Cristóbal Lagos - Sec. Gral Federación de Estudiantes de Chile

La rebelión chilena

El mundo está cambiando a pasos agigantados. Cada dí­a las transformaciones se suceden y los acontecimientos nos colocan en una nueva encrucijada. En esta coyuntura los pueblos y ciudadanos del mundo toman posiciones. Una nueva cultura polí­tica se abre paso.»

Durante más de ocho días hemos «erseguido» a los representantes del movimiento estudiantil chileno. En la calle, en las marchas, en asambleas, en ruedas de prensa… de sol a sol ni un minuto de descanso. Al final, conseguido el resuello suficiente para una entrevista, las primeras palabras de Cristóbal Lagos, secretario general de la Federación de Estudiantes de Chile, son de agradecimiento: «si no fuera por la atención que nos prestáis desde fuera, aquí la represión hubiera sido mucho mayor». En las páginas siguientes hemos querido ofrecerles algunos retazos que permitan comprender mejor cómo se viven los diferentes movimientos sociales que se están levantando por todo el planeta. Después de algunas líneas dedicadas en anteriores números a analizar sus razones estructurales, ponemos nuestros medios, que son los de ustedes, al servicio de lo que algunos de sus protagonistas tienen que contar: Santiago, Tel Aviv, Madrid, París, Bruselas… Cristóbal Lagos Secretario General de la Federación de Estudiantes de Chile¿Cómo surgen las masivas movilizaciones estudiantiles en Chile? No hay una tesis muy clara sobre cómo surge el movimiento estudiantil y por qué surge precisamente este año. Sin embargo uno podría decir que hay varios factores que se pueden apuntar y que hoy día se juntan. Primero hay una acumulación de los años anteriores, en los que habían habido movilizaciones. Hace un par de años se empezaron a instalar ciertas demandas en torno al endeudamiento y el lucro. Justamente este es el año en el que ha salido la primera generación de estudiantes que estudia con crédito con aval del Estado, que es un crédito que dan los bancos, casi con un 3% de interés. Por lo tanto se vive y se evidencia mucho más lo que es el endeudamiento. Por otro lado, y ésta sería una cuestión inevitable a considerar, están los errores que comete un gobierno de derechas. Sebastián Piñeira comete toda una serie de errores que van cercenando los ánimos, tensionando las relaciones internas, y hace que la gente empiece a movilizarse cada vez más, hasta lo que tenemos hoy día. Es un movimiento consolidado, con demandas claras, con una ciudadanía que apoya, y con un gobierno que va bajando cada vez más en las encuestas. ¿Cuál es la composición del movimiento, porque son ya muchos sectores sociales los que están representados? En términos formales el movimiento está constituido por la CONFECH, que son las universidades tradicionales, lo que llamamos las universidades estatales más el par de universidades privadas que se fundaron antes de la reforma de 1981, que hizo Pinochet; por otro lado están los profesores y los estudiantes secundarios de los colegios públicos, que hoy día se están sumando en términos formales. Pero en términos informales, y no a nivel orgánico sino de masividad en las calles, de apoyo, están los estudiantes universitarios de las instituciones privadas, y la ciudadanía integral que se está sumando a las marchas. Supongo que cada vez más las reivindicaciones de los trabajadores se unen a las de los estudiantes… Éste movimiento empezó con algunas demandas gremiales, por algunos cambios de criterios en las becas, sin embargo fue tomando características más sociales cuando las demandas se extrapolan, como el tema del lucro o del endeudamiento, a problemas sociales, de país: una dotación segmentada, desigual, que beneficia más a los ricos que a los pobres… temas sociales que hacen que la ciudadanía salga en masa a apoyar estas movilizaciones, y que hacen que se convierta en un movimiento más político que gremial. ¿Qué repercusiones está teniendo este movimiento en la política del país? En primer lugar la oposición, que en primera instancia no nos tomó muy en cuenta, está articulando parte de su discurso en función a esto. La izquierda también empieza a ordenarse en términos políticos para representar a los movimientos sociales. Y luego, éste es el tema central a nivel político. La Educación desplazó las