Georgia vuelve a enfrentar a Rusia y la OTAN

La «paz frí­a» entre Rusia y la OTAN

Las próximas maniobras de la OTAN en el territorio de Georgia es la primera de las «minas trampa» que abundan en las relaciones entre Rusia y EEUU a pesar de que ambos paí­ses anunciaron la intención de relanzarlas, escribe el diario Kommersant. El tema georgiano, igual que algunos otros, es un legado de la época anterior y resulta imposible abstraerlo por mucho que se hable de un borrón y cuenta nueva.

Los acuerdos firmados or Rusia para proteger las fronteras de dos regiones separatistas georgianas son una «clara violación» del alto el fuego ruso-georgiano de 2008 alcanzado con mediación de la Unión Europea (UE), afirmó un portavoz de la OTAN.La expulsión por parte de la OTAN de dos diplomáticos rusos en Bruselas, sospechosos de estar implicados en actividades de espionaje, provocó ayer serias advertencias por parte de Moscú. El embajador ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, negó cualquier implicación de los afectados en tareas de espionaje.La expulsión se produjo el mismo dí­a que la Alianza reanudaba sus conversaciones formales a nivel de embajador con Rusia, que fueron suspendidas tras el conflicto de Georgia, hace ochos meses. El aumento de tensión también se produce una semana antes de las maniobras militares de la OTAN en Georgia, cuyo anuncio molestó a Moscú.Poco después de la expulsión, un portavoz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) criticó el aumento de la presencia militar rusa en Georgia y rechazó las protestas de Moscú contra una maniobra de la Alianza prevista para la próxima semana en la región.Diplomáticos de la OTAN en Bruselas informaron este jueves de la expulsión de Bruselas de los diplomáticos rusos que supuestamente espiaron a favor de Rusia. Uno de ellos es el hijo del embajador ruso en la Unión Europea, Vladimir Chishov.Se trata de una respuesta a un presunto caso de espionaje en Estonia, según publica este jueves el diario ‘The Financial Times’. En el paí­s báltico un funcionario fue condenado a 12 años y medio de prisión por haber pasado a los servicios secretos rusos informaciones secretas de la Alianza Atlántica.Los rusos expulsados no están relacionados con ese caso, pero en vista de los daños en Estonia era necesaria una reacción decidida de la OTAN, analiza el diario.El enviado ruso ante la OTAN, Dmitry Rogozin, dijo hoy que habrá una respuesta firme de Moscú a la decisión de la OTAN de expulsar a dos diplomáticos rusos de su sede. Los dos funcionarios rusos fueron declarados personas «no gratas» por la OTAN porque supuestamente participaban en espionaje. Pero Rogozin negó que estuvieran espiando.»Consideramos a la decisión tomada por la alianza como una provocación. El momento de ninguna manera fue accidental», dijo la misión rusa en un comunicado. «Parece que algunos miembros de la OTAN están descontentos con la forma en que las relaciones Rusia-OTAN se han estado desarrollando recientemente y provocan a propósito un escándalo internacional, haciendo lo máximo para alterar el nuevo compromiso ruso con la alianza junto con un reinicio de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos», dice el comunicado. «Donde hubo guerra frí­a se impone ahora paz frí­a», señaló Rogozin al término de una reunión que el Consejo Rusia-OTAN (CRO) celebró el pasado miércoles en Bruselas a nivel de embajadores, por vez primera desde el conflicto de agosto de 2008 en torno a Osetia del Sur. El diplomático ruso comparó a la OTAN con «un rinoceronte ciego», que «representa un problema para quienes están cerca», y señaló que este organismo se encuentra a dí­a de hoy «en una encrucijada»: por un lado, hay intentos de atribuirle un carácter global, para lo cual «tendrá que proyectar su fuerza militar a otros continentes», y por otro, hay quienes procuran consolidar la Alianza frente a una amenaza externa, presentando como tal a Rusia. Lo anterior, agregó, no significa que Rusia y la OTAN no tengan que «reformatear sus relaciones».También etiquetó de «aventurero» al actual presidente de Georgia, Mijaí­l Saakashvili, acusándole de haber internacionalizado un conflicto que era regional. «Saakashvili es un hijo de puta pero es un hijo de la OTAN», dijo Rogozin parafraseando la caracterí­stica que el presidente de EEUU, Franklin D. Roosevelt, dio en su momento al dictador nicaragüense Anastasio Somoza.La OTAN tiene previsto celebrar en el territorio georgiano, del 6 de mayo al 1 de junio próximo, las maniobras Cooperative Longbow/Cooperative Lancer 09, con la asistencia de 1.300 militares de 19 naciones. El objetivo principal de los ejercicios de mandos sin tropas, según la OTAN, es mejorar la coordinación con los paí­ses partes del programa Asociación por la Paz.Precisamente este jueves Rusia se ha comprometido a asumir durante cinco años buena parte de la seguridad de fronteras en Osetia del Sur y Abjazia, las regiones separatistas georgianas, que Moscú reconoció como independientes tras la guerra de agosto con Georgia.El acuerdo implica que Rusia asuma la seguridad del espacio aéreo en ambas regiones, así­ como la protección de la frontera marí­tima en el caso de Abjazia, que tiene costa en el mar Negro. El pacto tiene una duración inicial de cinco años, que podrá ser prolongado de forma automática.La lógica de la OTAN es comprensible. Los ejercicios Cooperative Longbow 09/Cooperative Lancer 09 estaban planeados desde hace tiempo y su cancelación, ahora que la admisión de Georgia en el Plan de Acción para el Ingreso ha dejado de ser una prioridad, serí­a interpretada una como traición definitiva con respecto a Tbilisi y un gran éxito de Moscú. Obviamente, es una variante inaceptable para la OTAN.La postura del Kremlin también tiene una explicación. Las actividades militares a gran escala en una región que ha sido escenario reciente de operaciones bélicas y afronta una serie de problemas pendientes en lo polí­tico difí­cilmente contribuyen a distender la situación. Aún están frescos en la memoria los ejercicios Inmediate Response (Respuesta Inmediata) que Georgia y EEUU celebraron en julio pasado y a los que, por extraña coincidencia, siguió la ofensiva militar georgiana contra Osetia del Sur.El conflicto en torno a las maniobras de la OTAN va cobrando envergadura, lo cual es una señal inequí­voca de que todaví­a no hay ningún «relanzamiento» de contactos entre Rusia y EEUU. Si exceptuamos unas cuantas declaraciones amistosas que se hicieron en Moscú y en Washington, ninguna de las dos partes dio pasos reales para mejorar las relaciones, de modo que la desconfianza recí­proca se mantiene al nivel de antes. Esta circunstancia no impide a Rusia y EEUU fingir que se empeñan en «sincronizar los relojes» y «acercar las posturas».La manipulación de temperaturas – congelación, deshielo, enfriamiento, suavización – se ha convertido en un valor en sí­ en los contactos entre Moscú y la OTAN. Los pasos que se dan son de carácter simbólico, tienen cero efecto en la práctica y no afectan a las cuestiones de contenido como, por ejemplo, la cooperación en el transporte de cargas a Afganistán. Un tema que, por cierto, no se coordina con la sede de la OTAN en Bruselas sino que es regulado mediante acuerdos bilaterales de Moscú con Berlí­n o Washington

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