Cargando...El «tiempo de la impunidad ha llegado a su fin» anunció el nuevo lehendakari en el discurso al final de la marcha de repulsa por el asesinato del policía Eduardo Puelles. De las palabras a los hechos. Desde el pasado 3 de abril, la Ertzaintza (la policía vasca) ha realizado un total de 39 actuaciones en 29 municipios del País Vasco. Los ertzainas han retirado carteles, fotos de presos etarras y pasquines, además de borrar pintadas. Han arrestado a cuatro personas, han identificado a 51 y han remitido 18 atestados a la Audiencia Nacional y cuatro al juzgado de guardia. ¡Bien! ¡Muy bien! Lo que era, hasta ahora, «normal», ya no lo es, ha dejado de serlo. Tolerancia cero.
Y hay lugares donde la infamia inundaba las aredes, como en Mondragón, con una alcaldesa de ANV todavía. La localidad donde se enterró un día, gris y lluvioso por dentro, de marzo de 2008 a Isaías Carrasco con paredes llenas de carteles proetarras y con bastantes vecinos escondidos en los bares, tomando potes, ha cambiado. Porque cayó el muro de la vergüenza. Se han quitado las 18 enormes fotografías de presos de ETA en el municipio. El pasado 31 de mayo, en Galdakao los proetarras tenían un tenderete en la zona festiva de las ikastolas, donde había fotos de presos etarras y una pancarta con el anagrama de ETA. Las pancartas de exaltación del terrorismo acabaron en la basura. Ese mismo fin de semana los agentes retiraron 25 pancartas, 20 de ellas en Bilbao y el resto, en Bergara.¿Qué es lo nuevo? Que la Ertzaintza esté actuando de acuerdo a la legalidad. ¿Por qué? Porque, en palabras de un ertzaina, “sienten que tienen detrás el apoyo de sus jefes y del equipo político”. No hacen falta comentarios, señor Urkullu, sobre la Ertzaitza en tiempos de Ibarretxe. Los hechos hablan. Habrá que seguir hablando.