La oligarquí­a rusa se resiste a la crisis global

«Hace un mes, Deripaska cerró un acuerdo para aplazar el pago de 7.400 millones de dólares en préstamos del exterior. Y por estos dí­as, empezó a promocionar una oferta pública inicial de UC Rusal, el gigante del aluminio que es su posesión más preciada. Un actor clave ya se ha comprometido a comprar acciones: un banco estatal cuya junta directiva preside el primer ministro y ex presidente Vladimir Putin».

Pese a sus esfuerzos or afianzar empresas estatales y sus duros comentarios sobre los magnates, Putin ha dependido de ellos para operar muchos de los complejos industriales que Rusia heredó de la Unión Soviética. Antes de la crisis, los oligarcas más dinámicos, como Deripaska, se convirtieron en embajadores de la expansión económica de Rusia al adquirir activos en el exterior. Desde entonces, los magnates han proporcionado el motor capitalista que impulsa el sistema dominado por el Kremlin de Putin. (THE WALL STREET JOURNAL) DEUTSCHE WELLE.- Cinco años después de la victoria del movimiento democrático prooccidental en Ucrania, el segundo mayor país de Europa se encuentra ante un cambio de rumbo de cara a las elecciones de este domingo, a las que se postulan 18 candidatos. La mayoría de ellos son partidarios de una mejora sustancial de las relaciones con Rusia y rechazan el ingreso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras los caóticos años bajo el mandato de los líderes de la Revolución Naranja. Los héroes de 2004, el presidente Víktor Yúshchenko y la primera ministra Yulia Timoshenko, no pueden alardear de haber logrado éxitos económicos y políticos pese al notable fortalecimiento de las libertades democráticas en la ex república soviética. Por muy indecisos que estén muchos electores, en Ucrania el tiempo de los "naranjas" parece haber llegado a su fin. Eeuu. The Wall Street Journal La oligarquía rusa se resiste a la crisis global Gregory L. White y Alexander Kolyandr Inundado de deudas, Oleg Deripaska parecía ser el principal candidato entre los magnates rusos en sucumbir a la crisis financiera hace un año. Hoy en día, no obstante, se apresta a preservar la mayor parte de su vasto imperio gracias a los rescates del Kremlin y las treguas de acreedores extranjeros. Hace un mes, Deripaska cerró un acuerdo para aplazar el pago de 7.400 millones de dólares en préstamos del exterior. Y por estos días, empezó a promocionar una oferta pública inicial de UC Rusal, el gigante del aluminio que es su posesión más preciada. Un actor clave ya se ha comprometido a comprar acciones: un banco estatal cuya junta directiva preside el primer ministro y ex presidente Vladimir Putin. El caso de Deripaska pone de manifiesto una relación extrañamente simbiótica entre los oligarcas de Rusia y Putin, quien alguna vez amenazó con eliminarlos "como clase". También ayuda a explicar cómo el gobierno de Putin, impulsado por el petróleo, ha sobrevivido a una crisis financiera y económica que en un momento amenazó sus cimientos. Cuando se desató la crisis en 2008, la élite empresarial de Rusia temía que el Kremlin se aprovechara de sus aprietos de deuda para hacerse con importantes activos. En lugar de eso, mientras que los rescates de los países de Occidente en algunos casos barrieron con los accionistas, las autoridades rusas hasta ahora han procurado proteger los intereses de los multimillonarios que controlan gran parte de la industria. Las olas de bancarrotas y nacionalizaciones que muchos veían venir habrían sido demasiado desestabilizadoras como para arriesgarse, según asesores del gobierno. Al mantener a los oligarcas leales a flote, el gobierno contuvo el impacto político de la crisis financiera al limitar los despidos. Los magnates, por su parte, les han devuelto el favor jugando a menudo el papel de chivo expiatorio en la televisión estatal. Putin "necesita que haya una multiplicidad de oligarcas para mantener su poder", dijo una persona cercana a Rusal. Pese a sus esfuerzos por afianzar empresas estatales y sus duros comentarios sobre los magnates, Putin ha dependido de ellos para operar muchos de los complejos industriales que Rusia heredó de la Unión Soviética. Antes de la crisis, los oligarcas más dinámicos, como Deripaska, se convirtieron en embajadores de la expansión económica de Rusia al adquirir activos en el exterior. Desde entonces, los magnates han proporcionado el motor capitalista que impulsa el sistema dominado por el Kremlin de Putin. Aún no queda claro cuál es exactamente la relación de Deripaska con el