demás problemáticas sociales a un segundo plano. En los últimos cuatro meses, en todos los noticieros, en todos los programas en los que se habla de política, las editoriales de los diarios, han sido en base al tema de la Educación. Han salido muchos expertos a hablar de cuáles tienen que ser las reformas, se han empezado a organizar instituciones que antes no se podían organizar, como las instituciones privadas; la gente ha visto la necesidad de empezar a organizarse, como las juntas de vecinos, para apoyar este movimiento. ¿Cuáles son las reivindicaciones principales del movimiento? Fin al endeudamiento y fin al lucro. Aquí se está peleando por una reforma del sistema de educación. Fin a la segmentación y por una educación de calidad, gratuita y para todos. Este es el resumen de lo que busca la reforma que se está planteando. Pero en su propio contenido el movimiento tiene una largo recorrido, me refiero a que en el manifiesto habláis de la nacionalización del cobre, y de un proceso de cambios constitucionales… Esto pasa cuando se empiezan a ahondar las demandas. Nuestras demandas son la gratuidad de la Educación, de calidad y para todos. Pero cuando nos preguntan y la derecha nos dice que hoy día es imposible que tengamos educación gratuita, nosotros proponemos que se renacionalice el cobre y los recursos nacionales, y ahí vamos a poder conseguir recursos. Cuando nosotros pedimos educación de calidad para todos es que tiene que pasar por un tema de reforma constitucional, porque el Estado no se hace cargo de la educación por términos constitucionales. Es una condición del año 81 que delega la educación en las instituciones privadas. Para concretar las demandas que nos piden nosotros proponemos que se haga por estos medios. Se trata de profundizar las demandas, no de cambiarlas. O sea que en el propio desarrollo de vuestras reivindicaciones os habéis tenido que enfrentar a los obstáculos que existen en el modelo político… Exactamente. Para que el Estado pueda verdaderamente garantizar la educación tienen que haber cambios constitucionales. Una de las cosas que denunciáis es que la riqueza y recursos del país esté en manos de unas pocas familias. ¿Cuáles son los principales grupos de poder del país y cuál es su relación con la clase política? Nos enfrentamos a los grupos de poder que tienen que ver con los principales empresarios chilenos. Hay cinco familias que concentran la mayor riqueza hoy día en Chile, que tienen relación incluso con el Presidente y muchos de los parlamentarios de derechas; la Iglesia Católica es también uno de los poderes que incide mucho en Chile. Es a ellos a quienes nos enfrentamos para que el Gobierno ceda en sus posiciones. Los Lucsik, los Claro, los Piñeira… están defendiendo su riqueza y no quieren que el sistema cambie. Ya han avanzado mucho en imponer un sistema neoliberal que ayuda a los más ricos. Lo que defienden son sus intereses. Nosotros defendemos el interés de la mayoría. Una de las principales banderas que levantan los movimientos sociales en todo el mundo es la de la soberanía nacional, es decir, la denuncia de la intervención de potencias y centros de poder extranjeros en los asuntos nacionales. ¿Cómo se refleja esto en Chile? En términos del movimiento estudiantil no ha estado presente. El problema de la intervención internacional ha sido más una ayuda por el problema de la represión. Los organismos internacionales y la prensa internacional, al estar pendiente del conflicto ha ayudado a parar un poco la represión que en algunos momentos se ha dado. La UNICEF y la ONU han sacado declaraciones apoyando alguna de las demandas de los estudiantes, y diciendo que no pueden dejar que se mueran estudiantes menores de edad que estaban en huelga de hambre, y denunciando lo que está pasando. Más allá de salir a decir que hay países que están interviniendo acá, que es algo que no se ha dado, han habido instituciones internacionales que nos han ayudado. Te lo preguntaba porque es imposible entender lo que está pasando en muchos países sin partir de las presiones de los principales centros de poder internacional que obligan a aplicar recortes y al empeoramiento de las condiciones de vida de la gente, es decir, la dirección de la política nacional «desde fuera». Lo que pasa es que Chile está