremento del PIB sin que realmente se haya incrementado. Antes no pasaba por el mercado y no se contabilizaba, y ahora sí y se contabiliza. Hablando de una banca pública que asegurase el crédito a la pequeña y mediana empresa, a los autónomos y familias, hay que tener en cuenta que el sector financiero acapara el 70% de los recursos del país, que los beneficios de la banca en el 2009 han venido precisamente de la compra de deuda pública, habiéndoseles además otorgado un rescate bancario. ¿No cree que esos recursos habría que ponerlos al servicio de la salida de la crisis del país, al servicio de las pymes y de las clases populares? Pero eso no lo puedes hacer mientras sea banca privada. Por eso mantengo lo de la banca pública que pueda hacer una competencia fuerte a la privada con intereses que no sean privados, sino que vayan al servicio de todo el país ¿No cree que debe ser una exigencia la reducción de todos aquellos gastos superfluos, despilfarro, corrupción o clientelismo que permitirían el aumento en educación, sanidad, o empleo público? Debe ser una exigencia sobre todo por un elemento ético. No creo que cuantitativamente significase mucho, pero debería hacerse por ética. Más que acometer el gasto, que habría que hacerlo, hay que acometer los ingresos y los impuestos.

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