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La pérdida de rentabilidad de las empresas españolas

En septiembre el Banco de España en su Boletín Económico de Septiembre del 2013 informaba, entre otras cuestiones, sobre la evolución de los resultados de las empresas no financieras durante el primer semestre del 2013. La información remitida por las empresas colaboradoras (más de 700 sociedades) revelaba que la actividad productiva de estas compañías volvía a contraerse de forma importante durante este segundo trimestre.Como consecuencia de ello, el resultado bruto de la explotación (la ganancia o pérdida de la actividad de la empresa, pero sin la contabilización de los gastos e ingresos financieros) se había reducido un 4,3%, en el primer semestre del 2013. Este dato es manifiestamente negativo por el impacto que tiene sobre el ratio de rentabilidad económica de nuestras empresas. Este indicador, refleja el porcentaje de productividad, por cada 100 euros de inversión realizada (sin incluir el coste de la deuda y los impuestos).Así, en el primer semestre del 2013, la rentabilidad media obtenida de las compañías reflejaba tan sólo un 3,6% (3,9% en el mismo periodo del año anterior). Más significativo resulta comparar este porcentaje del 3,6%, con el coste medio de la financiación bancaria y que, según el mismo informe está próxima, al 3,5%. Aunque considero muy bajo el porcentaje de este coste con lo que se encuentra realmente la empresa, queda patente el contrasentido de la operativa económico- financiera de la empresa: “financiar operaciones con un coste del 3,5%, para invertirlo en actividades que tan sólo rinden un 3,6%” y con un elevado riesgo por la gestión diaria de la empresa. Por otro lado la distribución de las empresas en función de sus niveles de rentabilidad en el primer semestre del 2013, revelaba que el 33,4% habían obtenido pérdidas de explotación y como consecuencia rentabilidades negativas. A pesar de la disminución de los gastos de personal, la continua disminución de su cifra de negocio está en el origen de este mal dato. Cifras que no dejan de añadirse a la mala evolución de la rentabilidad de nuestras empresas desde hace ya unos cuantos años.Lamentablemente las consecuencias inmediatas quedan reflejadas en el total de empresas disueltas o en el número de sociedades en concurso de acreedores que provocan, como consecuencia, un aumento continuo del desempleo.La razón es que muchas sociedades se han visto obligadas a disminuir paulatinamente sus inversiones en activos productivos, no solamente por falta de financiación bancaria, sino también por la escasez de recursos generados, tal como evidencia la tendencia bajista de la rentabilidad económica.

La persistencia de esta situación generará inevitablemente una pérdida de competitividad que quedará reflejada en la disminución de la facturación y de los beneficios. Se trata de un círculo cerrado que sólo se diluirá en el tiempo a partir del momento en que nuestra economía empiece a crecer. La noticia de que la banca española haya ganado credibilidad durante este último año y pueda dejar atrás el rescate bancario es sin duda una buena reseña para que el sector gane en confianza y se inicie de forma paulatina la recuperación del crédito concedido. Su aplicación a la financiación del consumo, a la inversión en activos productivos, a la exportación y la creación de empresas puede permitir mejoras en las cifras de negocio y también en las rentabilidades obtenidas. Una opción ineludible para salir de una vez por todas de este círculo pegajoso que es la recesión.

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