A vueltas con la formación de nuevo gobierno

La «operación relevo» y el «gobierno de independientes»

Los resultados de las elecciones del 20-D, con cerca de 17 millones de votos a fuerzas que se oponen a los recortes, han creado una contradicción de primer plano que está en el origen de todas las maniobras, rumores y globos sonda sobre la formación del nuevo gobierno a los que asistimos estos dí­as. La formación de un gobierno estable que asegure la ejecución de los planes de la clase dominante enfrenta serias dificultades.

De ahí que entre las posibilidades que se barajan esté cobrando cada vez más fuerza el relevo de Rajoy como condición para poder alcanzar un pacto para el gobierno de “gran coalición” PP-PSOE-C’s. Una alternativa que, contra lo que pudiera pensarse, no ha salido de ningún dirigente del PSOE o de Ciudadanos, sino de algunos de los principales centros de poder nacionales e internacionales y de los medios habitualmente cercanos a ellos.

Es la apuesta de JP Morgan, el mayor banco norteamericano con múltiples intereses en España, que valora que “la radicalización de las posturas de los partidos independentistas” acerca la posibilidad de “un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos”. Pacto que, para la JP Morgan sólo se produciría si hay un “cambio en las reglas del juego”, es decir, “un paso atrás de Rajoy y un paso al frente de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaria”. «La formación de un gobierno que de forma “estable” garantice la ejecución de los mandatos hegemonistas es una premisa necesaria»

También para el Deustche Bank –el buque insignia financiero de la oligarquía alemana– la solución pasa por la abstención del PSOE y C’s para dar paso a “la formación de un Gobierno del PP con un plazo y mandato limitados”. Algo que “podría ser menos doloroso políticamente” para ambos partidos “si hubiera un cambio de liderazgo en el PP”. Concluyendo con una afirmación tajante: “esa es la opción más probable”.

La oligarquía y el hegemonismo necesitan de un gobierno estable capaz de asegurar que se ejecutan sus planes, por ello su primera y principal opción es el gobierno de “gran coalición”. Pero para hacerlo realidad necesitan previamente crear las condiciones políticas adecuadas. Aunque esto signifique sacrificar a la actual dirección del PP y al propio Rajoy que tan buenos servicios les ha prestado en la pasada legislatura. Proponiendo diferentes “recambios” que podrían ir desde la vicepresidenta del gobierno a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.

Paralelamente, y “frente a la rémora que suponen los viejos partidos”, se plantea el camino de un “gobierno de independientes” que “sea capaz de impulsar las reformas que España necesita”. Una propuesta que, curiosamente, fue Iñigo Errejón, el segundo de Podemos, el primero en poner encima de la mesa. La lista de nombres que se barajan para ese hipotético gobierno de independientes es interminable, pero entre ellos destacan nombres como los de Josep Piqué, antiguo ministro de Industria y Exteriores con Aznar, y el de Javier Solana, ex-secretario general de la OTAN, que “sería visto con muy buenos ojos en Bruselas y Washington”.

El resultado final de todos estos movimientos está todavía por decidir. Pero el objetivo final es culminar la “reforma controlada” iniciada con el relevo en la Corona, para imponer un nuevo modelo político que reconduzca la emergencia del viento popular y fortalezca, bajo un apariencia de “regeneración de la vieja política”, los pilares fundamentales del dominio hegemonista y oligárquico.

La formación de un gobierno que de forma “estable” garantice la ejecución de los mandatos hegemonistas es una premisa necesaria. Pero la sustitución de la “vieja clase política”, con demasiados intereses creados, por una nueva hornada de dirigentes con menos peso político allanaría el camino. Así como las alternativas de un “gobierno tecnocrático”, disfrazado de “figuras independientes”, ajustando al caso español la fórmula ya ensayada por EEUU y Alemania en Italia, con Monti o en Grecia con Papadimos.

Todo con tal de evitar a toda costa la formación de un gobierno de unidad contra los recortes, la opción ultramayoritariamente votada por los españoles el 20-D.

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