El 42,8% de quienes votaron en 2008 a PP o PSOE han dado la espalda al bipartidismo. Son casi nueve millones de votos perdidos, que han puesto en quiebra el viejo modelo bipartidista. La suma de PP y PSOE suponía en 2008 el 83,7% de los votos emitidos. Ahora solo representa el 50,7%. Hace siete años los dos grandes partidos contaban con el apoyo del 62,3% del censo. Ahora solo los respaldan un 36,3%. O dicho de otra manera, dos de cada tres ciudadanos se niegan a votarles.
Y esta es una tendencia que no para de acelerarse. De 2008 a 2011 el bipartidismo perdió 3,6 millones de votos, principalmente a causa del hundimiento del PSOE. Y de 2011 a 2015, la suma de PP y PSOE ha disminuido en 5,1 millones.
En las últimas autonómicas y municipales el bipartidismo perdió las alcaldías de las tres principales capitales del país -Madrid, Barcelona y Valencia-. Desde entonces, en apenas siete meses, 2 millones de personas han dejado de votar al bipartidismo.
En territorios especialmente sensibles como Cataluña y Euskadi, ni PP ni PSOE aparecen entre los dos principales partidos, y la suma de ambos ha quedado reducida al 25% de los votos, la mitad que la media en toda España.
La holgada mayoría absoluta que el PP conquistó en 2011, con más de 10 millones de votos, se ha convertido en un agudo retroceso. Ha perdido más de 3 millones de votos -un tercio de los que tenía hace cuatro años- y 63 escaños.
Incluso en aquellos lugares considerados sus feudos históricos, y donde conserva la mayoría, el desplome del PP es mayúsculo. Perdiendo medio millón de votos tanto en Madrid como en Valencia, o un tercio de su peso electoral en Murcia.
El PP, que ya perdió en mayo buena parte del enorme poder autonómico y municipal que concentraba, ha pasado de ser un partido monolítico a ser sacudido por tensiones internas, donde incluso el liderazgo de Rajoy, puede llegar a ser “sacrificado”.
Aún en el caso de que el PP consiga finalmente formar gobierno, será en permanente debilidad y necesitado de apoyos externos constantes.
Pero lo más significativo es que, a pesar de la debacle del PP, el PSOE ha agudizado su caída. Los desastrosos resultados cosechados por Rubalcaba en 2008 parecían un “suelo” electoral. Pero en 2015 el PSOE ha perdido 1,5 millones de votos más.
«La extrema debilidad del bipartidismo genera al hegemonismo y la oligarquía un serio problema de “gobernabilidad”»
Desde 2008 el PSOE ha perdido más de la mitad de sus votantes, y en Cataluña o Euskadi se ha visto rebasado por Podemos. Solo los resultados en Andalucía, y también en Castilla La Mancha, han taponado en parte la hemorragia.
El hecho de que el PSOE haya estado a punto de perder su condición de segunda fuerza política nacional cuestiona la “pata izquierda” del bipartidismo, clave desde la transición para encuadrar una mayoría social progresista.
La extrema debilidad del bipartidismo, tras siete años donde han “gestionado” los recortes, bien desde el gobierno o desde la oposición, genera al hegemonismo y la oligarquía un serio problema de “gobernabilidad”. Dificultando la formación del nuevo gobierno que necesitan para seguir llevando adelante los recortes contra la población.