Elecciones en Alemania

La socialdemocracia propone medidas contra la crisis

«No puede ser que un ejecutivo bancario gane lo mismo que 500 enfermeras», dijo ayer Steinmeier en su intervención preelectoral berlinesa.

El residente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Franz Müntefering, se ha lanzado a la reconquista del este del paí­s con la propuesta de redactar una Constitución que sustituya a la actual Ley Fundamental (Grundgesetz), en vigor desde 1949. Müntefering recoge de esta forma, 20 años después de la caí­da del Muro, una vieja demanda de muchos ciudadanos procedentes de la antigua República Democrática Alemana (RDA).El programa, acordado por unanimidad por el directorio del partido Socialdemócrata alemán (SPD), da un giro por la necesidad de distanciarse del partido de Merkel. Con quienes ha gobernado, hasta confundirse con ellos, desde 2005. Actualmente los socialdemócratas tienen una intención de voto que oscila entre el 24% y el 27%, mientras que la CDU de Merkel oscila entre el 34% y el 37%. El SPD quiere también invadir el discurso social del partido de la izquierda (Die Linke) liderado por el carismático Oskar Lafontaine, que, de momento no está sacando gran provecho de la crisis económica.Se centra en la polí­tica social y de apoyo a las familias de menores ingresos, y de aquellas que tengan muchos hijos. Apoya un aumento de las asignaciones familiares y también se exige que se instaure un sueldo mí­nimo generalizado y no sólo para algunos sectores laborales como en la actualidad.En contrapartida, los socialdemócratas abogan por incrementar los impuestos a los sectores de ingresos elevados a fin de poder financiar amplios programas educativos. También proponen un nuevo impuesto a las transacciones bursátiles.Como otros paí­ses europeos, Alemania se encuentra inmersa en la mayor transferencia de dinero público de la historia, que fluye hacia los bancos que provocaron o contribuyeron a la quiebra financiera. Esa operación, en la que la aportación de cada ciudadano a el impune saqueo de la banca. No ha sido objeto de debate. Por el contrario, el programa del SPD que contempla un ligero aumento de impuestos para los ricos, del 45% al 47% para quienes ganen mas de 10.000 euros al mes, y un bono de 300 euros para quienes no tienen más ingreso que su salario y renuncien a hacer declaración de impuestos, que en Alemania se suele hacer con fines de retribución, está generando un revuelo considerable. Sobre todo en la prensa de la derecha y la patronal.Curiosamente, la ciudadaní­a parece aprobar la tendencia sugerida, que es insignificante si se pone al lado de lo que se está regalando a bancos y empresas. Una encuesta de la televisión ARD, publicada el sábado, arroja un 59% de partidarios y un 28% de adversarios de la idea de incrementar la imposición a los ricos. «No puede ser que un ejecutivo bancario gane lo mismo que 500 enfermeras», dijo ayer Steinmeier en su intervención preelectoral berlinesa.Todos los sondeos confirman la tendencia de las últimas décadas y se prevé que en los comicios ningún partido obtendrá la mayorí­a absoluta. Por tanto, será necesaria la formación de un gobierno de alianzas, como el actual, en el que la canciller Angela Merkel gobierna con una coalición de su partido conservador Unión Cristianodemócrata (CDU), con la Socialdemocracia.»Aquellos cuya riqueza se ha expandido masivamente en los últimos años debido a la burbuja especulativa, simplemente van a tener que pagar una contribución mayor para ayudarnos a sobrellevar la crisis económica», dijo Steinbrueck El partido aún debe decidir si aumentar lo que denominó el «Reichensteuer» (impuesto a los ricos) o reintroducir un impuesto a la riqueza abolido en 1996. afirmó.Steinbrueck, en una entrevista con el periódico Bild, dijo que aumentar la tasa de impuestos más alta mientras se reducí­an los umbrales de ingresos generarí­a una ganancia considerable. El rescate socialdemócrata de algunos de sus principios tradicionales para estas elecciones, como la introducción de un salario mí­nimo, el aumento de los impuestos a los ricos o la mejora de los subsidios sociales, causa cierta inquietud en La Izquierda. El hasta hace poco pujante partido, que resultó del reciente matrimonio entre ex comunistas del este y disidentes socialdemócratas de la órbita de Oskar Lafontaine en el oeste, parece haberse estancado en las encuestas.La recesión económica que padece Alemania, las indecisiones de la canciller Angela Merkel para ofrecer soluciones rápidas y el marcado protagonismo que adquirió el ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, en el manejo de la crisis, convencieron al jefe del SPD que habí­a llegado la hora de desempolvar los tambores de guerra e iniciar con seis meses de antelación una campaña electoral que se anuncia sangrienta.Steinmeier sostuvo que la actual crisis financiera y económica «decantará claramente» las opciones electorales, porque los partidos conservadores subestiman las consecuencias sociales que acarreará la crisis. El programa del SPD, «hecho a la medida», es la respuesta correcta a la peor crisis económica en la posguerra, coincidieron los delegados a la sesión de la ejecutiva del SPD en Berlí­n.Aun que sea, de una forma oportunista y no por una preocupación sincera por las condiciones de vida de el pueblo. El partido socialdemócrata y la oligarquí­a alemana saben que el abismo social que se esta dejando ver en su forma mas cruda con la crisis económica, puede provocar un estallido social de gran magnitud si no se da respuesta a la dura situación de paro y marginación social al que están arrastrando a cada vez mas sectores de la población. Simplemente le esta pidiendo a la oligarquí­a que permita una cierta redistribución de la riqueza si no quiere que la situación se les vaya de las manos.Si en Alemania y en EE UU, se están dando cuenta del rechazo social, al inmenso gasto en rescates bancarios, y al descomunal diferencial de salarios y beneficios de los banqueros, imponiendo topes salariales y garantizando un salario mí­nimo. Dos gobiernos que nadie les podrí­a denominar como socialistas o revolucionarios. ¿Por que en España, el gobierno y los partidos no quieren oí­r hablar de una redistribución de la riqueza que como en Alemania tendrí­a el apoyo de la inmensa mayorí­a de la población?

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