«En primer lugar, un plan de rescate de un billón de dólares impidió en mayo una quiebra inmediata de Grecia y una desintegración de la zona del euro, pero ahora las diferencias de deuda soberana en los países periféricos de la zona del euro han vuelto a los niveles vistos en el punto máximo de la crisis en mayo.»
En segundo lugar, con una serie de “ruebas de resistencia” financiera amañadas se intentó convencer a los mercados de que los bancos europeos sólo necesitaban 3.500 millones de euros en nuevo capital, pero ahora ya sólo el Anglo-Irish puede tener un agujero de capital de nada menos que 70.000 millones de euros, lo que inspira poderosas dudas sobre la verdadera solvencia de otros bancos irlandeses, españoles, griegos y alemanes. Por último, una aceleración temporal del crecimiento en la zona del euro en el segundo trimestre impulsó los mercados financieros y el euro, pero ahora está claro que se trató de una mejoría transitoria. (LES ECHOS) DEUTSCHE WELLE.- Los partidos de extrema derecha ya estaban en el Parlamento Europeo, y en el de Dinamarca, Holanda, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Italia, Bélgica, Bulgaria. Este domingo entraron también al Parlamento de Suecia. Frenar la inmigración, endurecer la respuesta al crimen y mejorar las condiciones de las pensiones son tres consignas con que el ultraderechista partido "Demócratas de Suecia" entró este domingo al Parlamento de Estocolmo, de larga tradición socialdemócrata. Con un 5,7 por ciento de los votos, la extrema derecha conquistó 20 asientos en el órgano legislativo sueco. Francia. Les Echos La resaca otoñal de la zona euro Nourie Roubini Después de un verano en que los europeos han olvidado sus desdichas bronceándose en la playa, ha llegado el momento de comprobar cuál es la situación real, pues los problemas fundamentales de la zona del euro siguen sin resolver. En primer lugar, un plan de rescate de un billón de dólares impidió en mayo una quiebra inmediata de Grecia y una desintegración de la zona del euro, pero ahora las diferencias de deuda soberana en los países periféricos de la zona del euro han vuelto a los niveles vistos en el punto máximo de la crisis en mayo. En segundo lugar, con una serie de “pruebas de resistencia” financiera amañadas se intentó convencer a los mercados de que los bancos europeos sólo necesitaban 3.500 millones de euros en nuevo capital, pero ahora ya sólo el Anglo-Irish puede tener un agujero de capital de nada menos que 70.000 millones de euros, lo que inspira poderosas dudas sobre la verdadera solvencia de otros bancos irlandeses, españoles, griegos y alemanes. Por último, una aceleración temporal del crecimiento en la zona del euro en el segundo trimestre impulsó los mercados financieros y el euro, pero ahora está claro que se trató de una mejoría transitoria. El PIB de todos los países periféricos de la zona del euro sigue contrayéndose (España, Irlanda y Grecia) o creciendo apenas (Italia y Portugal). Incluso el éxito temporal de Alemania está cargado de reservas. Durante la crisis financiera del período 2008-2009, el PIB se redujo mucho más en Alemania –por su dependencia de un comercio mundial que se desplomaba– que en los Estados Unidos. Un rebote transitorio de semejante caída pronunciada no es de extrañar y la producción alemana sigue siendo inferior a los niveles de antes de la crisis. Además, todos los factores que en la segunda mitad de 2010 y en 2011 provocarán una desaceleración del crecimiento de la mayoría de las economías avanzadas siguen activos en Alemania y en el resto de la zona del euro. El estímulo fiscal se está volviendo austeridad fiscal y un lastre para el crecimiento. El ajuste de existencias que impulsó la mayor parte del crecimiento del PIB durante unos trimestres ha concluido y las políticas tributarias que robaron la demanda al futuro (“dinero para fracasos” en toda Europa, etcétera) han expirado. La desaceleración