El Observatorio

La Telenovela Latina

Ganador del Premio Herralde de Novela 2007 por «La enfermedad», el venezolano Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) es autor de una obra con amplios registros. Ha publicado poesí­a, cuento, novela, crónicas, es autor de la más reputada biografí­a editada hasta hoy sobre Hugo Chávez, colabora en prensa… y ha escrito numerosos guiones para telenovelas, tanto para las televisiones de Venezuela como para las de Colombia, México o Argentina. En una entrevista para «Quimera», nos ofrece interesantes perspectivas sobre el fenómeno cultural hispano de masas (junto a la música) de mayor influencia y calado social de los últimos cincuenta años.

¿Cuál es la diferencia entre estos tres géneros televisivos: las “soa operas”, los “sitcom” y la telenovela?Creo que la telenovela es fundamentalmente cursi. Son los sentimientos los que mueven a los personajes, todo es afecto desmedido, expresado sin pudor. Es la cursilería latina en su expresión quizás menos elaborada. Tiene que ver con el discurso del bolero, con el discurso del tango, con la ranchera… donde la intimidad es un hecho público, donde no hay mejor afecto que el sufrimiento, que el andar gritando por la calle “yo te amo”. En las “soap operas”, las telenovelas norteamericanas, los sentimientos no tienen un papel tan esencial. El dinero y el poder son mucho más importantes, mueven las historias. El “sitcom”, o la comedia de situaciones, sí es otra cosa totalmente distinta. Es un género muy diferente, incluso en su forma de producción. Pienso que es un producto más propio de la industria, con menos relaciones con la tradición del folletín literario.La telenovela es la fábrica del espectáculo de los sentimientos y también una fábrica de mitos. ¿Qué mitos ha construido la telenovela latinoamericana?El principal mito es el amor, por supuesto. El amor con un sentido, con una dirección, el amor con un destino de final feliz. La telenovela es en gran parte responsable de la educación sentimental del continente. Quizás para nosotros no, pero en algún momento fue el vehículo principal que hablaba del amor, de los sentimientos, de las reglas para alcanzar la felicidad. Había unos mitos, sobre todo ligados a la mujer, que fueron fundamentales y que creo que siguen funcionando. Hay cantidad de patrones que ha promovido y distribuido la telenovela que tienen que ver con nuestros afectos y con nuestros juicios sobre la sexualidad, sobre la feminidad, sobre la vida en pareja… Fíjate como hay cosas que en la televisión no se permiten. En la televisión latinoamericana, en general, no se permite hablar seriamente de la homosexualidad. Siempre está satanizada, purgada, siempre es un chiste como de locas que botan plumas. En muy pocos momentos la telenovela ha sido capaz de incorporarla como una realidad o como una diversidad legítima, trágica o feliz… En el siglo XX latinoamericano quizás la telenovela ha tenido más importancia educativa que la iglesia católica. Aunque digan o dejen de decir lo mismo. Piensa tan sólo en el mito del matrimonio, por ejemplo. Durante años, en las telenovelas, las mujeres sólo existían para esperar a un hombre que se casara con ellas…¿La telenovela es un género ficcional de la literatura o de la televisión?Para mí no es un género literario. No lo puedo ver así. Incluso tengo la idea de que la telenovela está más ligada a la oralidad que a otra cosa. La telenovela en América Latina se oye mucho. Todos conocemos el código, la gente ve telenovelas mientras hace otras cosas, la gente ve telenovelas mientras se encarga de los oficios de casa, mientras recoge, mientras prepara todo para el día siguiente. Quiero decir: la telenovela es en el fondo un chisme enorme. Se ve, pero sobre todo se escucha. Tiene más de tertulia que de género literario. Además, lo escrito en la telenovela, el libreto, es un insumo que se transforma demasiado en todo el proceso de producción. Pasa por un productor, por un director, por un actor (bueno o malo), incluso por un apuntador… El objeto final tiene muy poco que ver con lo escrito al principio.¿Cuál es el verdadero poder y las posibilidades de la telenovela?El poder de la telenovela es inmenso. Su impacto en las grandes audiencias es asombroso. Y en ese camino, y dentro del ámbito de contenidos que maneja la telenovela, hay muchísimas cosas que se podrían hacer. Nada más, por ejemplo, imagínate si todas las telenovelas recrearan y narraran, de manera crítica y cuestionadora, todas las relaciones que implican los diversos niveles de violencia doméstica, intrafamiliar. Nada más con que promovieran la denuncia, con que invitaran a las víctimas a dejar el silencio, ya estarían ayudando a producir cambios importantes en nuestras sociedades.

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