La nave del capitalismo marcha ciegamente hacia el naufragio sin que sus tripulantes atinen a sortear los escollos de sus contradicciones más allá de las recetas clásicas, que ya no funcionan. Producen vértigo las cifras de dinero inyectadas al sistema financiero de las economías centrales, conducentes a un despojo inaudito de grandes contingentes humanos pero incapaces hasta ahora de reanimar al paciente.
No hay que ser economista ara comprender las desastrosas consecuencias de la severa contracción de las principales economías capitalistas y su impacto sobre los países subdesarrollados, incluidos, por supuesto, los latinoamericanos, dependientes de aquellas Ecuador. ALAI LA HORA DE LOS MOVIMIENTOS POPULARES Ángel Guerra Cabrera (…) El crédito no fluye, continúan las quiebras, el desempleo bate marcas, mientras millones pierden el techo, carecen de atención médica y ven evaporarse sus fondos de retiro. Es más, los vaticinios de los economistas serios del sistema, con apenas presencia, por cierto, en sus medios masivos, auguran el fracaso de los planes de rescate de la administración Obama y sus pares europeos por considerarlos tibios, no encaminados a la raíz de los problemas y probablemente llamados a profundizar la crisis económica. Por cada mes perdido en tomar las medidas necesarias, advierte el Nobel Paul Krugman, se pierden 600 000 puestos de trabajo sólo en Estados Unidos. (…) En su último reporte, el Banco Mundial y el FMI, que han ajustado varias veces a la baja sus estimaciones, anuncian que en 2009 el PIB de América Latina y el Caribe caerá hasta en 2 por ciento, ocasionando seis millones más de pobres y casi tres millones más de desempleados. Las vitales remesas caen, como también la inversión extranjera y los precios de las materias primas, que aportan dos tercios de los ingresos por exportaciones. Esta tragedia se suma a la ya crítica situación creada por las políticas neoliberales: una agricultura desprotegida y arrasada para dedicarla a la exportación o a los agrocombustibles, una industria desmantelada y un tejido social desgarrado por la emigración masiva, el trabajo precario e informal, pobreza, miseria, depredación ecológica y redes de protección social pulverizadas, todo en nombre del dios mercado. La OIT, el Banco Mundial y el FMI prevén la perdida de los modestos avances logrados en el abatimiento de la pobreza y el desempleo gracias a la subida de precios de las materias primas de los últimos cinco años, ahora derrumbados. De la reunión del G20 no puede esperarse nada favorable a los pueblos puesto que allí llevarán la batuta sus mismos verdugos, los salvadores de las grandes corporaciones. No he leído un trabajo de un solo investigador respetable que comparta el optimista vaticinio de una recuperación económica en 2010 anunciada por algunos banqueros centrales. Pero si en algún momento se reanudara el crecimiento, será a costa de una concentración oligopólica de capitales sin precedente, de nuevos Irak, Afganistán y Palestina; de la criminalización de la protesta social y el pensamiento alternativo en sociedades militarizadas, de la superexplotación y el sufrimiento sin par de las grandes mayorías. Continuaría el derroche de recursos, la depredación ecológica y el patrón energético contaminante que arrastran a la extinción de nuestra especie en fecha no lejana. Es la hora de que los movimientos populares se fortalezcan, adopten estrategias novedosas y alianzas amplias y flexibles, de hacer pedagogía política con los tangibles efectos de la crisis en círculos de estudio de base. En ellos es muy útil discutir los problemas cotidianos y relacionarlos con todo el entramado de la dominación capitalista y de la crisis para elaborar planes de trasformación social. Es la hora de la solidaridad planetaria urgente y en ninguna parte del mundo como en América Latina y el Caribe existe una experiencia política acumulada para proponerse proyectos antineoliberales y anticapitalistas a escala local, nacional e internacional. Del Bravo a la Patagonia, además de un conjunto único de gobiernos populares y progresistas, existen fuerzas fogueadas ya en la lucha de trabajadores, indígenas, campesinos, mujeres, estudiantes, pequeños empresarios, profesionistas y desempleados, que podrían dar un memorable ejemplo a sus hermanos de otras latitudes de unidad y organización desde abajo en la lucha por la liberación, la democracia radical y el socialismo. Mañana será tarde. AGENCIA LATINOAMERICANA DE INFORMACIÓN. 