Kremlin. Ambas partes aseguran que es puramente empresarial. Deripaska, no obstante, tiene buenos contactos y acceso directo a Putin y otros altos funcionarios, según gente allegada a él. Deripaska a menudo forma parte de la delegación de empresarios que acompaña a Putin y al presidente Dmitry Medvevev cuando viajan al exterior. El magnate de 42 años ha invertido considerablemente en proyectos respaldados por el Kremlin, como los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en la ciudad de Sochi. También gana puntos por sus esfuerzos por salvar gigantes rusos como la planta automotriz OAO GAZ y un fabricante de aviones. Al igual que los demás oligarcas, evita cualquier tipo de actividad política independiente. Estados Unidos y Canadá le han denegado visas a Deripaska por sospechas de posibles lazos con el crimen organizado. Él lo niega y nunca se le ha acusado de un crimen. Tiene un juicio pendiente en Londres en el que un ex socio lo acusa de que le debe una participación de 13% en Rusal; Deripaska lo rechaza. La industria del aluminio fue una de las más rentables durante el caos que siguió a la caída de la Unión Soviética en 1991. Para fines de los 90, Deripaska controlaba una gran parte del sector. En 2000, Putin reemplazó a Boris Yeltsin como presidente y Deripaska empezó a diversificarse a las industrias automotriz, aérea, financiera y de construcción. En 2001, se casó con Polina Yumasheva, hija de un alto funcionario del Kremlin durante el mandato de Yeltsin. Deripaska asegura que no obtiene ningún beneficio político o empresarial de su matrimonio. El magnate compró las participaciones de sus socios en Rusal, que tenía un amplio flujo de caja gracias al alza de los precios de los metales y los bajos impuestos. Con préstamos de bancos extranjeros, Deripaska acumuló una deuda de casi 30.000 millones de dólares. Sin embargo, la crisis financiera redujo el valor de los activos contra los cuales él y otros magnates habían tomado préstamos. Los bancos les exigieron más colateral, que no podían satisfacer. Los acreedores confiscaron una participación de 20% que Deripaska había adquirido en el fabricante de autopartes canadiense Magna International Inc. Rusal también enfrentó el riesgo de perder una participación del 25% que había comprado en OAO Norilsk Nickel. Los bancos extranjeros que en su momento se apresuraron a prestarle adoptaron una postura dura. Algunos, receptores de rescates en sus países, no se atrevieron a mostrarse generosos con clientes extranjeros. Agobiados por sus deudas, los oligarcas le rogaron al Kremlin que los ayudara, y éste cedió por temor a que activos estratégicos quedaran en manos extranjeras. Días antes de que venciera el plazo de deudas, Vneshekonombank (VEB), el banco estatal donde Putin es presidente del directorio, le prestó a Rusal 4.500 millones para que pagara sus obligaciones. A medida que los precios de los metales caían, el imperio de Deripaska parecía el más vulnerable a sucumbir a los acreedores. El magnate, sin embargo, trabajó incansablemente para salvar su negocio. Volvió a la presidencia ejecutiva de Rusal después de varios años, se abocó a reducir costos y rechazó ofertas para vender activos a precios de ganga. El gobierno colocó varias de las empresas de Deripaska en una lista de firmas que recibirían ayuda estatal. Aunque las autoridades dicen que no se trató de un rescate, los analistas dicen que equivalió a eso. Deripaska niega que fuera rescatado. A mediados de 2009, el magnate revivió planes para una oferta pública de Rusal y Putin aprobó un plan para invertir unos 700 millones en la oferta a través de VEB. Cuando reguladores de Hong Kong, donde se realizaría la operación, pidieron garantías de que Rusal no quebraría, Sberbank, otro banco ruso salió al rescate. Ofreció refinanciar la deuda de Rusal y estudia comprar acciones. THE WALL STREET JOURNAL. 