El acuerdo entre el M5E y la Liga ya tiene presidente

La grieta italiana amenaza la UE

Lo único seguro es que, pase lo que pase, se agudiza una crisis política cuyas consecuencias para la UE son imprevisibles, y que también tendrá consecuencias para España.

Al edificio de la UE se le ha abierto una grieta en sus mismos cimientos. No ha sucedido en Grecia o Portugal, sino en Italia, la tercera economía de la zona euro, país fundador del Mercado Común y miembro del G-7.

El para muchos improbable acuerdo entre el Movimiento 5 Estrellas, la “antipolítica” de signo progresista, y la Liga, con claros rasgos xenófobos, no solo ha sucedido sino que ya tiene programa de gobierno y candidato a la presidencia.

¿Cómo es posible que se hayan puesto de acuerdo dos fuerzas que parecen antagónicas? ¿Por qué todas las bolsas y centros de poder de la UE han dado la voz de alarma? ¿Qué consecuencias puede tener en una UE que camina de crisis en crisis?

El candidato a presidente es Giusseppe Conte, un prestigioso académico y jurista, ex votante de la izquierda pero ahora abanderado de “la buena gestión por encima de las ideologías”. Su papel está todavía por esclarecer. Nunca ha ocupado cargos políticos y se adhirió al M5E a última hora. Empieza a ser atacado antes incluso de tomar posesión, desvelándose un posible falseamiento de parte de su currículum.

Pero ha despertado mucha más preocupación el contenido del “Contrato de gobierno”, el programa pactado por el M5E y la Liga. Su anuncio ha provocado una espectacular subida de la prima de riesgo italiana y abruptas caídas en la bolsa.

Incluye preocupantes medidas represivas contra la inmigración, impuestas por la Liga, abriendo paso a repatriaciones masivas.«La extrema movilidad de una situación internacional en plena ebullición, permite episodios inesperados. Y la política italiana está acostumbrada a dar sorpresas»

Pero lo que ha preocupado a los grandes centros financieros y políticos no es eso, sino lo que se han denominado “políticas eurofóbicas”. En primer borrador del acuerdo incluía un mecanismo para que Italia pudiera abandonar el euro, y la quita de los 250.000 millones de euros de deuda italiana que el BCE posee. El documento final se ha suavizado, pero incluye el cuestionamiento de pilares de la UE como la política monetaria, el Pacto de Estabilidad, el Pacto Fiscal o el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Defiende volver a una etapa “pre Maastricht”, donde los Estados recuperen parte de las competencias que Bruselas ha acaparado. Y plantea “recuperar soberanía” evitando que las instituciones europeas puedan determinar la política italiana.

Toda una enmienda al rumbo dominante en la construcción europea vigente en los últimos años, e impuesto desde Berlín.

A ello se suma una política económica que junta medidas liberales (un tipo fiscal único para empresas y particulares de entre el 15% y el 20%, que es en realidad una rebaja de impuestos) con propuestas “antiausteridad”, como la derogación de la jubilación a los 69 años o una renta ciudadana de 780 euros durante dos años para los sectores más vulnerables.

La “guinda” es una política exterior que confirma los compromisos con la OTAN pero aboga por una apertura hacia Rusia como “socio comercial y económico”, y el levantamiento de las sanciones hacia Moscú.

¿Por qué se ha llegado hasta aquí?

Desde que en 2011 se impuso a Mario Monti, ex Goldman Sachs, como presidente tecnócrata, Italia vive un estancamiento económico crónico, agudizado por el peso de unos recortes que se pretenden perpetuar.

El rechazo social ha incidido sobre una política italiana instalada desde hace décadas en la inestabilidad. Abriendo paso a una situación donde dos partidos hace poco marginales gobernarán la república.

¿Quién sale ganando y quién perdiendo?

Pierden estrepitosamente las instituciones europeas. Todas las soluciones que han planteado para Italia han fracasado. Su empeño en forzar una “gran coalición” entre Berlusconi y el Partido Democrático de Renzi, fue contestada en las urnas con una enorme debacle de ambas formaciones. Su último intento por forzar que el presidente de la República hiciera uso de sus prerrogativas para nombrar un nuevo presidente tecnocrático, un Monti bis en la figura de Carlo Cottarelli, es directivo del FMI, ha acelerado el acuerdo entre el M5E y la Liga.

En quién puede ganar conviene tener presentes dos hechos. El primero que pronosticó un gobierno M5E-Liga, cuando todos lo daban por imposible, fue Steve Bannon, ex guru de Trump que tras abandonar la Casa Blanca concentra su atención en alentar las fuerzas europeas más anti UE. Tras apoyar el Frente Nacional en Francia, fijó durante meses su residencia en Milan para seguir el caso italiano.

El pacto de gobierno en Italia ha coincidido con el agravamiento de las tensiones entre EEUU y Europa tras la ruptura del acuerdo con Iran anunciada por Trump, cuyo desprecio a los “aliados europeos” parece no tener límites.

En Italia parece que se entrecruzan peligrosamente varias tendencias antagónicas. Por un lado, el rechazo a las imposiciones de la Europa alemana y a los rigores de los recortes y la austeridad impuestas desde 2010. Por otro lado, el interés de algunos centros de poder, al otro lado del Atlántico, vinculados a lo que Trump representa, por pescar en ese río revuelto, hurgando en las heridas de la UE, para degradarla e imponerle condiciones más onerosas.

La extrema movilidad de una situación internacional en plena ebullición, permite episodios inesperados. Y la política italiana está acostumbrada a dar sorpresas desde hace bastante tiempo.

Lo único seguro es que, pase lo que pase, se agudiza una crisis política cuyas consecuencias para la UE son imprevisibles, y que también tendrá consecuencias para España.

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