Banesto, residido por Ana Patricia Botín, acaba de presentar los resultados del primer trimestre del año, ofreciendo unos beneficios de 211 millones de euros. Pero estos números serían otros muy distintos si el banco del imperio Botín se hubiera atenido a la ley, esa que para usted y para mí carga su peso de forma inflexible. Banesto recibió de Metrovacesa, la inmobiliaria de los Sanahuja, un 9% del capital al no poder pagar créditos que estaban garantizados por esas acciones. En el momento de la entrega, las acciones de Metrovacesa cotizaban a 57 euros, y el valor del capital que pasaba a ser propiedad de los Botín ascendía a 350 millones de euros, y así lo reflejó en las cuentas del banco. Pero ocurre que la acción de la inmobiliaria cotiza ahora a 19 euros, el 34% de su valor anterior. Los bancos están obligados a dotar provisiones –que se descuentan de los beneficios- cuando sus activos financieros se desvalorizan. Ateniéndose a la ley, Banesto debería haber computado 235 millones de euros en provisiones, pero sólo ha dotado 35. El beneficio neto de Banesto se habría quedado en 65 millones de euros, y no en los 211 que ha presentado. El Banco de España ha permitido que Banesto se saltase el principio de la adecuación trimestral de los activos a los precios de mercado, que sí exigió a las cajas titulares de créditos de Colonial, que vieron así mermados sus beneficios. Y es que llamarse Botín sigue siendo importante.