27-3-2009 Alemania. Deutsche Welle ¿HACIA UNA NUEVA DIVISA MUNDIAL? La propuesta china de sustituir al dólar como moneda de reserva mundial recibe respaldo de países en desarrollo y pone a Washington a la defensiva, a unos días de la cumbre del G-20. Unos cuantos días antes de la cumbre del G-20 que reunirá en Londres el próximo jueves a las 19 principales economías del mundo y la Unión Europea, el Banco Central chino exigió una profunda reforma del sistema financiero internacional, y que el dólar como divisa de reserva mundial global sea sustituido por otra divisa supranacional. La propuesta china tiene un gran peso, toda vez que dicha nación cuenta con casi 2 billones de dólares de reservas, una de las mayores del mundo. Adicionalmente cuenta con un portafolio de bonos del Tesoro estimado en unos 740.000 millones de dólares. “El viejo sistema de divisas está obsoleto y se necesita una reforma”, dijo el jefe del Banco Central chino, Zhou Xiaochuan, en un discurso publicado en la página web del Banco Popular de China. La propuesta china sugiere que se adopten los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI), una divisa creada en 1969, que perdió toda relevancia con el fin del tipo de cambio estable y fuerte y con el dólar estadounidense como patrón (Bretton Woods). Los DEG se usan únicamente para fines contables y su valor se basa en la cotización del dólar, el euro, la libra esterlina y el yen. Zhou propone que se diversifique más la canasta y se usen los DEG para pagos internacionales e inversiones de capital. Una idea similar tuvo en su tiempo el economista británico, John Maynard Keynes, quien propuso en los años 40 la adopción de una divisa global. Las fluctuaciones del dólar y el voluminoso déficit estadounidense hacen que otros países en desarrollo, como Rusia y Brasil, respalden la propuesta china. “Los chinos más bien quieren presionar a los estadounidenses”, afirma Armin Mekelburg, analista de divisas del consorcio italiano, Unicredit. Por su parte Antje Praefcke, experta del alemán Commerzbank opina que muy probablemente China presiona públicamente a Estados Unidos para después tener una mejor posición de negociación. “El objetivo de China es en realidad impedir una devaluación del yuan y con la discusión en torno a los Derechos Especiales de Giro, la cúpula china quiere ganar tiempo”, afirma. La analista sostiene que precisamente los DEG no son una divisa internacional y no pueden ser utilizados como divisa para las reservas internacionales. “No juegan ningún papel en el mercado, no hay ningún bono nacional que esté cotizado en DEG, es totalmente ilusorio convertirlos en divisa”, afirma rotunda. Ni el presidente estadounidense, Barack Obama, ni el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, se han mostrado dispuestos a poner el dólar en tela de juicio como divisa internacional. “Mientras China tenga sus reservas de divisas en Estados Unidos, el dólar no dejará de ser la divisa líder mundial”, afirma por su parte Thorsten Schmidt, experto del Instituto de Investigación de Renania del Norte Westfalia (RWI). En todo caso los expertos coinciden en que los bonos del Tesoro tienen el mayor mercado mundial y el euro no podría sustituirlo, no sólo por el enorme volumen de dichos bonos sino porque no hay bonos comunitarios que emitan de manera conjunta los Estados miembros de la Unión Europea. Sin embargo la presión china es buena, toda vez que contribuye a la discusión de los líderes del G-20 y ojalá, a una reforma profunda del sistema financiero internacional DEUTSCHE WELLE. 