La directoral general de la OMS, la Sra Margaret Chan, se defendió de las acusaciones de alarmismo y de servidumbre a la industria farmacéutica que ha provocado la benignidad de la pandemia de gripe A…
Argumentó que más vale ser recavidos que lamentarse. La posibilidad de que el virus mute y la enfermedad se vuelva más agresiva es todavía latente: “La influenza pandémica H1N1 no sería derrotada hasta el 2011 y se necesita continuar la vigilancia contra el virus ya que todavía puede mutar”, dijo la jefa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).Pero la directora no ha contestado a la investigación con la que la prestigiosa revista British Medical Journal y el canal 4 de noticias del país, junto a la revisión que el centro bibliográfico Cochrane Library hizo de los estudios sobre inhibidores de neuraminidasa en adultos, afirman que no sólo el Tamiflú no ha demostrado su eficacia sino que los estudios están bajo sospecha por haber sido financiados por su casa productora, Roche. No se pudo encontrar ningún ensayo de Tamiflú en adultos sanos financiados de forma independiente. Los análisis disponibles sobre los que se ha basado la compra millonaria de Tamiflú (el llamado análisis de Kaiser) se basan en 10 ensayos financiados por Roche, llevados a cabo por sus empleados y consultores, y únicamente dos han sido publicadas en revistas que someten estos a “peer reviewed” (revisión doble). Dentro de los ocho que no han sido publicado (que agrupan 2691 pacientes) está el mayor de los ensayos. El principal autor del mismo contó a la revista BMJ que él nunca hizo tal ensayo.Por otro lado, a pesar de que se ha afirmado a diestro y siniestro que el oseltamivir (Tamiflú) reduce las complicaciones de los pacientes con gripe, a pesar de que los gobiernos se han gastado miles de millones de euros en su compra a discreción, la comunidad científica, así como instituciones que evalúan la eficacia y seguridad de los medicamentos como la FDA norteamericana o la NICE británica, han sido incapaces de llegar a una conclusión firme. La cuestión funciona de la siguiente manera. Las agencias de control farmacéutico, como la FDA, piden datos a las companies antes de aprobar una licencia y pueden hacer sus propios análisis, pero muchos de estos datos no son revisados. Los informes de instituciones como la británica NICE se basan en datos de los laboratorios y revisions sistemáticas como las Cochrane (sobre material publicado y no publicado) pero raramente se va al estudio original, no se revisa paciente por paciente, puesto que supone un gasto de tiempo y dinero grande. Las revistas por otro lado, piden datos solo si sospechan fraude. Raramente lo hacen. Revisan sólo lo que se presenta en el manuscrito. Roche no ha hecho nada ilegal, ellos hacen lo que el sistema actual les permite. Los editores la BMJ denuncian que el sistema da una falsa sensación de seguridad sobre los fármacos en general. Los laboratorios hacen directa o indirectamente la mayoría de evaluaciones y la mayor parte de la evidencia para apoyar las políticas medicamentosas se oculta. Son los empleados de estos laboratorios los que ven esta información, es una minoría de casos los que están sometidos a análisis independientes. La ley del máximo beneficio toma así sus posiciones en la política mundial. La Sra Chan, en tanto representa a la OMS, no hace nada ilegal negando los hechos. Ella tan sólo hace lo que el sistema actual le permite, aunque lo que hace beneficia curiosamente siempre a los mismos. En este caso al señor Roche.