El nuevo gobierno y la cuestión territorial

La primera tarea, defender la unidad

El nuevo ministro de Exteriores, Josep Borrell, ha dejado claro que “España tiene ante sí el mayor problema al que se puede enfrentar un país: la integridad territorial”. No es la apreciación de un “verso suelto” como Borrell. En parecidos términos se ha expresado Isabel Celaá, portavoz del nuevo ejecutivo: “la integridad territorial es una de las primeras preocupaciones del gobierno socialista”.

Y los hechos así lo confirman. El primer consejo de ministras y ministros estuvo dedicado a analizar la situación en Cataluña. Y Pedro Sánchez ya ha anunciado estar dispuesto a mover piezas.

No es solo un “asunto de Estado”, que desde luego también. Está en el corazón de los intereses populares. La primera tarea de un gobierno de progreso y regeneración es defender y fortalecer la unidad.

¿Cómo afronta el nuevo gobierno los actuales desafíos contra la unidad?

Mejores condiciones, también en Cataluña

Desde sectores conservadores se arremete contra el nuevo gobierno recordando que Sánchez ganó la moción de censura “con los votos de los independentistas”, dibujando poco menos que un ejecutivo rehén de pactos secretos y concesiones.

Esa no es la situación. Y los hechos lo demuestran. No han desaparecido ni mucho menos los peligros contra la unidad. Pero ahora la batalla contra los proyectos de fragmentación se da en unas condiciones más favorables.

En primer lugar porque el cambio de gobierno ha debilitado a los sectores más agresivos y aventureros del independentismo, representados por Puigdemont. La llamada “caverna de Berlín” quiso imponer cuanto menos la abstención en la moción de censura presentada por Pedro Sánchez. La continuidad de Rajoy convenía a la estrategia de tensión con España diseñada. Pero Puigdemont cosechó su primera derrota en las filas del independentismo. Los diputados del PDeCAT se rebelaron, e impusieron el sí.

Esta situación vino acompañada del paso atrás definitivo del nuevo president de la Generalitat, Quim Torra. Al retirar de la composición del govern a todos los consellers presos o fugados. La promesa de “restituir al govern” se ha esfumado. También en la estructura ampliada de la Generalitat. De los cuarenta altos cargos nombrados por Torra, solo seis estaban antes del 1-0.«La batalla por la defensa de la unidad no está ni mucho menos cerrada, pero en el nuevo tiempo político que se ha abierto existen mejores condiciones para afrontarla. «

Con Pedro Sánchez en la Moncloa, la imagen de una España “reaccionaria” e “irreformable” es mucho más difícil de defender para los Puigdemont de turno. Y tras la sentencia de la Gürtel se hace imposible denunciar a una justicia española “controlada por el gobierno”.

En este cambio ha influido la movilización de la mayoría social que defiende la unidad, en toda España y especialmente en Cataluña. El Estado ha intervenido, pero han sido los catalanes los que primero han dejado claro que el camino de la unilateralidad para imponer una fragmentación forzosa es impracticable.

Este factor ha influido también en la posición del PSOE o el PSC. No estamos en la misma situación que cuando Zapatero prometió respetar el estatuto que aprobara el parlament catalán, o cuando el PSC participaba en un tripartito junto a la ERC de Carod Rovira.

Ahora el PSOE acaba de cerrar filas con el PP en la aplicación del 155. Y el PSC se ha enfrentado directamente tanto a la imposición del referéndum del 1-O como a la Declaración Unilateral de Independencia.

Pero no todo son buenas noticias. También existen riesgos. El primero derivado de la permanencia en el govern de la Generalitat de las fuerzas de la fragmentación. Han debido dar varios pasos atrás y aceptar, para que fuera retirado el 155, un gobierno autonómico dentro de los límites legales. Pero van a seguir utilizando el control sobre la Generalitat para continuar generando tensión y enfrentamiento.

Y a Cataluña se puede unir, bajo otras formas y en otro grado, Euskadi. Altos cargos del PNV han participado en la cadena humana organizada por la plataforma Gure Esku Dago, traslación de la ANC catalana, por el “derecho a decidir”. Y Urkullu ha expresado que con Pedro Sánchez intentarán avanzar hacia una relación “de bilateralidad con el Estado”.

