El presidente de Colombia contra la libertad de prensa

La jeta llena de moscas

La presencia del periodista Hollman Morris durante a liberación de los cuatro rehenes de las FARC -que estuvo a punto de frustrarse debido a sobrevuelos de aviones del ejército colombiano- ha llevado al presidente de la república a acusar al periodista de ser «afí­n» a las FARC. Una afirmación que en Colombia y dicha por su presidente debe tomarse como una seria amenaza de muerte.

Tras estas declaraciones, Morris habría recibido varias llamadas amenazantes.Morris ha recibido amenazas desde hace varios años y en la actualidad tiene medidas de rotección como otro centenar de periodistas en Colombia.El presidente Uribe sostuvo que Morris, al igual que su colega Jorge Enrique Botero -quien también hizo parte de la misión humanitaria- “se escudan en su condición de periodistas para ser permisivos cómplices del terrorismo”.El gobierno no tuvo ningún problema en disfrazar a militares de periodistas en la Operación Jaque, pero no admite que los periodistas estén en los sitios donde ocurren las liberaciones.Los relatores para la libertad de expresión de la ONU y de la Organización de Estados Americanos (OEA) han hecho público un comunicado en el que afirman que “no han tomado conocimiento de prueba alguna que vincule al periodista (Morris) con actividades criminales” y recordaron al Estado colombiano “que los altos funcionarios del gobierno deben abstenerse de emitir declaraciones públicas que estigmaticen a los periodistas críticos y generen un ambiente de intimidación que afecte la libertad de expresión en el país.”No se trata de un caso aislado.El gobierno de Álvaro Uribe está siendo investigado por la Fiscalía colombiana por sus estrechos vínculos con el narcotráfico y los grupos paramilitares.En los últimos trece años en Colombia han sido asesinados 126 periodistas.¿Cuántos periodistas colombianos más hay en el exilio? ¿Cuántos han tenido que abandonar sus regiones pero viven todavía en Colombia?Tras las amenazas muchos periodistas eligen el exilio y la autocensura antes de terminar con la “jeta llena de moscas”, como se dice en Colombia.Es una práctica habitual del gobierno de Uribe señalar sin fundamento a cualquier persona y adversario político de tener nexos con la guerrilla.Un mecanismo para silenciar a la sólida izquierda democrática que denuncia a la narco guerrilla extorsionadora en que se han convertido las FARC.Un movimiento progresista muy peligroso: está contra las FARC y contra el gobierno narco paramilitar de Uribe.

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