La peor pesadilla para el Rey de Marruecos

«Las muertes de ayer, esta furia vengadora saharaui que se desató contra los sí­mbolos del Estado alauí­ en las calles de la capital del Sáhara Occidental, con comisarí­as y sedes bancarias incendiadas, pone en entredicho la versión marroquí­ del enfrentamiento, que intenta convencer a la comunidad internacional de que la contienda es ficticia, que la mayorí­a de los saharauis quieren ser marroquí­es y que la gran culpa la tiene Argelia.»

Pero si es indudable que el vecino argelino se arovecha y se nutre del conflicto saharaui para debilitar al adversario marroquí, es también cierto, y lo vimos crudamente ayer, que la médula del problema reside en esa parte de la población saharaui, a mi entender mayoritaria pero silenciosa hasta hace poco, que no acepta abrazar nuestra bandera, no quiere nuestra moneda y se resiste a olvidar todas la miserias que les hemos hecho en nombre de la patria en tiempos pasados, pero desgraciadamente no tan lejanos para ser olvidados con facilidad. (EL MUNDO) EL PAÍS.- Alemania vuelve a sembrar dudas sobre la crisis fiscal europea. Cuando explotó la crisis griega, en enero, Berlín extendió una sombra de desconfianza en los mercados al resistirse a acudir en ayuda de Atenas: el coste de la deuda griega se disparó, contagió al resto de países periféricos -España, Irlanda y Portugal- y al final no hubo más remedio que aprobar un rescate. La historia se repite. Alemania ha reavivado las sospechas hacia los países con problemas al abrir un debate sobre la posibilidad de que alguno de ellos suspenda pagos. Y los mercados llevan varios días propinando un severo castigo: la prima de riesgo de Portugal e Irlanda escaló ayer de nuevo hasta máximos. La de Grecia sigue por las nubes. Y el contagio alcanza de lleno a España e Italia, que en las últimas semanas habían conseguido distanciarse de los países en mayores dificultades. LA REPÚBLICA DE LAS IDEAS.- Ya estamos otra vez con la España cabizbaja frente a Marruecos y con la diplomacia cobarde y errática de Zapatero que en la Moncloa han llamado la “diplomacia inteligente” y que ahora consiste en que la nueva ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, se esconde bajo la bandera de la ONU para pedir diálogo y calma en el Sáhara, pero sin investigar ni denunciar la agresión marroquí al campamento saharaui de El Aaiún. La capital del Sáhara Occidental sobre el que España tiene responsabilidades dentro del largo y casi imposible proceso de descolonización acordado por Naciones Unidas para esas tierras dejadas en las manos de la dictadura marroquí, con Hassan II o con Mohamed VI como ahora ocurre. Opinión. El Mundo La peor pesadilla para el Rey de Marruecos Alí Lmrabet Lo peor que le podía ocurrir al rey Mohamed VI y a su reino está ocurriendo. Un enfrentamiento a gran escala entre las fuerzas del orden marroquí y una parte de la población civil saharaui. Tener que enfrentarse, no a una organización militarizada, el Polisario -que huele aún a marxismo y socialismo de Estado-, sino a una población civil desarmada es realmente la peor pesadilla que puede tener un gobernante marroquí. Las muertes de ayer, esta furia vengadora saharaui que se desató contra los símbolos del Estado alauí en las calles de la capital del Sáhara Occidental, con comisarías y sedes bancarias incendiadas, nos recuerda que el conflicto lleva décadas sin resolverse. Pero también, y es lo mas molesto para Rabat, pone en entredicho la versión marroquí del enfrentamiento, que intenta convencer a la comunidad internacional de que la contienda es ficticia, que la mayoría de los saharauis quieren ser marroquíes y que la gran culpa la tiene Argelia. Pero si es indudable que el vecino argelino se aprovecha y se nutre del conflicto saharaui para debilitar al adversario marroquí, es también cierto, y lo vimos crudamente ayer, que la médula del problema reside en esa parte de la población saharaui, a mi entender mayoritaria pero silenciosa hasta hace poco, que no acepta abrazar nuestra bandera, no quiere nuestra moneda y se resiste a olvidar todas la miserias que les hemos hecho en nombre de la patria en tiempos pasados, pero desgraciadamente no tan lejanos para ser olvidados con facilidad. Pero hay otras razones para explicar este alzamiento popular. Una de ellas es la extrema dureza del mensaje político hacia el Sáhara que viene destilando el poder marroquí desde hace un par de meses. Desde hace poco mas de un año el discurso, ya no del Gobierno marroquí, sino del mismísimo rey, se ha radicalizado notablemente. El pasado 6 de noviembre, Mohamed VI aseguro que no iba a «tolerar» ninguna «duda» sobre la marroquinidad del Sáhara. Y en su proclama del 6 de noviembre del año pasado, el soberano alauí separo a sus súbditos en dos bandos: los «patriotas» y los «traidores». Los patriotas son los que tienen «fe ciega» en la marroquinidad del Sáhara, sin contemplaciones ni interrogaciones. Los «traidores», además de los malvados de siempre (es decir los independentistas saharauis), son todos los marroquíes que tienen alguna duda razonable sobre la capacidad del actual equipo dirigente alauí de llevar a cabo una resolución pacifica del conflicto. La reacción de Rabat ayer, desmantelando el mismo día del comienzo de las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario en Nueva York el campamento de protesta saharaui, confirma que tiene poca intención de resolver el conflicto. Y en cierto modo es lógico, visto desde Marruecos. Es evidente que el Gobierno ha llegado a la conclusión de que detrás de las exigencias de esos 20.000 saharauis, que juraban no ser independentistas y que pedían desde el campo de Gdeim Izik trabajo y casa, se escondía otro requerimiento, sinuoso pero explosivo: el Sáhara para los saharauis. Es la exigencia subsidiaria, aunque no la más urgente, de los promotores de esta rebelión inédita en los anales de la disidencia en Marruecos. Si eso no es una reivindicación nacionalista, o patriótica saharaui, piensan los oficiales marroquíes, ¿qué es entonces? Esta creencia es la que seguramente ha llevado Rabat a ordenar el asalto del campo de protesta sin preocuparse por las repercusiones internacionales de este atropello. EL MUNDO. 9-11-2010 Economía. El País Berlín siembra dudas sobre la deuda y el contagio alcanza a España e Italia C. Pérez Alemania vuelve a sembrar dudas sobre la crisis fiscal europea. Cuando explotó la crisis griega, en enero, Berlín extendió una sombra de desconfianza en los mercados al resistirse a acudir en ayuda de Atenas: el coste de la deuda griega se disparó, contagió al resto de países periféricos -España, Irlanda y Portugal- y al final no hubo más remedio que aprobar un rescate. La historia se repite. Alemania ha reavivado las sospechas hacia los países con problemas al abrir un debate sobre la posibilidad de que alguno de ellos suspenda pagos. Y los mercados llevan varios días propinando un severo castigo: la prima de riesgo de Portugal e Irlanda escaló ayer de nuevo hasta máximos. La de Grecia sigue por las nubes. Y el contagio alcanza de lleno a España e Italia, que en las últimas semanas habían conseguido distanciarse de los países en mayores dificultades. España vuelve a ese grupo, pese a que el Tesoro tiene reservas para amortiguar la réplica del terremoto en el mercado. Las pruebas de esfuerzo a la banca y los drásticos recortes habían dado resultado hasta ahora, pero la prima de riesgo (la diferencia entre los costes del bono español a 10 años y el alemán, el más seguro) ya supera los 200 puntos básicos, niveles máximos desde julio. Los tipos de interés son la medida del desasosiego: Grecia paga el 11%; Portugal e Irlanda en torno al 7%, y España e Italia más del 4% por el bono a 10 años. La deuda alemana, que se beneficia de esas dudas (los inversores se refugian en sus bonos cuando vislumbran problemas), está en mínimos históricos: paga apenas el 2,4%. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, propuso ayer en las páginas de Der Spiegel un nuevo modelo de rescate para países de la UE con problemas de deuda. Alemania quiere un plan de salvamento en dos fases: en primer lugar, un duro ajuste fiscal a la griega, en el que a cambio se amplíe la fecha de vencimiento de la deuda. Y si la crisis prosigue, un pacto que obligue a los acreedores privados a renunciar a parte del dinero que se les debe, en el que el FMI y la UE garanticen el resto. "La UE no se creó para enriquecer a inversores financieros", declaró Schäuble. Tanto el ministro de Finanzas como la canciller Angela Merkel apuntan desde hace días a una solución de ese tipo, pero los detalles llegan con cuentagotas. "Esa incertidumbre es el caldo de cultivo adecuado para que problemas que parecían bajo control se nos vayan de las manos y acaben contagiando a países que ya no estaban en la diana de los mercados", dijo José Luis Martínez, de Citi. El plan alemán no es la única causa que explica esta réplica de la crisis fiscal. "Van dos semanas en las que han vuelto las dudas sobre los países con problemas, cuyos duros planes de austeridad complican la salida de la crisis económica y, por lo tanto, el pago de las deudas", afirmó Daniel Suárez, de AFI. Se han despejado algunas incógnitas: tanto Portugal como Irlanda ya están en condiciones de aprobar los recortes, y el Ejecutivo griego ha sacado adelante las municipales este fin de semana, convertidas en una suerte de plebiscito sobre su gestión y los dramáticos recortes de los últimos meses. "Y sin embargo, Alemania se empeña en abrir el melón de las reestructuraciones de deuda, un debate muy