El juez Marck Pizzo ha fallado a favor de España en el litigio con la empresa norteamericana Odysssey Marine, por el tesoro de «La Mercedes»: 500.000 monedas de plata y oro.
En mayo del 2007, Odyssey encontró cerca de las costas de Algarve el botín del barco “Nuestra Señora de la Mercedes”, un buque esañol hundido en 1804 en el cabo de Santa María, tras una batalla naval con la flota inglesa. En ese momento la empresa registró el descubrimiento en un tribunal de Tampa – Florida -. La compañía ha asegurado en todo momento que la pertenencia del tesoro en cuestión a La Mercedes era solo una hipótesis sin demostrar, por lo que España no tenía derecho de reclamación sobre él. Dos años de vericuetos legales, persecuciones marítimas de la Guardia Civil a barcos del Odyssey – algo digno de presenciar – y muchas deliberaciones, el magistrado ha resuelto que el pecio encontrado por Odyssey es “La Mercedes”, y que no tiene competencia sobre el caso. Las monedas deben, por lo tanto, volver a España. La compañía desde luego recurrirá porque, según ellos, el juez no ha tenido en cuenta que los herederos deben ser los descendientes de las doscientas personas fallecidas en el hundimiento del buque, y están convencidos de que estos estarán de acuerdo con su reclamación, aunque sin explicar demasiado el por qué. En su momento se especuló con la posibilidad de que la compañía repartiera una parte de la fortuna encontrada con los descendientes, algo que en una comparativa supondría una limosna al lado de lo que Odyssey ganaría con el efecto a la alza para sus acciones en la bolsa. Ese es el verdadero botín. Intentan quitar argumentos a la parte española, aunque el hecho de que a mediados de los noventa, Stemm – fundador de Odyssey – y el otro cofundador de la empresa, John Morris, fueran investigados por la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos bajo la sospecha de haber dado información inflada sobre un pecio que había hecho subir las acciones de la compañía, les obliga a andar con cuidado. Y no solo con las autoridades estadounidenses. Durante estos dos años se han dado incidentes como el que se produjo en las costas de Cádiz. El “Ocean Alert”, un barco de la compañía, fue interceptado por la Guardia Civil a dos millas de Punta Europa, respondiendo a la orden judicial dictada por una jueza de Cádiz para apresar buques de Odyssey en cuanto entraran en aguas territoriales españolas para llevarlos a puerto español y proceder a su registro. Sean cuales sean las razones arqueológicas o científicas, el patrimonio de un país le pertenece, siempre. Más cuando Odyssey ha sido denunciada ya por expoliar los restos de más de treinta pecios en el mar