Sólo unas horas antes, en una entrevista a El País y otros cuatro diarios europeos, Merkel lo había dejado claro: «para salvar al euro hay que ceder más soberanía». Es decir, más poder para que Berlín imponga las reformas, recortes y ajustes que los demás tenemos que sufrir.
Y le ha faltado tiempo para poner en práctica sus palabras, exigiendo al gobierno griego que acepte el envío de un “súper-comisario” europeo, una especie de virrey alemán con derecho de veto sobre las decisiones del parlamento heleno y capacidad para prohibir el gasto público que considere necesario para asegurar que el grueso de los ingresos fiscales se destinan al pago de la deuda.Tampoco hay clemencia para España. El objetivo de reducir el déficit al 4,4% para este año se mantiene inflexible, a pesar de que hace sólo unos meses las previsiones hablaban de un crecimiento del 2,3% del PIB y ahora anuncian una caída del 1,7%. La nueva reforma laboral debe ser inmediata, contundente y profunda, nada de retrasarla o ceder ante los sindicatos por temor a movilizaciones obreras. Y de dedicar los excedentes de los fondos comunitarios a políticas de creación de empleo, ya veremos. Esta nueva teoría de la “soberanía limitada” en la zona euro, donde los países están obligados (incluso constitucionalmente) a aplicar las recetas de austeridad germanas de grado o por fuerza, empieza a recordar peligrosamente la que aplicaba la antigua Unión Soviética a sus satélites para saquearlos. «Una nueva teoría de soberania limitada se abate sobre la zona euro» Con la diferencia, eso si, de que la URSS usaba sus divisiones acorazadas para imponer las limitaciones a la soberanía, mientras Berlín –tal vez aprendiendo de la propia experiencia histórica– prefiere utilizar sus “instrumentos de tortura financiera”, como una vez los denominó el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung –el Wall Street Journal de la oligarquía financiera alemana– a propósito de los enfrentamientos entre el canciller Schröder y Aznar. Unas recetas que a nuestro país nos están costando tan caras, que ya ningún experto duda hoy que el paro escalará este año a una escalofriante cifra cercana a los 6 millones y que la recesión de la economía se prolongará hasta el 2014 cuanto menos, mientras que necesidades básicas y vitales para el 90% de la población como la sanidad y la educación empiezan a verse severamente afectadas por los recortes.Y ante esta sombría perspectiva, Rajoy sonríe ante Merkel y no tiene más respuesta, que conozcamos, que asegurarle que cumplirá todos sus mandatos, aunque eso signifique hacer, según sus propias palabras, “algo parecido a Portugal”. Un país donde a raíz del rescate se están aplicando recortes todavía más drásticos que en España, lo que ha hundido su economía en una recesión que este año reducirá un 5% su PIB y en 2103 otro 3%. Sacrificar el crecimiento económico, la creación de empleo y el bienestar social a los mandatos alemanes de austeridad fiscal que sólo producen paro, recesión y empobrecimiento, ¿este es el cambio del que hizo bandera el PP en la campaña electoral, y que ahora repite en Andalucía?
Empiezan a oírse numerosas voces acusando a Rajoy de ser demasiado seguidista de la “derecha alemana”, de no plantarse ante ella y seguir ciegamente sus mandatos económicos y sus cánones ideológicos. Una critica que desdibuja los hechos y desenfoca el blanco, impidiendo ver la realidad. No es en las políticas de “la derecha” (aunque sea la alemana) donde hay que buscar el origen de nuestros males. «La defensa de la soberanía nacional ha pasado a ser la clave de lo que depende todo lo demás» ¿Acaso no fue un hombre supuestamente de izquierdas como Obama (que en su país sí aplica políticas de estímulo para crear empleo) el que llamó a Zapatero para ordenarle el mayor plan de ajuste en 50 años, de lo que por cierto nada dicen muchos de los actuales críticos de Rajoy? ¿No fue ese mismo gobierno supuestamente de izquierdas el que aceptó sumisamente, mano a mano con el PP, una reforma de la Constitución impuesta por Merkel para asegurarse que los banqueros alemanes cobrarán sus deudas antes que los jubilados españoles sus pensiones?Poner el foco en la “derecha alemana” y sus políticas de disciplina y austeridad fiscal es borrar de un plumazo la causa principal de una crisis que ya es, con diferencia, la mayor que ha sufrido nuestro país en los dos últimos siglos. Es en la creciente hipoteca y entrega a manos llenas de la soberanía nacional de la que hacen gala tanto PP como PSOE la que nos obliga a tragar con unas recetas que van en contra de nuestros propios intereses, pero que, eso si, benefician enormemente a bancos y multinacionales. Y eso lo hace, indistintamente, la derecha (PP) y la izquierda (PSOE) del modelo bipartidista. Plegándose, indistintamente también, tanto a los mandatos de una estricta gobernanta de la derecha alemana, como a un presidente demócrata norteamericano. Sin comprender esta verdad, que la defensa de la soberanía nacional ha pasado a ser la cuestión clave de la que dependen todas las demás, incluida la salida de la crisis, nada de lo que ocurre hoy en España podrá ser entendido.