Entrevista José Miguel Viñas, meterólogo

La tormenta del siglo

De la mano de la meteorología tratamos de comprender un fenómeno que quedará marcado en el calendario de la memoria de todo el país. 

José Miguel Viñas (@Divulgameteo) es físico del aire y comunicador científico, especialista en Meteorología. Es meteorólogo en Meteored, en el portal www.tiempo.com, y consultor de la OMM (Organización Meteorológica Mundial). Fundador de la Asociación de Comunicadores de Meteorología que ha presidido, es colaborador habitual en RNE y COPE, y ha participado en varios espacios televisivos de divulgación científica. 

¿Qué es Filomena?

Es una borrasca, y no a todas se les pone nombre. Esto se ha empezado a hacer hace tres años. Desde hace mucho tiempo los ingleses nombran a las borrascas de impacto elevado cuando ven que una de esas se dirige a las islas británicas. Tienen una lista de nombres y se lo asignan. Están aliados con los irlandeses y holandeses. Hace tres años, el AEMET hizo algo parecido con Portugal, Francia y Bélgica, para que cuando llegue una borrasca en el suroeste de Europa que pueda afectar a estos países, se le asigne un nombre. La lista oficial está consensuada, y cuando hay datos que estiman que esto puede pasar asignan un nombre, que es lo que ha pasado con Filomena. La temporada empezó con Alex, y ya vamos por Filomena, o sea que han sido varias. 

La singularidad con Filomena es que nos llegó una masa de aire muy frío de origen ártico que hizo bajar mucho las temperaturas, sobre todo en el norte, y se fue extendiendo por toda la península. Entonces llegó Filomena a Canarias, que empezó a inyectar aire muy húmedo de procedencia marítima al interior peninsular. Esto los modelos lo estaban captando con días de antelación. Cuando ya se ve muy claramente lo que finalmente ha ocurrido, sorprende que no se adopten medidas preventivas. Se están haciendo cosas pero cuando ya ha llegado la gran nevada. 

¿Qué ha habido diferente?, y ¿por qué en Madrid?

El reparto de la nieve ha sido en una zona muy extensa y ha habido lugares con más nieve, pero al estar la capital con tanta población destaca más que las demás. En Toledo o Teruel ha nevado cantidades superiores o similares. Si parece que Madrid se lleva la peor parte es porque donde ha caído igual o más no hay población. Por otra parte la nieve ha eclipsado a la lluvia, porque en Málaga, por ejemplo, hay víctimas mortales, o en Canarias hemos visto lluvias torrenciales. Las lluvias suelen ser más habituales, lo que no lo es tanto es una nevada de esta magnitud. 

De vez en cuando se dan las combinaciones perfectas para que ocurra esto, y esta ha sido una de estas situaciones. Cuando ves grandes nevadas en la historia es porque se han dado las circunstancias especiales que se han dado ahora, pero no es algo habitual, afortunadamente, porque si fuera así nos costaría mucho adaptarnos. 

¿Y por qué se ha producido tanto hielo después?

Esta ha sido otra singularidad de este fenómeno. Las grandes nevadas que dejan nieve en una zona amplia de nuestros país pasan siempre con borrascas que se cuelan por el sur y empiezan a meter mucha humedad del Mediterráneo o del Atlántico. Las nevadas asociadas a vientos del norte solo se acumulan en el norte, no tienen una extensión comparable a esta. Hay quien se pregunta cómo puede traer tanta nieve una borrasca del sur, pues precisamente porque de otra manera no hubiera traído tanta humedad.

La singularidad es que este episodio el final ha terminado con nieve, no con lluvia. Muchas veces pasa que el aire más cálido sube la cota de nieve y termina lloviendo, o la nieve desaparece antes de que lleguen las temperaturas más bajas. Por eso ha pasado esto, porque la nieve está intacta. Dejó de nevar, no llovió después, y se ha iniciado este proceso de heladas fuertes. El tiempo está anticiclónico, el día soleado, por encima de cero grados, y se fusiona la nieve. Al caer la temperatura por la noche se congela todo, y cada vez se compacta más y se endurece el hielo, hasta que no se pueden meter máquinas quitanieves. Es un problema muy grande. 

¿Con qué otra tormenta podemos comparar lo que ha pasado?

He estado documentándome y me he centrado en Madrid, por acotar la referencia. Hay que tener en cuenta la dificultad para establecer el espesor de la nieve porque no es uniforme. Hay lugares que hay acumulaciones de más de un metro, pero es porque la tormenta vino acompañada de ventiscas durante mucha horas, el viento arremolina la nieve en zonas que hacen de pantalla, donde se empieza a acumular, y puede haber más centímetros de los que son objetivamente. 

Hablamos de entre 30 y 50 centímetros, sin tener en cuenta el facto adicional que comentaba. Nevadas similares las hemos tenido en marzo de 1971, con un promedio de 25 centímetros, con alguna zona de 40; ese mismo año, en diciembre, hubo una ola de frío de las más importantes del siglo pasado, pero la nieve fue muy anecdótica. La anterior fue en febrero de 1963, entre 30 y 35 centímetros, y a principios del siglo XX, con nevadas iguales o superiores, en febrero de 1907. Por los datos acumulados en crónicas periodísticas, entre 20 y 50 centímetros, y la de noviembre de 1904, que es superior y que está documentada por el antiguo instituto meteorológico del Retiro. Desde 1904 es la mayor, empatada con la de febrero de 1907.

¿Existe un patrón?

No. Aunque puede haber un periodo, como entre 1904 y 1907, en el que la situación atmosférica hace que estos fenómenos sean mas frecuentes, pero no es un ciclo regular. De hecho lo que pasa es que estos fenómenos son cada vez más infrecuentes y esto está relacionado con el calentamiento global. Las nevadas son cada vez menos copiosas. Que las temperaturas vayan subiendo hace que en muchas zonas no llegue a nevar cuando hace 30 años sí nevaba. Que cada vez haya menos nieve es compatible con un episodio como el que hemos vivido ahora. 

La subida de la temperatura, que se está trasmitiendo al océano, a la temperatura del agua, está alterando de forma rápida muchos patrones del comportamiento atmosférico. El clima se vuelve más extremo, con olas de frío y de calor, ciclones tropicales que es más probable que se acerquen a Europa… esto entra dentro de los fenómenos extremos, pero no son estos fenómenos invernales los que dominan, al revés, son las olas de calor. Como el planeta se está calentando hay más fenómenos asociados al calor extremo, lo que no quita que se puedan dar estas situaciones. 

¿Ha pasado lo peor del invierno?

No necesariamente, pero es improbable que se produzca algo similar. En febrero del 56, el mes más frío del siglo XX, se encadenaron tres olas de frío. La temperatura media del mes quedó por debajo de cero. No sueles pensar que tres semanas después va a llegar otra ola de frío. Son sucesos excepcionales, pero ese año pasó. 

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