Urkullu, presidente del PNV, sale en defensa del entorno de ETA

La imposible «perestroika» del PNV

Hace unos dí­as, la polí­tica vasca se convulsionó con las revelaciones de las profundas diferencias de Iñigo Urkullu, presidente del PNV y representante del alma «posibilista» del nacionalismo vasco, con el etnicismo radical de Ibarretxe. Pero ayer, Urkullu se despachaba con unas declaraciones donde atacaba la ilegalización de Askatasuna y D3M -marcas electorales de ETA-, consideraba «una ofensa» la obligación de hacer ondear la bandera española en la puerta del parlamento vasco, e incluso denunciaba la existencia de «una pinza formada por ETA y la coalición PSOE-PP» cuyo objetivo es «el desplazamiento del PNV del gobierno vasco». Ante las inminentes elecciones vascas, donde el PNV corre serio riesgo de perder el poder, las dos almas del nacionalismo vasco se han fundido para conservar el mando del régimen construido en base al poder autonómico. El PNV necesita una «perestroika» que deben encabezar los sectores que representan Imaz o Urkullu. Pero para que eso sea posible es imprescindible enviar al PNV a la oposición.

En un desayuno organizado or el Forum Nueva Economía, Iñigo Urkullu atacó duramente las gestiones para impedir de Askatasuna y D3M puedan presentarse a las elecciones vascas. Para el presidente del PNV, se trata de un acto antidemocrático que pretende “alterar la fotografía de representación electoral a conveniencia”. Horas antes, Joseba Azkarraga, consejero de Justicia y escudero de Ibarretxe en el gobierno vasco, consideraba “un abuso desde el punto de vista democrático” la exclusión de las marcas electorales de ETA. La Abogacía del Estado ha demostrado, en su demanda de ilegalización, que D3m y Askatasuna mantienen vínculos orgánicos con ETA, fueron creadas por la banda terrorista como marcas electorales y responden a sus órdenes. ¿Es un “abuso democrático” pretender su ilegalización? ¿Acaso Azkarraga prefiere que conquisten, como ANV, alcaldías donde se utilizan los presupuestos y el poder municipal para aterrorizar a la población? Urkullu debería explicar porque se revuelve ante la exclusión de las marcas electorales de ETA, mientras no mueve un dedo ante los 200.000 vascos excluidos del censo porque el terror étnico les ha obligado a exiliarse de Euskadi. Debería también explicar el presidente del PNV por qué, se opone a que la bandera española en la puerta del parlamento vasco, alegando que es “una simbología para herir sentimientos”. Urkullu se ha manifestado “sólo vasco”, pero una mayoría de los vascos –mal que le pese a los jelkides peneuvistas- se siente tan vasco como español. Pero al presidente del PNV le parece una ofensa que la bandera española esté presente en el parlamento vasco. El subconsciente excluyente –donde quien se sienta tan vasco como español es casi un extranjero en su propia tierra- traiciona a Urkullu. Pero es más grave la declaración de Urkullu alertando contra “una pinza formada por el interés de ETA de clandestinizar a una parte de la sociedad vasca y por la coalición PSE-PP, cuyo resultado puede ser el desplazamiento del PNV del Gobierno vasco”. El interés por conservar el poder no se detiene ante los límites de la decencia, y Urkullu se permite colocar en el mismo bando a los verdugos y a sus víctimas. El único que ha formado un frente con ETA es la dirección del PNV en Lizarra, con el objetivo de imponer un apartheid de terror a los no nacionalistas. El PNV debe irse a la oposición. Sólo así será posible una “perestroika” interna donde los sectores del nacionalismo democrático destierren el etnicismo.

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