El Anacronópete

La máquina del tiempo es un invento español

En 1887, osea siete años antes de «La Máquina del Tiempo» de H.G. Wells, Enrique Gaspar y Rimbau escribe «El Anacronópete» una historia sobre un cientí­fico aragonés llamado Don Sindulfo Garcí­a que quiere casarse con su sobrina. í‰sta sin embargo está enamorada de su primo y se niega. Don Sindulfo, llamado también Pichichi, quiere volver a una época del pasado donde por autoridad pueda casarse con ella.

La historia está llena de untos cómicos como el esfuerzo del estado francés por mejorar la moral de las francesas. Convencen a Pichichi, que va a Parí­s a mostrar su invención, a llevarse unas cuantas prostitutas para que las traiga rejuvenecidas de vuelta con la esperanza de que cambien de forma de vida al tener una nueva oportunidad.Gaspar claramente estuvo influenciado por Julio Verne y siendo él diplomático y escritor, hijo de actores, sorprende su novela por la cantidad de conocimientos que dá. Del libro se puede deducir que el madrileño de nacimiento era un estudioso o al menos que tení­a una gran curiosidad por diversos temas, desde la ciencia hasta la religión. Viajando los anacronóbatas hacia el pasado en su novela se paran en la batalla de Tetuán, en la época de Colón, en la China del siglo III, en Pompeya antes de su desaparición y hasta antes del Diluvio de Noé. Combina el Viaje al pasado con el deseo de la inmortabilidad que persigue uno de los viajeros quien descubre al final que el secreto de la inmortabilidad es Dios. Describe también una teorí­a del tiempo muy original y cómica que explica de una manera muy sencilla con una lata de sardinas: «El Tiempo es la atmósfera»Es sorprendente por todos los factores descritos que no se halla conocida esta historia antes. Las responsables de que se halla redescubierto son dos hispanistas expertas en ciencia ficción Yolanda Molina-Gavilán y Andrea Bell que residen en los Estados Unidos. Preparando la edición de la obra «El barco del Tiempo», el organizador de una reciente exposición en Londres en donde la biblioteca británica reunió a diversos pioneros de la ciencia ficción. Entre los expertos de esta categorí­a de la literatura no hay duda ahora mismo que Enrique Gaspar es el primero en haber utilizado una máquina que permita retroceder en el tiempo. Como escribí­a recientemente Jerónimo Andreu en «El paí­s»: «La obra en lo que la presentó, en 1887, no puede ser de esencia más española: una novela satí­rica, con estructura de zarzuela y teñida de controversia polí­tica.»

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