del crecimiento mundial y los riesgos reales de que haya una recesión con doble caída en los Estados Unidos y en el Japón impedirán fatalmente el aumento de las exportaciones, incluso en Alemania. De hecho, los datos más recientes de Alemania –descenso de las exportaciones, disminución de los pedidos a las fábricas, crecimiento anémico de la producción industrial y desplome de la confianza de los inversores– indican que ha comenzado la desaceleración. En la periferia, el plan de rescate de unbillón de dólares y las blandas “pruebas de resistencia” aplazaron el momento de la verdad, pero los problemas fundamentales no han desaparecido: grandes déficits y cantidades de deuda pública que serán difíciles de reducir suficientemente, en vista de la debilidad de los gobiernos y la violenta reacción pública contra la austeridad fiscal y la reformas estructurales; grandes déficits de la balanza de pagos por cuenta corriente, pasivos externos del sector privado que serán difíciles de refinanciar y amortizar; pérdida de competitividad (debida a la pérdida de cuota de mercado en materia de exportaciones con gran densidad de mano de obra a mercados en ascenso, al aumento de los costos por unidad laboral y a la fortaleza del euro hasta 2008); escaso crecimiento real y potencial y riesgos enormes de los bancos y las entidades financieras (exceptuada Italia). Ésa es la razón por la que Grecia es insolvente y una reestructuración coercitiva de su deuda pública es inevitable y por la que España e Irlanda tienen graves dificultades e incluso Italia, que tiene una base fiscal relativamente más sólida, pero ha tenido una renta por habitante estática durante un decenio y ha hecho pocas reformas estructurales, no puede mostrarse autocomplaciente. Como la austeridad fiscal entraña más presiones recesivas y deflacionarias a corto plazo, sería necesario más estímulo monetario para compensar y un mayor aumento de la demanda interna –mediante una austeridad fiscal retrasada– en Alemania, pero los dos protagonistas mayores de la zona del euro –el Banco Central Europeo y el Gobierno de Alemania– no quieren participar en ese programa, con la esperanza de que un trimestre de buenos datos del PIB se convierta en tendencia. El resto de la zona del euro apenas está en mejor forma que la periferia: los vigilantes de los bonos pueden no haber despertado en Francia, pero los resultados económicos de este país han sido anémicos, en el mejor de los casos, impulsados más que nada por un miniauge inmobiliario. El desempleo supera el 9 por ciento, el déficit presupuestario asciende al 8 por ciento del PIB (mayor que el de Italia) y la deuda pública está aumentando rápidamente. Nicolas Sarkozy llegó al poder después de haber hablado mucho de reformas estructurales; ahora está debilitado incluso dentro de su propio partido y perdió las elecciones regionales ante la izquierda (el único caso en Europa de un cambio a la izquierda en elecciones recientes). En vista de que en las elecciones presidenciales de 2012 afrontará una dura ofensiva del candidato del Partido Socialista –lo más probable es que sea el temible Dominique Strauss-Kahn–, es probable que Sarkozy aplace la austeridad fiscal en serio y lance sólo reformas estructurales cosméticas. El Primer Ministro de Bélgica, Yves Leterme, como actual Presidente en ejercicio de la UE, habla ahora de una mayor unidad y coordinación de las políticas europeas, pero Leterme no parece que pueda mantener unido su propio país, por no hablar de Europa. Incluso Angela Merkel –en la Alemania que crece– ha quedado debilitada en su propia coalición. Otros dirigentes de la zona del euro afrontan una oposición política dura: Silvio Berlusconi en Italia, a quien hemos de esperar que pronto echen del poder; José Luis Rodríguez Zapatero en España; George Papandreu en Grecia. Y la política se está volviendo nacionalista en muchas partes de Europa, como lo refleja una