perjudicial para la salud fiscal de la eurozona en este momento", criticó José Carlos Díez, de Intermoney. Ante esos problemas, el Banco Central Europeo ha reactivado las compras de deuda en los mercados. Con resultados escasos, por el momento. "Los próximos días serán cruciales en el devenir de la crisis", cerró Díez. EL PAÍS. 9-11-2010 Opinión. La República de las ideas España huye del Sahara Pablo Sebastián Ya estamos otra vez con la España cabizbaja frente a Marruecos y con la diplomacia cobarde y errática de Zapatero que en la Moncloa han llamado la “diplomacia inteligente” y que ahora consiste en que la nueva ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, se esconde bajo la bandera de la ONU para pedir diálogo y calma en el Sáhara, pero sin investigar ni denunciar la agresión marroquí al campamento saharaui de El Aaiún. La capital del Sáhara Occidental sobre el que España tiene responsabilidades dentro del largo y casi imposible proceso de descolonización acordado por Naciones Unidas para esas tierras dejadas en las manos de la dictadura marroquí, con Hassan II o con Mohamed VI como ahora ocurre. Y quien habla ahora de las responsabilidades políticas, históricas y morales de España para con el pueblo saharaui lo mismo podría y debería decir de la Unión Europea donde se espera la actuación inmediata de la comisaria de Exteriores, Catherine Ashton, que siempre llega tarde a todas partes. Y que debe saber que la UE tiene un acuerdo preferencial con Marruecos que podría suspenderse si se confirman la nueva exhibición de violencia que ha vuelto a imponer en el Sáhara el gobierno de Rabat. El mismo que, en fecha reciente y a través de su ministro de Exteriores, no dudó en insultar y descalificar a los periodistas españoles ante las narices de la ministra Jiménez, periodistas que luego han sido agredidos en dicho país, al igual que otros cooperantes hispanos y ciudadanos del Aaiún. En esto de la relación de España con Marruecos -que recientemente vivió una nueva etapa de tensión a propósito de las provocaciones de Rabat en la frontera de Melilla- el presidente Zapatero, su vicepresidente Rubalcaba (el que tanto elogió en Rabat al régimen de Mohamed VI), la ministra Jiménez y el PSOE en general deberían tener muy claro lo que piensan de todo ello los españoles y cuál es su responsabilidad. Pero una vez más tropezamos con la diplomacia acobardada y huidiza de Zapatero, la misma que callaba ante las expulsiones de los rumanos de Francia ordenada por Sarkozy, y muy en línea con el giro a la derecha del PSOE desde que descubrieron el poder de los mercados financieros. Desde que España salió del Sáhara Occidental, de una manera vergonzosa e indigna, ante el desafío de la marcha verde de la dictadura de Hassan II y la cobarde retirada del franquismo agonizante las relaciones de nuestro país con Marruecos han estado basadas en un permanente desafío y chantaje de país vecino a pesar del incremento de relaciones económicas y comerciales entre ambas naciones vecinas y de momentos de alta tensión como cuando la ocupación por Marruecos del peñón de Perejil que recuperaron las tropas españolas bajo el mandato de José María Aznar. Está claro que el monarca alauita no piensa dar un paso atrás en su dominio del Sáhara ni aceptar la mediación de la ONU, pero los acontecimientos de las últimas semanas y meses están abriendo un escenario de alta tensión que podría reabrir la guerra con el Frente Polisario, y a no perder de vista a los gobiernos de Argelia y Mauritania que tienen intereses en esa zona, y de manera especial Argel. Por ello, lo primero que convendría escuchar de Zapatero y su gobierno es su preocupación por lo ocurrido, pedir una investigación y condenar luego la agresión marroquí que entró por la fuerza en un campamento donde ya habían matado a un joven de 14 años. Es verdad que Marruecos es un país donde las potencias occidentales como Estados Unidos y Francia tienen intereses estratégicos y temen que allí se pueda instalar una república islámica radical, lo que tampoco beneficiaría a España. Pero eso es una cosa y otra distinta es que el régimen de Rabat se permita ante las narices de España, Europa y de medio mundo arrasar como lo han hecho un campamento saharaui con semejante brutalidad, dejando tras de sí muertos y muchos heridos, y desde luego la semilla caliente de un nuevo movimiento de liberación del pueblo saharaui ocupado y sometido por fuerza y al margen de la legalidad, por culpa de España que lo traicionó y se lo regaló al régimen de Hassan II. Al que pretende imitar Mohamed VI, en estos tiempos de comunicación global en los que el silencio no se puede imponer por la fuerza, ni a sangre y fuego tal y como acaba de pasar. LA REPÚBICA DE LAS IDEAS. 9-11-2010

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