SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La onda del 25-M no cesa y abre en canal a la izquierda en España

Amplificada por la abdicación del Rey, la onda sísmica del 25 de Mayo está teniendo una especial reverberación en España, el único país del Sur de Europa con una mayoría parlamentaria muy estable desde 2012. Las elecciones del último domingo de mayo castigaron seriamente a los dos principales partidos, pero las consecuencias orgánicas del descalabro -entre ambos, cinco millones de votos menos- son muchos mayores en la izquierda. A medida que van pasando las semanas, el hematoma se agranda. El Partido Socialista Obrero Español, reconstruido a toda prisa entre 1975 y 1977 para evitar la supremacía de los comunistas tras la muerte del general Franco, está entrando en una fase de debilidad sin precedentes.

Trompetas de final de época. Catalunya, en vísperas de un colosal Onze de Setembre -ayer, multitudinaria manifestación en Barcelona en favor del modelo escolar catalán-; el País Vasco, expectante y atento a una posible basculación vasquista en Navarra; Valencia, en ebullición; Madrid, convertida en el epicentro de la nueva izquierda, y el Partido Popular, en el indiscutible papel de Partido de Orden -”o nosotros o el caos”-, temiendo, de nuevo, un exceso de soledad. Rocosa mayoría absoluta en el Parlamento -por ahora- y una sociedad en fibrilación, de la que emerge el Partido de la Ira. Con este panorama comenzará el jueves el reinado de Felipe VI.

Rubalcaba deja el PSOE por debajo del 25%, pero con el listón muy alto en política de Estado. Los elogios que ha recibido el discurso del secretario general en la sesión del Congreso que validó la abdicación del Rey, han sido abrumadores. Un gran discurso, que dibuja el significado exacto de su renuncia. Marcha un inteligente estatista y se abre una pugna entre jóvenes dirigentes, que puede quedar mal resuelta.

Si Eduardo Madina o Pedro Sánchez, los dos principales contendientes, no consiguen una clara victoria el 13 de julio, el PSOE puede dirigirse al desastre.

En las próximas semanas, el Partido Socialista decidirá varias cosas importantes. La primera de ellas, su grado de dependencia del grupo dirigente andaluz. Un PSOE dispuesto a reconquistar la mente y el corazón de muchos ciudadanos que han dejado de sentirse identificados con la política oficial, fenómeno especialmente intenso en las grandes ciudades; o un PSOE dirigido, directa o indirectamente, desde Sevilla, intentando blindar sus anclajes tradicionales, hostil a la nueva izquierda, más cauteloso -más aún- ante las reclamaciones catalanas, y estratégicamente predispuesto a la gran coalición con el Partido Popular, si ello fuese necesario en la próxima legislatura. Un PSOE innovador, o un PSOE de orden. Así se perfila el dilema, a grandes rasgos.

Un PSOE dispuesto a una cierta experimentación, o un PSOE fortificado en sus bases tradicionales, a la espera de que la tormenta social amaine un poco y los electores comiencen tener dudas sobre la solidez y la coherencia de las nueva izquierda rupturista. Un nueva dirección alrededor de Madina, o la sombra de Susana Díaz y del grupo dirigente de Sevilla detrás del madrileño Pedro Sánchez, un candidato de perfiles imprecisos hasta ayer.

Díaz no se ha retirado para dejar el campo abierto a Madina. Se ha retirado, tácticamente, porque necesita consolidarse en Andalucía y por miedo a un fracaso electoral en 2015. Susana Díaz, cultura política califal, quería la unánime aclamación en una España donde los jóvenes vuelven a cuestionarlo todo.

Esa es una de las grandes cuestiones de fondo: ¿con qué segmentos de la sociedad quiere conectar de manera preferente el PSOE? Un dramático dilema socialdemócrata. La quietud electoral del Sur -las cosas están mal, pero podrían ir peor-, o la radicalización de aquellos sectores de la España urbana que menos se resignan a la crisis. Ese “derecho a decidir” que nació en Catalunya y que ya ha cruzado el Ebro, adoptando diversos significados.

Esa es la cuestión de fondo, aliñada por un “todos contra todos”, muy propio de los debates internos socialistas. A la espera de su momento, el grupo andaluz intentará que Pedro Sánchez se convierta en su candidato y siempre tendrá cerca a Carme Chacón como eterna aspirante al cartel electoral. Si Madina no vence con claridad, lo va a pasar mal. El riesgo de fractura múltiple es alto. La creciente debilidad del PSC, agravada ahora por la dimisión de Pere Navarro, coloca a los socialistas españoles en una posición electoral subalterna difícil de reparar a corto plazo.

El PSOE convocará el 13 de julio a 200.000 militantes. El novel Podemos ha movilizado estos días el voto de 55.000 ciudadanos para empezar a dar forma a la candidatura sorpresa del 25-M. El núcleo encabezado por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, los tres, profesores de Ciencias Políticas en la Complutense de Madrid, ha conseguido más del 85% de los apoyos y parecen tener bajo control el entrismo trotskista del grupo Izquierda Anticapitalista

Por si Catalunya no bastaba, Podemos se está convirtiendo en el nuevo dolor de cabeza de los grupos dirigentes de Madrid. Es el flautista de Hamelín que puede acabar de desestabilizar al PSOE. Ha dejado atónita a Izquierda Unida, presa de las rigideces del viejo PCE. Y cuenta con buenas cuotas de presencia en la televisión privada, puesto que Iglesias mueve audiencia. En la ciudad de Barcelona comienza a perfilarse la hipótesis de una candidatura municipal de toda la izquierda alternativa, liderada por Ada Colau. Catalunya, siempre laboratorio.

Deja una respuesta