reacción violenta contra los inmigrantes, las redadas contra los gitanos, la islamofobia y el ascenso de partidos de extrema derecha. De modo que una zona del euro que necesita austeridad fiscal, reformas estructurales y políticas financieras y macroeconómicas apropiadas está políticamente debilitada tanto en el nivel nacional como en el de la UE. Ésa es la razón por la que mimejor hipótesis es la de que la zona del euro vaya tirando mal que bien en los próximos años; en el peor de los casos (y con una probabilidad de más de un tercio), la zona del euro se fragmentará por la combinación de reestructuraciones de la deuda soberana y salidas de algunas de las economías más débiles. LES ECHOS. 17-9-2010 Alemania. Deutsche Welle ¿Europa cada vez más a la derecha? Rosa M. Lima / Bernd Riegert Los partidos de extrema derecha ya estaban en el Parlamento Europeo, y en el de Dinamarca, Holanda, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Italia, Bélgica, Bulgaria. Este domingo entraron también al Parlamento de Suecia. Frenar la inmigración, endurecer la respuesta al crimen y mejorar las condiciones de las pensiones son tres consignas con que el ultraderechista partido "Demócratas de Suecia" entró este domingo al Parlamento de Estocolmo, de larga tradición socialdemócrata. Con un 5,7 por ciento de los votos, la extrema derecha conquistó 20 asientos en el órgano legislativo sueco. “Estamos viendo en Europa una tendencia al éxito de los partidos xenófobos, y ahora están aquí”, lamentó la ministra sueca de Asuntos de la Unión Europea, Birgitta Olsson, del partido liberal. Otros partidos islamofóbicos, xenófobos, de ultraderecha, han ganado fuerza en los últimos años en naciones europeas como Dinamarca, Holanda, Francia, Suiza, Austria, Hungría, Italia, Bulgaria y Bélgica. ¿Fin de la Suecia socialdemócrata? El antiguo demócrata-cristiano y ahora líder ultraderechista de 31 años, Jimmie Akesson, hizo de un otrora grupo neonazi un partido, que sostiene que el Islam no es compatible con los valores suecos y se cuestiona la membresía de Suecia en la Unión Europea. Su éxito en las elecciones saca a relucir el problema de la integración en la sociedad sueca, tradicionalmente vista como modelo de democracia y tolerancia “Había (en la sociedad) una clara necesidad de un partido que se pronunciase contra los inmigrantes islámicos y contra una sociedad multicultural”, escribió Daniel Poohl, redactor jefe de Expo, revista sueca que ha seguido el desempeño de los partidos de extrema derecha. Los socialdemócratas han regido en Suecia más del 80 por ciento del tiempo transcurrido desde 1932. Visto así, “las elecciones del domingo marcan el fin de esa era y ello es una ganancia liberadora para la democracia sueca”, aseguró hoy el diario de mayor tirada nacional, Dagens Nyheter. Los perdedores de estas elecciones, con 17 escaños menos y su peor resultado desde 1914, fueron los socialdemócratas; pero la otra cara de la moneda del colapso socialdemócrata está en el ascenso de la extrema derecha. “Una desgracia para nuestro país”, dijo Dagens Nyheter. Gobiernos europeos hacia la derecha Europa debería alarmarse con el alto vuelo del joven populista de derecha, Jimmie Akesson, escribe este lunes el diario italiano Corriere Della Sera. “Como consecuencia de la crisis económica y los crecientes problemas sociales, muchos nuevos partidos de derecha y extrema derecha han parecido en la arena del circo político europeo”, afirma el rotativo. Los conservadores suecos se niegan a negociar una coalición con la ultraderecha y se proponen hacerlo con los verdes. Pero el Partido del Pueblo Danés (DVP), modelo y apoyo efectivo de los de los Demócratas de Suecia en estas elecciones, es el garante de la mayoría parlamentaria del primer ministro de Dinamarca, Lars LøkkeRasmussen. Tras el debate sobre las caricaturas de Mahoma en 2005 y 2006, el DVP obtuvo un 13,8 por ciento de los votos en 2007. Asimismo, el