12-1-2010 Alemania. Deutsche Welle Elecciones en Ucrania: ¿próximo Gobierno, pro ruso? Cinco años después de la victoria del movimiento democrático prooccidental en Ucrania, el segundo mayor país de Europa se encuentra ante un cambio de rumbo de cara a las elecciones de este domingo, a las que se postulan 18 candidatos. La mayoría de ellos son partidarios de una mejora sustancial de las relaciones con Rusia y rechazan el ingreso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras los caóticos años bajo el mandato de los líderes de la Revolución Naranja. Los héroes de 2004, el presidente Víktor Yúshchenko y la primera ministra Yulia Timoshenko, no pueden alardear de haber logrado éxitos económicos y políticos pese al notable fortalecimiento de las libertades democráticas en la ex república soviética. Por muy indecisos que estén muchos electores, en Ucrania el tiempo de los "naranjas" parece haber llegado a su fin. Yúshchenko, contra las cuerdas Hasta el último minuto y sabiendo de antemano que tiene pocas posibilidades de vencer en los comicios, Yúshchenko lanzó peroratas cargadas de ofensas personales a su ex aliada Timoshenko: "Timoshenko es la muerte con una trenza", advirtió el presidente de 55 años, aludiendo al emblemático peinado de su contrincante. El principal beneficiario de esa duradera lucha de poder es el líder de la oposición, Víktor Yanukovich, quien ahora luce como favorito para ocupar el máximo cargo político en el país. Sin embargo, de acuerdo con las encuestas, ninguno de los principales candidatos conseguirá la victoria en la primera vuelta electoral; para eso es necesario hacerse con el 50 por ciento de los votos. La segunda vuelta está programada para el 7 de febrero. Yanukovich, favorecido por las encuestas "Yúshchenko ya puede empezar a hacer las maletas", dijo en tono burlón Yanukovich al referirse recientemente al presidente. El líder de la oposición rebosa de confianza en sí mismo gracias a los buenos resultados obtenidos en las encuestas: 30 por ciento de intención de voto. En caso de ser elegido presidente, el político de 59 años pretende cambiar el rumbo hacia Occidente tomado por el país y convertir a Ucrania más bien en un "puente" entre Bruselas y Moscú. Para Yanukovich una victoria supondría también un triunfo personal: tras el escándalo por la falsificación de votos en 2004, fue derrotado por Yúshchenko en la repetición de los comicios. Sin embargo, el candidato que podría determinar el resultado en la cita con las urnas es el ex ministro de Finanzas Sergei Tigipko, que en las encuestas ocupa el tercer lugar. El banquero asegura haber invertido 7,5 millones de euros de su fortuna particular en su candidatura y se presentó a la campaña como alternativa pragmática, describiéndose como el "hombre del mañana". Los analistas políticos dudan que el político de 49 años consiga participar en una segunda vuelta, pero opinan que, antes de que ésta tenga lugar, Tigipko podría influenciar el resultado de los comicios con una recomendación de voto. Ucrania, entre la UE y Rusia El presidente Yúshchenko luchó infatigablemente en las pasadas semanas contra las encuestas adversas a su candidatura y apeló a un discurso cargado de alusiones en contra de los rusos. El político, cuya cara está surcada de cicatrices tras ser envenenado con dioxina durante la campaña electoral de hace cinco años, es partidario del ingreso de Ucrania a las filas de la OTAN y la retirada inmediata de la flota rusa de la península ucraniana de Crimea. Yúshchenko no ha tenido empacho en tildar a Yanukovich y Timoshenko de agentes del Kremlin. Por su parte, la jefa de gobierno de 49 años estabilizó recientemente las malparadas relaciones bilaterales con Rusia –agravadas por la disputa del gas­– durante conversaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin, que transcurrieron sin desencuentros. Incansable, Timoshenko recorre desde hace semanas el país de 46 millones de habitantes. Timoshenko, de promesa en promesa Timoshenko promete un aumento de las pensiones y mejoras en el sistema sanitario en caso de lograr la victoria, aunque no explica cómo el país –actualmente al borde de la quiebra– podrá financiarlo. La primera ministra aspira a que Ucrania ingrese a la Unión Europea en 2015, pero los expertos no creen que Timoshenko esté en capacidad de alcanzar esa meta. Aún así, para la candidata del partido que lleva su nombre –Bloque Yulia Timoshenko– está claro que vale la pena continuar la campaña electoral hasta el último día. Y es que un elevado número de personas con derecho a voto continúa indeciso. Por otro lado, la frustración alimentada por la crisis económica, social y política en el país es grande, y eso podría estimular la abstención electoral. Además, muchas personas temen que se practiquen fraudes durante los comicios. En general, son muy pocos los ucranianos que confían en que sus políticos puedan sacarles del caos postcomunista. Un chiste que actualmente circula por el país ilustra muy bien el clima imperante: "Papá, ¿todos los cuentos comienzan con ‘érase una vez’?" – "No, hijo mío, los mejores cuentos comienzan con ‘si Usted vota por mí…’ ". DEUTSCHE WELLE. 16-1-2010

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