La Llorona es una hermosa fábula en la que los monstruos son vencidos. Jayro Bustamante, un cineasta por descubrir, reinterpreta la leyenda popular de la Llorona para tratar un tema tabú en el cine y la sociedad de Guatemala.
Bustamante ficciona los últimos días del general Enrique Monteverde, mando de las fuerzas armadas juzgado por el genocidio de miles de indigenas es una clara referencia al general dictador Ríos Mont condenado en el 2013 por genocidio y crímenes contra la humanidad.
“La Llorona”, película seleccionada por Guatemala para los Oscar 2021 pone al cine guatemalteco en el mapa. Con La Llorona, el cineasta guatemalteco cierra su tríptico del insulto que conforman sus película Ixcanul, Temblores y La Llorona. Mientras que Ixcanul (2015) se centraba en el racismo hacia la población indígena y Temblores (2019) lo hacía sobre el estigma de la homosexualidad, La Llorona gira alrededor de la palabra comunista.
La película mezcla realidad y mito
Las primeras escenas recrean plano a plano el juicio contra Rios Mont y los testimonios de las víctimas que denunciaron ante el tribunal las violaciones de mujeres, asesinatos y torturas por parte del gobierno militar. La actriz maya ixil María Marcos, superviviente de las matanzas, cubierta en el tradicional tzute interpreta a una de las mujeres que testificaron durante los juicios en una escena de singular y desconcertante belleza. A su lado, como un roble, el Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchu que aparece sentada en el mismo lugar que ocupó durante los juicios que forman parte ya de la memoria colectiva de Guatemala.
Monteverde es condenado por genocidio pero el juicio como ocurriera en la realidad es declarado nulo y el general absuelto. Sin embargo el general no descansará en paz su retiro. Su lujosa casa se convertirá en una cárcel para el general y su familia acorralados por el pueblo que durante días y noches se concentra alrededor de la casa clamando justicia. Las consignas contra la impunidad y los cánticos populares, como si de un moderno coro griego se trataran, invocan a las fuerzas naturales y sobrenaturales para hacer justicia contra el general.
Rodada con el ritmo parsimonioso de la gente de la montaña la película mezcla realidad y mito. El general en su encierro será atormentado por los sollozos de la Llorona, Santa Madre de los pobres, que en la reinterpretación del director solloza por el pueblo herido y su voz silenciada.
El general aparece vencido y acorralado
En todo momento el director presenta al general y a la cúpula militar quienes siempre fueron héroes nacionales, vencidos y acorralados. Es este punto de vista que el director mantiene hasta el final de la historía la fuerza motriz de la película. Y es que el general y la cúpula militar fueron vencidos. El clamor popular del pueblo por la justicia se sublima en una fuerza natural en esta fábula donde los muertos y vivos conviven.
Aunque existen muchas versiones en el folclore popular La Llorona es el fantasma de un mujer que llora porque ahogó a sus propios hijos por despecho tras ser abandonada por un hombre. Bustamante reinterpreta esta leyenda del folclore popular como una heroína del pueblo indígena que llora por todos los hijos de la tierra ensangrentada por el genocidio. La Llorona, fantasma de agua dulce, es un diosa arcaica, maternal y terrible al mismo tiempo, de gran importancia en la imaginería y cultura popular hispanoamericana, especialmente entre las clases populares de México y Centroamérica. «Tápame con tu rebozo, Llorona, porque me muero de frío “ cantaba Chavela Vargas. Chavela Vargas convirtió La Llorona en un himno nacional en México. Una Santa Muerte viva, símbolo de México que trae consuelo a los pobres.
Y es que la figura de lo femenino es un elemento central de la película y en el cine de Jayro Bustamante. En todo momento se respira una violencia total contra las mujeres que ni siquiera respeta el más allá.
La Llorona, la mujer doliente, es por el contrario un fuerza vital en la película. Pero todas las mujeres lo son en la película. Lo son Carmen la mujer del general, interpretada magistralmente por Margarita Kénefic y su hija, Natalia (Sabrina De La Hoz) abandonada como la Llorona. Ambas mujeres quienes pertenecen a la élite iniciarán un viaje hacia lo oscuro sin vuelta atrás.