Elecciones anticipadas en Andalucí­a.

La primera batalla de un año decisivo

La decisión de la presidenta andaluza, Susana Dí­az, no puede entenderse, como plantean muchos, desde sus «ambiciones personales» o la disputa con su socio de gobierno, IU. Se trata de una jugada polí­tica para marcar, en el largo ciclo electoral que culminará en las generales, el terreno de juego más favorable posible al bipartidismo, a la oligarquí­a y al hegemonismo.

El objetivo al adelantar las elecciones andaluzas al 22 de marzo es reeditar una mayoría del PSOE que, aunque mínima, le permita gobernar. En un momento de debilidad del PP en Andalucía, con un liderazgo frágil de Juan Manuel Moreno, y donde Podemos está todavía en plena construcción. «El único programa que plantea otro futuro para Andalucía, y que permitiría aprovechar sus enormes recursos y potencialidades, es el que plantea Recortes Cero»

Una jugada que daría oxígeno político al PSOE -cuyo hundimiento no se ha frenado todavía, y sobre el que planea la sombra del descalabro del PASOK en Grecia- permitiéndole afrontar las autonómicas y municipales en otras condiciones y garantizar un suelo para las generales.

Y que también empezaría a “encauzar” la emergencia de Podemos, colocándola en su justo término. Podemos obtendrá unos muy buenos resultados en las elecciones andaluzas, pero quedará limitado aproximadamente al 15%, como tercera fuerza política.

Al mismo tiempo, se anuncia una especie de pacto entre el PP y el PSOE que “asegure la gobernabilidad”, y que podría tener en Andalucía su primer escenario. Consistente en permitir que gobierne la lista más votada. Lo que permitiría al PSOE gobernar Andalucía en minoría, con un poco más del 30% de los votos. Y al PP hacer lo mismo en las generales.

Pero no solo juegan ellos. El 90% que sufrimos los recortes y los dictados de la troika, del FMI o de la UE, también jugamos y tenemos mucho que decir.

El caso andaluz es el mejor ejemplo de que ya no sirven los parches, las “pequeñas reformas” que sólo permiten que “algo cambie para que todo permanezca igual”.

La coalición entre el PSOE e IU en Andalucía ha puesto encima de la mesa los estrechos límites de un “gobierno de izquierdas”. No es posible “introducir pequeñas mejoras” mientras se acepta el grueso de la ejecución del proyecto hegemonista de degradación, intervención y saqueo. Hasta las medidas más modestas, como la ley andaluza de vivienda, han quedado aparcadas o paralizadas porque se enfrentaban al memorándum impuesto a España por la UE. Y el gobierno andaluz ha participado en la ejecución de los recortes, cumpliendo como el resto de gobiernos autonómicos los objetivos de reducción del déficit.

El único programa que plantea otro futuro para Andalucía, y que permitiría aprovechar sus enormes recursos y potencialidades, es el que plantea Recortes Cero.

Una redistribución de la riqueza de verdad, poniendo al servicio de crear empleo y acabar con el paro los enormes recursos usurpados por una ínfima minoría. Lo que permitiría también no solo revertir los recortes sino mejorar la sanidad, la educación, los servicios sociales…

Una ampliación de la democracia, persiguiendo y erradicando las tramas corruptas que saquean las arcas públicas, como ha quedado de manifiesto en el caso de los EREs.

Y defendiendo la soberanía nacional. Cuestionando las bases militares norteamericanas en Andalucía. Y negándonos a aceptar que los dictados de Bruselas o del FMI -como el memorandum- se conviertan en el auténtico programa de gobierno.

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