acostumbrado a tratar de seguir modelos extranjeros, principalmente el de EEUU, por eso nuestro sistema educativo es muy parecido al estadounidense, pero no es una presión que ahora se haya dado. Se dieron más en los años 80, desde el golpe militar, y ha sido constante. Claro, nos hemos enfrentado a ello pero como una constante, no como un factor nuevo que viene a meterse ahora, sino que es histórico en la conformación del sistema político y económico en Chile. Una de las cosas que llaman la atención es el resurgir de las referencias a Salvador Allende y su modelo político. Es inevitable hablar de Allende y no hacer referencia a la intervención norteamericana, y, ahora, a su voluntad respecto al destino de Chile. Como te decía se ha planteado, pero no es un factor preponderante. Hemos visto como en el resto de latinoamérica hay sistemas distintos, mucho más sociales, en los que el Estado se hace cargo de la educación, y hemos tratado de ponerlos como ejemplo. Pero EEUU no está presente en las discusiones más allá de temas históricos. Hablabas antes del apoyo internacional, ¿cuáles son las muestras de solidaridad que habéis recibido? Recibimos el apoyo de los estudiantes de otras partes del planeta. Latinoamérica ha sido fundamental. En Argentina han hecho una cantidad de marchas increíble, en Uruguay, en Ecuador, en Colombia, en Venezuela, en Alemania, en España… tenemos fotos de apoyo estudiantil detrás de la Torre Eiffel. La misma presidenta de Brasil invitó a la principal vocera del movimiento a conversar allí de manera directa, y hemos tenido invitaciones de otros países para hablar del movimiento. Este apoyo internacional ha permitido que la represión, si bien ha sido terrible, no haya sido tan fuerte como en otras partes. El mundo ha tenido puesto el ojo sobre lo que está pasando en Chile. Denunciáis el control de la educación por parte de grandes grupos económicos, y por lo tanto una educación clasista. Los países que están creciendo siguen una política de redistribución de la riqueza, elevando el nivel de vida de la población e impulsando el mercado interno, ¿es también la redistribución de la riqueza un problema clave para Chile? Dentro de nuestras propuestas entendemos la educación como un espacio en el que se le dan oportunidades a todos los ciudadanos por igual. También hemos planteado una reforma tributaria. Desgraciadamente hoy día Chile está en los rankings de los países más desiguales del mundo. Entendemos que si hay desigualdad en la Educación es porque la hay en el país. Redistribuir los recursos económicos en Chile, hacer que sea un país mucho más igualitario y que todos tengamos oportunidades. Otro aspecto fundamental de vuestras exigencias es más democracia, en la universidad y en la política… Uno de los ejes que ordenan nuestras reivindicaciones es la democratización. En Chile, lamentablemente, tenemos muchos resabios de la dictadura. Tenemos dificultades en la mayoría de universidades privadas, las que se crearon después del 81, donde no se pueden organizar los estudiantes, por no hablar de la elección de nuestras autoridades universitarias. No es un proceso separado del resto de la sociedad. A medida que la sociedad se democratice y se reconstituya el tejido social, podemos hacer que Chile sea más democrático. Una de las consignas es que las decisiones políticas las vuelvan a tomar la gente y no solamente los expertos, como se ha hecho en los últimos cuarenta años. ¿Cuáles son los siguientes pasos que vais a dar? Llevamos cuatro meses de movilizaciones y estamos bastante decepcionados con el tema de perder este mes o no, o de perder el semestre. Sin embargo han habido algunos acercamientos. El Gobierno nos ha recibido en una mesa de diálogo donde hemos resumido nuestras demandas en doce puntos. Hay algunos en los que se puede hablar y otros de los que el Gobierno ya ha dicho que no quiere ni hablar. Estamos viendo cómo sentarnos con el Ejecutivo y conseguir el mayor número posible de cosas. Sin embargo entendemos que el movimiento no se acaba acá, ni lo vamos a ganar todo hoy día, sino que vino un movimiento estudiantil para quedarse, y esta pelea es de largo plazo. Estamos sentando las bases que nos permitan dar la lucha en el largo plazo y transformar realmente la educación en este país.

Deja una respuesta