26-3-2009 China. Diario del Pueblo CHINA EXPRESA INSATISFACCIÓN POR INFORME MILITAR DE EEUU China expresó este jueves su fuerte insatisfacción por el nuevo reporte del Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre la fortaleza militar de China. Hu Changming, portavoz del Ministerio de Defensa de China, dijo que el informe distorcionó severamente los hechos, censuró el legítimo y normal desarrollo de defensa nacional de China y difundió la idea de la "llamada amenaza militar" del continente contra Taiwan. "China está profundamente insatisfecha con el reporte y decididamente se opone a él", dijo Hu. "China se adhiere inquebrantablemente al camino del desarrollo pacífico y sigue una política de defensa nacional de naturaleza puramente defensiva". Hu señaló que China no está en una carrera armamentista de ningún tipo y no constituye ninguna amenaza para otros países. Hu dijo que el reporte, que continúa con la difusión de la teoría de la "amenaza militar china" y distorciona severamente los hechos, es absolutamente infundado. "El reporte, emitido en tales circunstancias, solamente puede tener una influencia negativa en la reanudación y desarrollo de las relaciones militares bilaterales". "Exhortamos a EEUU a dejar de emitir tales informes sobre la fortaleza militar de China y tomar de inmediato medidas eficaces para disipar la perniciosa influencia causada por el reporte para que las relaciones militares bilaterales no sufran más daños", añadió Hu. El Pentágono publicó el miércoles su informe anual acerca de la fuerza militar de China repitiendo su queja acerca de la "limitada transparencia". Además, cuestiona los "propósitos y objectivos" del Ejército Popular de Liberación de China. DIARIO DEL PUEBLO. 27-3-2009 EEUU. The Wall Street Journal LOS ACTIVOS TÓXICOS ERAN ACTIVOS INVISIBLES Hernando de Soto El gobierno de Obama finalmente ha ideado un plan para lidiar con la causa real de la contracción del crédito: los famosos "activos tóxicos" en los balances bancarios que han asustado a inversionistas y prestatarios, congelando los mercados de crédito en todo el mundo. Pero si el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, espera impedir que se repita esta crisis económica global, su plan de rescate debe reconocer que el problema real no son los préstamos incobrables, sino la degradación del valor del papel sobre el que están impresos. La crisis global actual —con una pérdida de US$50 billones (millones de millones) en acciones, bienes raíces, commodities y ganancias operativas en 15 meses— no puede achacarse sólo al impago de un ínfimo 7% de las hipotecas de alto riesgo (valoradas probablemente en más de US$1 billón) que la detonó. El verdadero villano es la falta de confianza en el papel en el que los activos están impresos. Si no restauramos la confianza en el papel, las nuevas moras —en tarjetas de crédito o créditos estudiantiles— detonarán otro colapso del papel que hundirá la economía mundial. Considere que todo lo que tenemos de valor pasa de mano en mano en papel o títulos de propiedad. A principios de la década había unos US$100 billones en títulos de propiedad representando bienes tangibles como tierras, edificios y patentes en todo el mundo, y unos US$170 billones representando la propiedad de activos semilíquidos como hipotecas, acciones y bonos. Desde entonces, sin embargo, financistas agresivos han fabricado lo que el Banco Internacional de Pagos estima son US$1.000 billones en nuevos derivados (valores respaldados por hipotecas, obligaciones de deuda colateralizada, y seguros contra las cesaciones de pagos) que han inundado el mercado. Estos derivados están en la base de la restricción del crédito. ¿Por qué? A diferencia del resto de los papeles de propiedad, los derivados no deben, por ley, ser registrados, monitoreados continuamente y ligados a los activos que representan. Nadie sabe con precisión cuántos existen, dónde están y quién es responsable por ellos en última instancia. Por ende, existe el temor generalizado de que los potenciales prestatarios y receptores de capital con demasiados derivados en mora no podrán repagar sus préstamos. A medida que la confianza en el papel de propiedad se evapora, se dispara una reacción en cadena, paralizando el crédito y la inversión, reduciendo a su vez las transacciones y causando una caída catastrófica del empleo y del valor de la propiedad en todo el mundo. Desde que los humanos empezaron a comerciar, prestar e invertir más allá de los confines de sus familias y tribus, hemos dependido de declaraciones escritas autenticadas legalmente para obtener