Euskadi

La realidad de la enseñanza de Euskadi

Si bien en estos años la lengua del Euskera se la ha utilizado como instrumento polí­tico de segregación nacional, el gobierno vasco intenta dar un paso adelante sobre la base de aprovechar el parlamento cerrado por la proximidad de las elecciones vascas. Un paso polémico y peligroso, en sí­ mismo y por su falta de debate y consenso. La educación que es la formación de nuestros niños es una responsabilidad tan preciosa como poderosa.

La nueva normativa, arobada por la consejería de Tontxu Campos de EA, socio del tripartito, fija la lengua vasca como lengua principal en Educación y destina 14 millones a Ikastolas y colegios concertados buscando el acuerdo de la financiación total, este sería un paso transitorio hasta que se apruebe la Ley del Sistema Educativo, en la que se contemplará la financiación completa.Vayamos por partes. Lo primero coloca al euskera a un nivel similar al “first” de inglés, nivel C1, superior al B2 que fija el currículo vasco para la enseñanza obligatoria. Según los estudios realizados por el Gobierno Vasco, ni los alumnos del modelo A ni los del B y solo una parte de los del D alcanzaría ese listón. Lo que supone reforzar la enseñanza de esta lengua en el Bachillerato, más horas de euskera para empezar. Una medida que su antecesora no salió adelante en el parlamento porque sus socios del PNV no la apoyaron tampoco, ahora por la vía de atrás se aprueba sin consenso y sin debate de ninguna fuerza política, pero sobre todo el qué se aprueba. Desde el poder el euskera se impone como una condición paras ser vasco en el ámbito profesional, la mejor manera de objetivizar su imposición, da igual que la gente quiera abrazarla o no por motus propio.Seguido con esto el acuerdo va destinado también a que se cierre un acuerdo basado en la financiación total de la red privada, privada que no pública, de Ikastolas y de colegios concertados. Éstos hasta ahora recibían el 80% de financiación para los gastos. Esta red que cubre el 51% de los alumnos de la comunidad, abre el debate de fondo, cómo en Euskadi se dan dos líneas de enseñanza paralela, una privada y semiconcertada ajena al debate público pero pagada por el estado y la pública. El cerco a las familias y personas que quieran aprender en castellano se estrangula más con esta medida, restando libertades denunciadas en varias ocasiones por las asociaciones de padres por el castellano. No es un problema de defensa de la lengua sino un problema de imposición.

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