Inmaculada Casas es la jefa de la Unidad de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología, organismo integrado en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)
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En las últimas semanas, el planeta entero se ha puesto en guardia contra una nueva letra griega, la variante ómicron del coronavirus. Sabemos que acumula unas 50 mutaciones, y de ellas más de 30 en su espícula y que se sospecha, por el tipo y la cantidad de mutaciones, que podría ser más transmisible que la variante Delta ahora predominante. ¿Se ha confirmado esto? ¿Qué sabemos ya de la ómicron?
Lo que ya se está viendo es que tiene una capacidad de transmisión elevada y que está infectado a personas que ya están vacunadas. Hay que recordar que aunque esta variante esté infectando a las personas con pauta completa, eso no significa que vaya a ser peor, sino que como ya ocurría con las otras variantes, las vacunan no eliminan la posibilidad de infectarse ni de transmitir el virus.
Con respecto a la variante ómicron, lo que se ya se sabe es que ha llegado a Europa a través de casos importados, y que por ejemplo en Reino Unido empieza a haber transmisión en la comunidad, es decir, que ya tenemos casos de personas que no tienen relación con viajes fuera de Europa, ni contacto con personas que vienen de los lugares considerados focos de la ómicron como Sudáfrica. En España de momento hay una docena de casos, pero es de esperar que vayan saliendo más. Seguramente tardaremos más porque España no tiene vuelos directos con Sudáfrica como sí los tiene Reino Unido, París o Frankfurt.
Ómicron tiene una capacidad de transmisión elevada
Lo que más se teme es que las vacunas pierdan algo de poder inmunizador ante ómicron, al ser esta variante más esquiva para algunos anticuerpos. Aunque un estudio preliminar señalaba que con una tercera dosis de Pfizer tendríamos un nivel de protección equivalente al que tenemos ahora contra las primeras variantes. ¿Es así? ¿Puede dejar ómicron parcialmente obsoletas a las actuales vacunas o no?
Las actuales vacunas contra el SARS-CoV-2 se tienen que ir modificando con el tiempo, como cualquier vacuna frente a cualquier microorganismo, mejorándose y actualizándose contra las nuevas variantes que surjan. Pero ahora mismo los anticuerpos que están generando las vacunas que se están utilizando frente a las variantes más antiguas del coronavirus pueden neutralizar parcialmente ómicron. No se produce una neutralización total y perfecta, sino parcial.
Tampoco tenemos todavía estudios de grandes números de sueros, de muchas personas infectadas con ómicron, y tenemos que estudiar fenómenos casi individuales. No tenemos un estudio con, por ejemplo, 5.000 pacientes infectados con ómicron, y hemos visto cómo actúan los anticuerpos neutralizantes con sus sueros, sino de un puñado de pocos pacientes: por ejemplo un estudio de Suecia con 17 personas. Con lo cual, con esa muestra, que no es significativa, no se pueden sacar conclusiones concluyentes de si ómicron escapa más o menos de los anticuerpos, o cuánto más escapa.
Esto es así de momento, hace falta estudiarlo muchísimo mejor y ya hay muchos equipos en ello. Pero desde el punto de vista teórico, in vitro, lo que podemos decir después de haber analizado su genoma, es que al tener una cantidad y un tipo determinado de mutaciones en las partes de la proteína de la espícula que se unen con los anticuerpos, es posible que esos anticuerpos no se unan tan bien a su dominio diana, y no lo puedan neutralizar al 100%.
Pero en lo que se confía es que las vacunas sigan funcionando bien en prevenir que las infecciones no produzcan casos graves de enfermedad, y que sigan evitando que las personas infectadas tengan cargas virales tan altas y tanta capacidad infectiva como si no hubieran estado vacunadas. Las vacunas van a seguir protegiéndonos, pero no van a evitar que la gente nos podamos infectar con ómicron.
Hay que estudiar mucho mejor esta variante
Esto que estoy contando de ómicron es lo normal en virus respiratorios. Con el virus de la gripe ocurre todo el tiempo. La capacidad de los virus de mutar espontáneamente y de generar variantes que escapan a los anticuerpos neutralizantes es muy alta. Los científicos que estudiamos los virus respiratorios estamos acostumbrados a que incluso con vacunas, siempre haya infección respiratoria. Lo importante es que la vacuna te protege de la enfermedad que ello conlleva. Y por lo que se sabe de momento, las vacunas actuales van a seguir protegiéndonos de las hospitalizaciones, de los ingresos en UCI y de la mortalidad.
Y porque además, los anticuerpos neutralizantes son sólo un componente del sistema inmune. También tenemos la inmunidad celular…
Sí, sí, eso es. Siempre nos vamos a medir los anticuerpos, y no lo son todo. Lo que hay que medir es toda la fotografía completa, cómo el sistema inmune en su conjunto responde frente a la invasión de un microorganismo nuevo, en este caso una nueva variante del coronavirus. Es el mismo virus, un primo hermano, y el sistema inmune que ya ha sido “entrenado” contra él -sea porque se ha pasado una infección, sea porque se ha vacunado- tiene capacidad de responder.
