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La peligrosa ansiedad estratégica de EEUU

Recientemente, Estados Unidos se ha mostrado muy activo en la región de Asia-Pacífico. Primero, anunció el ingreso de las Islas Diaoyu en el marco del tratado de Seguridad entre EE.UU. y Japón. Segundo, aprovechó las disputas territoriales entre China y algunos países de ASEAN para meterse en el problema del Mar Meridional de China. Tercero, la secretaria de estado de EE.UU., Hillary Clinton, hizo intensas visitas a los países vecinos de China. Todos estos movimientos diplomáticos están claramente dirigidos a China.En los últimos 10 años, debido a la guerra global contra el terrorismo, el poder de atracción (“poder blando”) de Estados Unidos fue dañado gravemente. Sin embargo, China obtuvo un desarrollo considerable, y esto desequilibró mentalmente a los EE.UU. y la “ansiedad estratégica” se fue intensificando día a día. Desde que Obama subió a la presidencia, el centro estratégico se movió hacia el este, teniendo como prioridad el evitar el ascenso de China y otras potencias emergentes. Sin embargo, hoy en día esa prioridad se ha convertido en acción para “contener a China”.Pero hay que recordarle a los EE.UU. que, en este tipo de comportamiento diplomático, los costos negativos serán mucho mayores que los beneficios esperados.Primero, la contención de China probablemente provocará una sacudida en el orden de poder de Asia Oriental, sacando a flote numerosos problemas históricos que se convertirán en asuntos de actualidad, dando lugar a un sinfín de problemas. Esta perspectiva no sólo es perjudicial para los intereses de China y Rusia, sino también para los propios intereses de los EE.UU.Segundo, las ambiciones diplomáticas de EE.UU. exceden su capacidad, y podría sufrir otro revés.

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