información sobre bienes de valor. En los últimos 200 años, esa autoridad legal ha evolucionado para convertirse en un consenso global sobre los procedimientos, estándares y principios requeridos para documentar hechos de un modo que genere confianza y sea fácilmente entendible por todos. El resultado es un imponente sistema de propiedad con reglas y mecanismos de documentación que fijan en papel los hechos que permiten tener, transferir, transformar y usar todo lo que poseemos, desde acciones a guiones de cine. El único papel representando un activo que no está centralmente registrado, estandarizado y fácilmente rastreado son los derivados. La propiedad es mucho más que un compendio de normativas. Es también un gigantesco sistema informativo que procesa datos hasta transformarlos en hechos que pueden ser sometidos a una prueba de veracidad, destruyendo los principales catalizadores de recesiones y pánicos: la ambigüedad y la opacidad. Para aplicar la ley a los derivados, los gobiernos deberían asegurar que cumplen seis procedimientos establecidos que garantizan el valor y legitimidad de cualquier tipo de título que pretende representar un activo: Todos los documentos, y los activos y las transacciones que representan o de los que se derivan, deben estar anotados en registros accesibles al público. Sólo al registrar y poner al día constantemente los hechos podemos detectar el tipo de instrumentos financieros y contractuales excesivamente creativos que nos condujeron a esta recesión. La ley tiene que tener en cuenta las "externalidades" o efectos secundarios de todas las transacciones financieras según el principio legal de erga omnes ("hacia todos"), que se desarrolló originalmente para proteger a terceras partes de las consecuencias negativas de transacciones secretas llevadas a cabo por aristocracias que no debían responder por sus actos ante nadie. Cada transacción financiera debe estar firmemente ligada al desempeño real del activo del que se originó. Al alinear deuda y activos, podemos crear mediciones simples y comprensibles para detectar rápidamente si una transacción financiera ha sido creada para fomentar la producción o para apostar sobre el desempeño de "activos subyacentes" distantes. Los gobiernos no deberían olvidar nunca que la producción siempre prima sobre las finanzas. Como reconocieron Adam Smith y Karl Marx, las finanzas apoyan la creación de riqueza, pero en sí mismas no crean valor. Los gobiernos pueden fomentar que los activos sean apalancados, transformados, combinados, recombinados o reensamblados en tramos de distintas clases, con la condición de que el proceso tenga por intención mejorar el valor del activo original. Esta ha sido la regla para adjudicar propiedades desde tiempos inmemoriales. Los gobiernos ya no pueden permitir el uso de lenguaje opaco y confuso en la creación de instrumentos financieros. La claridad y la precisión son indispensables para la creación de crédito y capital a través de papel. Los políticos occidentales no pueden olvidar lo que sus más grandes pensadores han estado diciendo por siglos: todas las obligaciones y compromisos que se conservan derivan de palabras anotadas en papel con gran precisión. Por encima de todo, los gobiernos deberían dejar de aferrarse a la esperanza de que el mercado existente eventualmente resolverá la situación. "Dejemos que el mercado haga su trabajo" ha acabado significando "Dejemos que la economía en las sombras haga su trabajo". Pero los mercados modernos funcionan sólo si el papel es confiable. El deber principal del gobierno ahora es extender el peso de la ley a todo el contexto tóxico, para que se puedan hacer cumplir las normas. Ninguna actividad económica basada en la confianza pública debería poder operar fuera de los principios generales de la ley de propiedad. Las instituciones financieras deberán servir a la sociedad y reportar de modo transparente lo que tienen en propiedad y lo que deben —como el resto de personas— para que obtengamos el conocimiento de los hechos necesario para poder salir del laberinto actual. Ellos deben aprender a anotar en el papel afirmaciones sobre hechos en vez de afirmaciones sobre afirmaciones. THE WALL STREET JOURNAL. 26-3-2009