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La pipa de Phelps

Tres meses es la duración de la sanción, con suspensión de empleo y sueldo, que le ha sido impuesta a Michael Phelps por la federación estadounidense. Entre el hito que supuso ganar ocho medallas de oro en los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n a la vergüenza pública a la que está siendo sometido el nadador y el abandono de uno de sus patrocinadores más importantes, Kellogg´s, solo median seis meses. La razón: una fotografí­a robada del nadador fumando marihuana en una fiesta universitaria.

Una figura de la imortancia y el reconocimiento que ha alcanzado en tan poco tiempo como la de este deportista estadounidense no puede permitirse una irresponsabilidad así. Pero lo que más llama la atención es la envergadura del escándalo. Hasta la policía del condado de Richland, en Carolina del Sur, ha abierto una investigación para depurar responsabilidades en un estado en el que la posesión de marihuana puede ser penada hasta con 30 días de cárcel y 200 dólares de multa. Incluso poseer instrumentos para su uso está penado con 500 dólares de multa. Teniendo en cuenta la dispar legislación de un estado a otro, el destino de Phelps se ha decidido en el estado equivocado. Aunque podría haber sido peor en Utah.El periódico News of the World es el responsable de la publicación de la noticia con la foto del “delito”. La actuación de la federación no podía ser otra una vez lanzada la exposición de la “pieza cazada”; teniendo en cuenta que además ha matizado que Phelps “no ha violado ninguna regla antidopaje”- . Igual que la de los patrocinadores que se han mantenido en buenos términos con el nadador – Visa, Speedo, Omega y PureSport -: desde su hazaña en Pekín, Pelphs ha grabado un anuncio para la marca automovilística Mazda con la que tiene un contrato de un millón de dólares, y ha alternado diversos actos sociales, como abrir una sesión de la Bolsa de Nueva York, con múltiples eventos publicitarios. La gesta personal de Phelps tiene un alto valor en el mercado. Igual que lo tiene el “escándalo” para los medios de comunicación.Y esta es la contradicción esquizofrénica que padece el gigante: puritanismo protestante y degradación mercantilista, ambos en conjunción exhibicionista.Tanto la Federación Internacional – FINA – como el Comité Olímpico – COI – han aceptado inmediatamente las disculpas de Phelps, pero en USA un error así puede hundirle la carrera y hacerle más rico todavía en los “talk shows”, las dos cosas al mismo tiempo.Incluso podría convertirse en un próspero hombre de negocios en el sector de los complementos para fumadores, patrocinado por Philip Morris: “La pipa de Phelps”.Es solo una idea.

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