Marxismo

La mentira de la crisis del marxismo

Quienes hoy nos llaman a abandonar el marxismo afirman que es la consecuencia inevitable del retroceso de la revolución. El siglo XX, recorrido por los sueños revolucionarios, habrí­a concluido, y objetivos como acabar con la explotación del hombre por el hombre pertenecerí­an al pasado. No es la primera vez que se nos bombardea con la «crisis del marxismo». Lenin, y el propio Marx, ya combatieron esas ideas que utilizan retrocesos o fracasos coyunturales para cuestionar la validez del marxismo.

Hoy, incluso desde el pensamiento dominante en la izquierda, se nos dice que la historia de la revolución es la de una acumulación de derrotas. Lo que sería la prueba de la “crisis del marxismo” como teoría revolucionaria.

La realidad es exactamente la contraria. No existe, ni ha existido nunca, ninguna crisis del marxismo. Por el contrario, en los últimos 170 años lo que sí ha sucedido es un enorme avance de la práctica revolucionaria.

No ha sido un camino recto sino sinuoso, con retrocesos y avances. Donde cada fracaso se ha convertido en un salto adelante que ha fortalecido la teoría marxista, convirtiéndola en una herramienta mucho más poderosa para transformar el mundo al servicio de los explotados.

Podemos comprobarlo recorriendo las tres principales encrucijadas en la historia del Movimiento Comunista Internacional.

La Comuna de París

El 18 de marzo de 1871 los obreros de París se lanzan a tomar, esta vez de verdad, el cielo por asalto. En medio de la guerra franco-prusiana, con las tropas alemanas cercando la capital, la clase obrera toma el poder.

El ejército alemán aparca la guerra con Francia y se coaliga con la burguesía gala contra el enemigo de clase común: la Comuna. La inicial victoria revolucionaria se transforma en sangrienta derrota y en una cruel represión.

Pero en la confusión y el desánimo creado por la derrota de la Comuna se crean las condiciones para una brillante victoria.

El marxismo defiende tajantemente a la Comuna, donde durante 70 días la clase obrera se ha atrevido a desafiar el dominio de clase de la burguesía, y gana definitivamente la batalla frente a todos los socialismos utópicos, convirtiéndose en la ideología dominante del movimiento obrero. Lo que permitirá el nacimiento y expansión de los grandes partidos obreros que tienen el marxismo como guía.

La Revolución de Octubre

En 1914, la mayoría de los partidos socialdemócratas que forman la IIª Internacional respaldan la guerra imperialista. Solo una minoría encabezada por el Partido Bolchevique se opondrá, lanzando la consigna de transformar la guerra imperialista en revolución.

Pero este retroceso histórico volverá a convertirse en una victoria, todavía más rotunda.

El combate desplegado por el leninismo frente al revisionismo de la IIª Internacional permitirá, solo tres años después, la Revolución de Octubre, la primera vez que los explotados toman el poder.

Una gigantesca oleada revolucionaria sacude el mundo, creando centenares de partidos comunistas en todo el planeta, impulsando una marea de luchas antimperialistas…

Con la revolución de Octubre, el marxismo pasa de ser teoría y sueños a ser una resplandeciente realidad. Abriendo una nueva época para toda la humanidad: la del imperialismo agonizante y el avance de la Revolución Proletaria Mundial.

La Revolución Cultural

La transformación de la URSS, el primer Estado socialista, en un Estado de dictadura de una nueva burguesía burocrática y en una superpotencia hegemonista supuso un retroceso sin precedentes en la historia de la revolución proletaria mundial.

Siguiendo el bastón de mando soviético, muchos Partidos Comunistas pasaron de ser vanguardia del proletariado a convertirse en agentes de la burguesía y el imperialismo en su seno.

El pensamiento Mao Tse Tung va a enfrentar esta tercera encrucijada, desarrollando el marxismo-leninismo.

En 1966, diecisiete años después del triunfo de la revolución, se está desarrollando en las altas esferas del Estado socialista chino una corriente que persigue la restauración del capitalismo, como había sucedido en la URSS.

Mao firmará un dazibao en la Universidad de Shangai, que da inicio a la Revolución Cultural, con la consigna: “hay que bombardear el Comité Central del partido porque se ha convertido en el cuartel general de la reacción”.

Impulsando un gigantesco movimiento de masas en el que participa el conjunto del pueblo chino, enfrentándose a quienes “ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista”.

Desde esta posición revolucionaria, el pensamiento Mao Tse Tung permite una extensión de la ideología comunista entre las amplias masas, un desarrollo del materialismo dialéctico, convirtiendo por primera vez a la filosofía en un instrumento práctico capaz de ser utilizado conscientemente por las amplias masas.

Y, sobre todo, dando un nuevo salto cualitativo en la teoría marxista. Frente a las tesis revisionistas de la desaparición de la lucha de clases en la sociedad socialista, el Pensamiento Mao Tse Tung señala expresamente, por primera vez en la historia del marxismo, que la lucha de clases recorre de arriba abajo el Estado socialista. Y que la lucha entre la burguesía y el proletariado se concentra principalmente en las altas esferas del Partido y del Estado, entre los cuadros seguidores de la vía capitalista y los seguidores de la vía socialista.

Tres encrucijadas, tres saltos adelante

En cada una de estas tres encrucijadas, el marxismo ha enfrentado golpes cada vez más duros y conflictos más agudos. Pero en todas ellas se ha dado una respuesta que ha permitido extender la práctica revolucionaria a terrenos que antes no podía abarcar, y desde ahí se ha desarrollado y fortalecido la teoría marxista.

Afirmar que el marxismo ha quedado invalidado por los fracasos de la revolución, persigue el objetivo de arrebatar a los pueblos la herramienta más valiosa, la teoría revolucionaria, para poder defender los intereses de los explotados y oprimidos.

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