principal partido populista de derecha italiano, la Liga Norte de Umberto Bossi, con posturas xenófobas y por más autonomía del norte frente al más pobre sur de Italia y a Roma cuenta con cuatro ministros en el Gobierno de Silvio Berlusconi. Más de un Parlamento de Amsterdam a Viena Con su Unión Cívica Húngara (FIDESZ), la derecha populista de Viktor Orban gobierna este país este-europeo desde el pasado abril, con una mayoría de dos tercios; mientras el más extremista y abiertamente antisemita Jobbik (“Los mejores”) entró por primera vez en el parlamento con su propuesta de encerrar a los gitanos en campamentos, por el peligro que presuntamente representan para la vida pública. Otro partido anti-gitano se halla también en el Parlamento de Bulgaria: el “Partido contra los ataques gitanos”, ATAKA, con una televisora propia y posturas igualmente hostiles hacia judíos, turcos y homosexuales. El propio presidente francés Nicolas Sarkozy lleva a cabo una política de rasgos populistas contra la población gitana; mientras el radical Frente Nacional, liderado por Jean-Marie Le Pen, ganó alrededor de un nueve por ciento de los votos en las últimas elecciones regionales francesas. En Bélgica el partido independentista flamenco NV-A, una formación conservadora aunque no xenófoba, pasó a ser la fuerza líder del Parlamento con un 17,4 por ciento de los votos el pasado junio; en tanto el extremista de derecha Vlaams Belang sufrió un retroceso, a pesar del cual alcanzó el 7,76 en los comicios. Por su parte, el nacional conservador Partido Popular Suizo (SVP), que tiene mayoría de escaños en el Consejo Nacional (la mayor Cámara del Parlamento) y se pronuncia por la repatriación inmediata de extranjeros que cometan delitos, obtuvo un 27 por ciento en las elecciones de 2007. La mayoría de los votantes suizos votó recientemente contra la construcción de Minaretes en su territorio. También en Holanda el Partido para la Libertad, del islamófobo Geert Wilders, que defiende derechos para los “verdaderos holandeses”, se convirtió en la tercera fuerza parlamentaria en 2006. Su similar austríaco, el populista y abiertamente xenófobo Partido para la Libertad (FPÖ) emergió como tercera fuerza del país con un 17,5 por ciento en las elecciones de 2008 y sigue ganando fuerza tras el debilitamiento de la alianza BZÖ con la muerte de Jörg Haider. El Parlamento Europeo y otros grandes En España, Alemania y Gran Bretaña los partidos de extrema derecha no juegan un papel relevante a escala nacional. En Gran Bretaña, el “British National Party” no tiene protagonismo alguno, aunque la coalición liberal conservadora gobernante sí pretende endurecer la política migratoria. En Alemania, los partidos e iniciativas ciudadanas de extrema derecha sólo están representados en el Parlamento de algunos Estados federados y comunidades. En España, conservadores y socialdemócratas dominan la política nacional, manteniendo más bien al margen a falangistas franquistas y alianzas nacionales o regionales xenófobas, con más reducida representación institucional. Pero tampoco el Parlamento Europeo se salva de la tendencia populista de derecha. En las últimas elecciones europeas de 2009, las agrupaciones radicales de derecha, nacionalistas o xenófobas avanzaron en las votaciones –aunque su cifra de diputados permanece por debajo del diez por ciento. Estas agrupaciones no han logrado ponerse de acuerdo entre sí para constituir una fracción parlamentaria, pero sí ganaron asientos en el Parlamento, especialmente para diputados provenientes de países pequeños y Estados del este europeo. El Vlaams Belang belga, el ATAKA búlgaro, el DVP danés, el Wahre Finnen finés, el FPÖ austríaco, el Orden y Legalidad lituano, así como el British National Party tienen cada uno 2 asientos. El Frente Nacional francés y el Gran Rumania, ganaron 3, el Partido para la Libertad holandés 4 y la Liga Norte italiana 9. DEUTSCHE WELLE. 20-9-2010