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Los planes de rescate bancarios y las ayudas inyectadas a los grandes monopolios han desequilibrado las cuentas públicas europeas. La Comisión Europea prepara expedientes sancionadores contra siete países de la Eurozona, entre ellos España, por rebasar el tope del 3% de déficit público sobre el Producto Interior Bruto (PIB) que marca el Pacto de Estabilidad. En el caso de España, el déficit público llegará este año al 6,2% según todas las previsiones, frente al 4% de media en la Eurozona.
Nuestro aís, que hace muy poco era el alumno aventajado en las matemáticas públicas, presentando superávits fiscales año tras año, ahora sufre la reprimenda de Bruselas. ¿Es que acaso el gobierno de Zapatero ha vaciado las arcas públicas para incrementar la protección social de los trabajadores o evitar la quiebra de miles de pymes? A la vista está que no: 1,2 millones de parados no cobran prestación alguna, y las pymes cierran ante la ausencia de liquidez, acaparada en exclusiva por los bancos. La respuesta al vertiginoso incremento del déficit público en España es sencilla: los planes de rescate bancarios suponen el 4,9% y el 5% del PIB, frente al 1,2% de la media europea. Solbes ha vaciado las arcas públicas –sostenidas con los impuestos que pagamos todos- para ayudar a los grandes bancos. Pero no terminan aquí los peligros. Lo más grave está por llegar. Solbes ha manifestado que “intentará situar el déficit público por debajo del 3% del PIB en 2011”. Eso supone reducirlo a la mitad –desde el 6,2% al 3%- en sólo dos años. ¿Cómo lo hará el vicepresidente económico? ¿Eliminará las ayudas públicas a los bancos? ¿Reducirá drásticamente el despilfarro de gobiernos autónomos y administración central? Ya tenemos un precedente. Cuando el tratado de Maastricht obligó a España a situar su déficit público por debajo del 3%, el gran damnificado fueron, como no, los gastos sociales. Gracias a Maastrichtl porcentaje del PIB destinado a gasto social bajó desde el 24% al 19,8%. Pero eso sí, España entró en la moneda única, el gran objetivo de la oligarquía para poder disfrutar de las ventajas del mercado europeo. Ahora, Bruselas nos vuelve a reclamar una reducción del déficit, y la víctima volverán a ser los gastos sociales. Pero ahora será más grave. En un escenario de crisis cada vez más grave, el tijeretazo social ahondará la desprotección de los trabajadores.