En el peor de los casos de que la nueva variante disminuyera significativamente la inmunidad en las personas vacunadas, sería relativamente sencillo elaborar (en unos tres meses más o menos) vacunas «actualizadas» que también protegieran contra las nuevas cepas, incluida ómicron, ¿no?
Así es. De hecho, las nuevas vacunas de RNA mensajero, están sintetizadas en el laboratorio y no necesitan contener el virus real, sea de forma atenuada, o con fragmentos del mismo. No necesitan «cultivar el virus» e inactivarlo, sino que en el propio laboratorio se pueden secuenciar el genoma mutado de la nueva variante, y se pueden diseñar las proteínas que van a ser producidas por los genes mutados.
Es más, podemos saber por computación qué mutaciones van a tener más frecuencia, van a acabar predominando entre las variantes del coronavirus. Por eso hablar tanto de esta variante ómicron no tiene mucho sentido. Tiene mucha más importancia analizar qué mutaciones del genoma vírico se han ido produciendo a lo largo del tiempo, y ver su frecuencia, ver la frecuencia con la que cambia cada posición del genoma del virus de manera natural. Eso nos permitirá anticiparnos, nos permitirá adivinar la «espícula» de los virus futuros. Y elaborar vacunas más eficaces contra ella.
Las vacunas van a seguir protegiéndonos de la enfermedad grave, también contra ómicron
Todos los expertos en evolución vírica esperan que el coronavirus acabe evolucionando hacia una forma más benigna, con la que pueda «coexistir» con su hospedador produciendo algo parecido a los simples catarros. De hecho el asesor médico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, ha sugerido que ómicron podría ser el inicio de esta deriva y que podría causar una enfermedad «menos grave». ¿Se va reforzando o descartando esta hipótesis? ¿Qué indicios sugieren que ómicrón pueda ser menos virulento?
Eso sugieren la cantidad de hospitalizaciones, que es menor que en otras ocasiones. Pero lo que pasa es que es prematuro afirmar eso, porque no tenemos aún forma de saber si se debe al efecto de las vacunas -en España casi el 90% con la vacuna completa- o si realmente la ómicron produce una enfermedad más leve. Aún no tenemos una cantidad suficiente de casos como para saber si es que el virus ha comenzado a evolucionar hacia formas clínicamente más leves, o si esa disminución de las hospitalizaciones se debe al efecto benigno de las vacunas. Esto es difícil de evaluar porque los estudios sobre ómicron van a hacerse en muchos casos sobre personas vacunadas.
Lo que sabemos es que las vacunas protegen. En España el 60% de los pacientes Covid que ahora están en la UCI son no vacunados, cuando -si descontamos los niños- son un porcentaje muy pequeño de la población. Esto no descarta que es posible que el virus esté comenzando a evolucionar hacia formas más leves, pero si fuera así va a ser difícil discernir en qué grado se produce, porque ese efecto está eclipsado, solapado, con la protección de las vacunas. Están las dos hipótesis y va a llevar tiempo integrar toda la información.
Pero sí, lo que esperamos los que conocemos los virus respiratorios es que el SARS-CoV-2 evolucione hacia una infección más leve, porque esa es la manera natural que tienen los virus en la población.
Durante este año y medio de pandemia, la OMS y casi todos los expertos no han dejado de decir que debe ser una prioridad impulsar la vacunación en países en vías de desarrollo. No solo por una cuestión ética, sino porque es un imperativo epidemiológico: si no lo hacemos, surgirán sin cesar nuevas variantes que eventualmente pueden dejar obsoletas las vacunas y hacernos retroceder a la casilla de salida. ¿Es así? ¿Comparte este punto de vista?
Así es, absolutamente, totalmente. Es un desastre la vacunación del Tercer Mundo. Todo el dinero que está destinando la Unión Europea en controlar la transmisión, los fondos que se están dando a los países para mitigar los efectos de la pandemia, no servirán de nada si no atacamos al virus en esos países pobres. Podemos tener un gasto de dinero enorme dentro de las fronteras europeas, en los países industrializados, que no servirá de mucho, porque siempre van a aparecer nuevas variantes. Porque en enormes zonas geográficas el virus no encuentra problema alguno en transmitirse, multiplicarse y por tanto mutar de forma espontánea. Y además estamos hablando de un virus respiratorio de RNA, con tasas de mutación altas, que va a producir variantes seguro. Los que tratamos con virus respiratorios sabemos esto porque es de libro.
Es un desastre lo de la vacunación del Tercer Mundo.
Por eso, como decías, la OMS desde el principio ha instado a los países desarrollados y a las compañías farmacéuticas a hacer un esfuerzo, donaciones masivas o una forma de implementar las vacunas en países con menos recursos, por supuesto en África, pero también en muchos países de Asia hay amplias zonas donde las vacunas no llegan. Es muy importante que la lucha contra la pandemia esté equilibrada a nivel mundial, porque si no es así seguirán surgiendo nuevas variantes.
Mari Puri dice:
¨Es muy importante que la lucha contra la pandemia esté equilibrada a nivel mundial, porque si no es así seguirán surgiendo nuevas variantes.¨