SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La gran estafa en Catalunya (y en España)

(…) Es fácilmente demostrable que el argumento de que los recortes del gobierno Mas eran necesarios, como consecuencia del “desastre” heredado del gobierno tripartito anterior, no corresponde a la realidad. La deuda pública ha aumentado enormemente durante el periodo Mas, consecuencia de las políticas tomadas por el partido ahora gobernante, incluyendo los recortes que han contribuido a la recesión económica y, con ello, a la reducción de los ingresos públicos. Tal reducción de ingresos fue también facilitada por la bajada de impuestos aprobada con el apoyo de CiU en el año 2006 y realizada más tarde por el gobierno Mas, bajada de impuestos que aumentó, todavía más, el déficit y la deuda pública tanto española como catalana. Hoy el gobierno Mas es uno de los gobiernos más neoliberales existentes, no sólo en España, sino también en la Eurozona. Como bien ha dicho el propio presidente Mas, “tenemos que mostrar a Bruselas que somos serios en nuestras promesas”, clarificando que, para él, seriedad significa recortes y lo que llama disciplina fiscal. Tales recortes están deteriorando los servicios públicos, como la sanidad, lo cual está beneficiando a los servicios sanitarios privados, de los cuales el Consejero de Salud, el Sr. Boi Ruiz era, antes de ser nombrado Consejero, un máximo exponente como dirigente de la patronal hospitalaria privada.

El PP como el mejor aliado de CiU: la complementariedad de las derechas nacionalistasHabiendo dicho todo lo anterior, quisiera subrayar que carecen de credibilidad las críticas al gobierno Mas procedentes de más allá del Ebro que vienen del gobierno Rajoy y del partido de derechas español, el PP, que ha sido responsable de políticas de recortes casi idénticas a las realizadas por el gobierno Mas. El PP, por cierto, con sus declaraciones, está estimulando el sentimiento independentista y su reacción españolista que electoralmente le favorece. El mejor aliado de la derecha catalana siempre ha sido la derecha española, incluso en su supuesta adversidad, más ficticia, por cierto, que real.

En realidad, existen semejanzas entre la ideología nacionalista de ambas formaciones políticas, CiU y PP. Su nacionalismo es de carácter esencialista, utilizado para movilizar a la población para que apoye sus políticas de clara orientación neoliberal que está dañando a las clases populares de ambos territorios. Ambos han tenido en sus orígenes una ideología supremacista, considerándose superiores a sus vecinos, elemento especialmente acentuado en el nacionalismo conservador español, que hablaba incluso de superioridad de raza. Su día nacional se llamó durante muchos años el día de la Raza. Tal narrativa y concepto no se presentaba con tal intensidad en el nacionalismo conservador catalán, aún cuando solía utilizar términos despectivos, con connotaciones étnicas para referirse a los ciudadanos procedentes de otras partes de España, llamándolos “charnegos”. Algunos de los escritos del que fue más tarde Presidente de Catalunya, el Sr. Jordi Pujol, hablaban incluso de una inferioridad del andaluz.

Tales componentes de la ideología nacionalista a ambos lados del Ebro han ido cambiando con el tiempo, habiendo sido el cambio particularmente acentuado en el caso catalán. Hoy el nacionalismo conservador catalán –las derechas catalanas- han aceptado en su seno a los catalanes procedentes de otras partes de España. Y ello como resultado de la influencia de las izquierdas con las cuales la derecha catalana ha tenido que competir y que tenían una visión opuesta a la conservadora. La historia de Catalunya (ocultada, por cierto, por el nacionalismo conservador catalán) muestra que fueron precisamente las izquierdas las que siempre defendieron a la nación catalana (defendiéndola como un colectivo que compartía lengua e historia común, con especificidades propias), incluido su derecho de autogobierno y autodeterminación (lo que ahora se llama “poder de decidir”), luchando heroicamente durante la dictadura, por tal defensa de Catalunya. Para estas izquierdas, (socialistas, comunistas y anarcosindicalistas) la lucha por los intereses del mundo del trabajo llevaba aparejada la defensa de Catalunya, integrando plenamente al trabajador recién llegado de otras partes de España a Catalunya y a su identidad. Nadie luchó con tanta intensidad por Catalunya y su propia identidad y gobierno como las izquierdas, lideradas durante la lucha antifascista por el PSUC. Se ha olvidado, por cierto, que los socialistas habían tenido también, durante la clandestinidad, el compromiso de que Catalunya tuviera autogobierno y autodeterminación, compromiso que la dirección del PSOE abandonó como resultado de las presiones del Ejército, eje -con la Iglesia y la Monarquía- del nacionalismo conservador español (tal como ha documentado el Historiador catalán Josep Fontana).

El nacionalismo español es el más opresivo y asfixiante pues niega la existencia de otras naciones e impone su visión de España, presentándola como la única España posible (ver mi artículo “El nacionalismo españolista” en Sistema (05.10.12)). Tal nacionalismo, (que niega incluso que sea nacionalismo) tiene su máxima expresión en el establishment español, basado principalmente en Madrid. Tal visión aparece también en dirigentes del PSOE, entre los cuales José Bono es el máximo exponente.

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