No es previsible que el pragmático PNV “se eche al monte”. Tienen el ejemplo de cómo ha acabado Cataluña. Y el recuerdo de cómo la experiencia de Ibarretxe les costó el gobierno. Pero pueden abrir otro flanco que siga estirando las costuras para debilitar la unidad.

Lo que se puede hacer y lo que no

A falta de más iniciativas concretas —difíciles de exigir tras apenas un día de gobierno— el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha acotado con acierto su prioridad más urgente: la normalización de las relaciones con Cataluña. De esa determinación surge la única medida práctica tomada por su primer Consejo de Ministros: la de levantar la superintervención de las cuentas que el anterior Gobierno impuso a la Generalitat en septiembre del pasado año y que, después, incluyó en la aplicación del artículo 155. Si bien se trata casi de un mero trámite, una vez que el 155 ha quedado suspendido, lo cierto es que la premura en tomar tal decisión demuestra que, en efecto, como la propia portavoz ha declarado, Cataluña es el problema más importante con el que el gobierno tiene que trabajar. Sánchez, por otro lado, llamó ayer a Quim Torra, el presidente de la Generalitat: la comunicación se ha restablecido.

Consciente este nuevo gobierno de que ya se ha consumido la mitad de la legislatura, no dispondrá de mucho tiempo para poner en marcha iniciativas ambiciosas. El realismo, como ha alertado Sánchez a sus ministros, se impone y la normalización de las relaciones con Cataluña deberá conformarse por el momento con iniciar un camino que será probablemente largo y tortuoso.

También se espera que el presidente revitalice la subcomisión parlamentaria que durante los últimos meses ha estado estudiando el modelo territorial. Ese foro arrancó el pasado 15 de noviembre a petición del propio Sánchez, que lo puso como condición para apoyar a Rajoy en la activación del 155. La idea inicial era que esa subcomisión pusiera las bases para que más tarde la comisión constitucional del Congreso de los Diputados empezara a debatir una posible reforma de la Ley Fundamental.

No obstante, el discurso de Sánchez puede tener efectos balsámicos no solo en las élites catalanas, que han visto en el procés una oportunidad para vehicular sus frustraciones, sino también en ese 20% o 30% de independentismo coyuntural que se ha pasado a la secesión básicamente como respuesta a las políticas de Rajoy.«No puede quedar solo en manos de los gobiernos. Es necesaria la participación activa de la mayoría de progreso que también defendemos la unidad»

La vida política catalana lleva dos años secuestrada por el ala más radical, personificada en los dirigentes de la CUP y en Puigdemont. Pero esta última semana, por primera vez, no se ha impuesto el criterio de estos, que maniobraron para abortar la moción de censura con el argumento de que Sánchez y Rajoy tienen la misma visión sobre Cataluña. Ha ganado la opinión de quienes, dentro del independentismo, creían que lo prioritario era echar al PP del Gobierno. No es un cambio menor. De alguna forma se han impuesto los sectores posibilistas que, sin renunciar al independentismo, creen que ahora es más importante organizar una resistencia en favor de los políticos encarcelados y de la recuperación del autogobierno antes de volver a las andadas.

La batalla por la defensa de la unidad no está ni mucho menos cerrada. Va a ser necesario seguir dándola durante bastante tiempo. Pero en el nuevo tiempo político que se ha abierto existen mejores condiciones para afrontarla. Sabiendo que no puede quedar solo en manos de los gobiernos, sean de uno u otro signo. Es necesaria la participación activa de la mayoría de progreso que también defendemos la unidad.

3 comentarios sobre “La primera tarea, defender la unidad”

  • Comentándolo hace tiempo con una amiga,llegamos a la misma conclusión:»el desmembramiento de un país es algo muy,muy grave»,o sino que se lo digan a Lincoln o a los yugoslavos.» Es necesaria la participación activa de la mayoría de progreso que también defendemos la unidad.»,Recortes Cero debe apoyar activamente a Borrell en la calle.Me vas a comparar a Pedro Sánchez con el desgraciao de ZP,dos líneas completamente antagónicas

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