Quince años del levantamiento Zapatista (I)

La práctica demuestra quien tení­a la razón

El Ejército Zaatista de Liberación Nacional (EZLN) celebrará próximamente el 15 aniversario de la insurrección indígena, del 1 de enero de 1994, que dio origen a lo que se conoce como “Movimiento Zapatista”. Para celebrarlo, se espera la presencia de intelectuales y representantes sociales de más de 20 países.Por numerosas y buenas razones los Zapatistas se han convertido, para muchos revolucionarios y progresistas, en un punto de referencia. Su causa suscita un merecido apoyo y solidaridad en todo el mundo.Sin embargo, este aniversario debe servir reflexionar sobre los errores -debilidades o confusiones- que han conducido que el EZLN se encuentre en un práctico estancamiento, sino retroceso, mientras paralelamente, fuera de México, en el resto de Iberoamérica se ha erigido un movimiento antihegemonista y de unidad que cosecha notables éxitos.Hace quince años la izquierda desmoronada de Iberoamérica, proveniente del debacle ideológico de la ex URSS y la intervención norteamericana, propugnó la vuelta al indigenismo, a la lucha en pequeñas comunidades y la creación, en este camino, de estados dentro del estado. Su máxima expresión fue el EZLN en México.Se estableció como línea para el movimiento la renuncia a la toma del poder y, principalmente, el cambio del blanco, del enemigo. Ya no había que luchar por arrebatarle el poder al imperialismo, el enemigo pasaron a ser las multinacionales o grandes conglomerados empresariales; se propugno la lucha contra la opresión indígena (no la explotación) y un movimiento del campo a la ciudad (no un partido político).Una aparente radicalidad en las formas, pero que en el fondo le hace el juego al enemigo. Es aquí donde se concentra la primera y principal diferencia con la política de Frente que promueven varios países de la región. Y, como encabeza este artículo, quince años después, la práctica demuestra quién tenía la razón.Venezuela, Bolivia, Ecuador, y a otro nivel Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, llevan justamente la línea contraria. Primero, el blanco principal es la intervención norteamericana en la región, sus planes y proyectos de explotación y dominio; no las multinacionales. Segundo, para hacerle frente se ha conformado un sólido bloque de unidad de países que defienden su soberanía; no de comunidades o sectores sociales aislados. Tercero, en este proyecto este bloque ha unido a todo lo unible contra el enemigo principal, llevando una política de Frente en su propio país y constituyendo un Frente Antihegemonista en la región. Y cuarto, pero no por ello menos importante, se han constituido o fortalecido partidos políticos y amplias organizaciones de masas, con conciencia y organización sobre quién es el enemigo y cómo hacerle frente.Los resultados de una y otra línea son evidentes. México sigue sometida, quizá más que nunca, a los designios de Washington. Mientras los países los países del Frente avanzan en sus proyectos de independencia.No se trata de un problema teórico, sino de una cuestión con profundas consecuencias prácticas para la revolución y el pueblo.Por ejemplo, en las últimas elecciones presidenciales en México, cuando se presentaba con grandes posibilidades de triunfo el candidato de la izquierda, Manuel López Obrador, frente al hombre de Washington y actual presidente, Felipe Calderón, el EZLN se negó a darle su apoyo. El subcomandante Marcos llegó a afirmar quienes están con López Obrador “no pueden estar con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.Al margen de las críticas, fundadas o no a López Obrador, la posición del EZLN tuvo gran responsabilidad en el triunfo del candidato de Washington. Pendiente de la “pureza” de Obrador y no de los planes de los EEUU para México, los Zapatistas no se presentaron, pero tampoco le dieron su apoyo, aunque fuera con condiciones, para debilitar los principales planes del los EEUU. Las consecuencias han sido nefastas para el pueblo mexicano: la reafirmación del TLC con EEUU, la entrada en el Plan Mérida o el recrudecimiento de la pobreza y la violencia en el país.

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