Hemos ganado la mayoría. Y ellos «el gobierno madrileño y los monopolios que pretendían convertir la salud en un negocio- han perdido. Ha sido una decisión judicial la que ha obligado al presidente madrileño a asumir su derrota, anunciando el abandono de la privatización de seis hospitales públicos, y ofreciendo la cabeza del consejero de sanidad. Pero no hubiera sido posible sin la movilización, sostenida durante más de un año por la «Marea Blanca» en defensa de la sanidad pública.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha rechazado el recurso del gobierno madrileño, ratificando la suspensión cautelar de la privatización sanitaria aprobado en septiembre.
Inmediatamente, el presidente de la comunidad, Ignacio González, anunciaba la suspensión del plan de privatizaciones. Y el consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, presentaba su dimisión. «Hemos ganado porque unidos tenemos una fuerza de la que todavía no somos conscientes»
La entrega a manos privadas de seis hospitales públicos inaugurados en 2008 (Infanta Sofía, Infanta Leonor, Infanta Cristina, Del Henares, Del Sureste y del Tajo) comprometía la salud de 1,2 millones de madrileños, y afectaba a 5.000 trabajadores sanitarios.
Las empresas beneficiarias –Ribera Salud, Sanitas y Grupo Hima- son el ariete que el capital extranjero y los fondos de inversión especulativos están utilizando para controlar el negocio sanitario.
Sanitas está integrada en la mayor aseguradora británica (BUPA), Ribera Salud mantiene estrechas relaciones con monopolios y “fondos buitres” estadounidenses, como CVC o Centene Corp. Y el Grupo Huma, formalmente radicado en Puerto Rico, es en realidad un tentáculo del gran capital norteamericano.
Que estos “tiburones financieros” pasasen a “gestionar” parte de la sanidad pública era un peligro mortal para nuestra salud.
De hecho, Madrid era el “laboratorio” donde se pretendía imponer una privatización salvaje de la sanidad púbica que luego se extendería al resto del país.
Pero ese tiro les ha salido por la culata. La “Marea Blanca” ha catalizado el rechazo popular masivo a la privatización de la sanidad pública. Agrupando a sindicatos, asociaciones profesionales y ciudadanas, y manteniendo durante más de un año una movilización constante.
En octubre de 2012, el gobierno madrileño anuncia, además de la privatización hospitalaria, el desmantelamiento del Hospital de La Princesa.
Inmediatamente, los trabajadores del hospital –radicado en el barrio de Salamanca, tradicional feudo conservador- inician un encierro indefinido, y se convierten en emblema de la lucha por la sanidad pública.
Hasta el punto de que sólo un mes después, el gobierno madrileño se ve obligado a dar marcha atrás en su plan de reconversión de La Princesa.
La denuncia interpuesta ante los tribunales contra el proceso privatizador, la presentó la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), muchos de cuyos miembros han reconocido ser votantes del PP, pero que han sido uno de los grupos más activos en las movilizaciones.
Esta es una de las razones que explican porque está lucha ha triunfado. Porque en las movilizaciones en defensa de la sanidad pública han confluido desde el 15-M hasta votantes del PP. Nos hemos unido el 90% afectado por los recortes y la privatización para defender nuestros intereses. Y hemos ganado porque unidos tenemos una fuerza de la que todavía no somos conscientes.