Medios de Comunicación

¿La familia?, bien colocada, gracias.

Hace quince dí­as La Sexta presentó ante la Secretarí­a de Estado de Telecomunicaciones, dependiente del Ministerio de Industria, un dossier de 400 folios en que solicita la autorización para emitir en televisión digital terrestre, pero de pago. La licencia de televisión privada adjudicada a La Sexta por el Gobierno sólo contemplaba la «programación en abierto». Aunque legalmente esta posibilidad no está contemplada, el Gobierno ha dado un plazo a las privadas para que lo soliciten. Lo que manifiesta dos cosas: ni la TDT va a suponer tal proceso de democratización – por lo menos no como se anunciaba -, ni el Gobierno parece querer esconder hacia donde «cojea».

Según el Gobierno la arobación de la TDT de pago requeriría un acuerdo del Consejo de Ministro, cosa que no supone demasiada dificultad para los entes privados, especialmente para La Sexta.Sin embargo La Sexta argumenta razones de “interés público” y prevé que esté en funcionamiento para la temporada que viene. Realmente esperan que los trámites no les supongan más de un par de meses.En esta línea la cadena considera que es de suma importancia para la libertad de información y la pluralidad, el disponer de una fuente alternativa de financiación a la publicidad, en este caso, la TDT de pago. Aún contando con los 557 millones de euros que van a repartirse las privadas del pastel publicitario que deja TVE y la muy posible eliminación del 5% que hasta ahora han tenido que invertir en producciones cinematográficas españolas – aunque lo hicieran a través de sus propias productoras –, todo va a tener que repartirse entre más de 30 canales de televisión. Así que la TDT de pago es una importante entrada, así como el poder marcar los tiempos de su implantación.De cualquier manera el tema aquí importante es el hecho de que haya sido La Sexta la que haya tomado la iniciativa. Llama la atención que Telecinco considere mejor una moratoria de cinco años para incorporar la TDT de pago en vez el plazo del “apagón analógico” del 2010 como ya han pedido La Sexta o La Cuatro. ¿Cuáles son esas condiciones privilegiadas para La Sexta que obligan a Telecinco, la cadena con mayores ingresos del país, a considerar el retraso de los plazos, mientras la última en llegar tiene tanta prisa?Lo primero es que Mediapro – La Sexta – es quien se ha hecho con el monopolio absoluto de los suculentos derechos deportivos de 32 de los 44 equipo se Primera y con los de la Fórmula 1. Y lo segundo dejemos que lo explique Arcadi Espada en un artículo publicado cuando Maragall presidía la Generalitat:Tatxo Benet. Ex Director de Deportes de TV3. Es consejero de Mediapro, una de las productoras que vende a TV3. Mediapro tiene en su equipo directivo a Jaume Ferrús (ex director de TV3). Ferrús es socio de Joan Majó (actual director de la Corporación que controla TV3). Mediapro participa en Triacom Audiovisual, una productora de Josep Oriol Carbó (ex gerente de Catalunya Ràdio y ex gerente de TV3). Carbó también vende, a través de otras tres productoras de su propiedad, programas a TV3. Carbó fue consejero de Vang 3 Publicacions, participada por Godó y TV3. Una de las filiales de Mediapro se llama Mercuri, otra productora que vende a TV3 y que fue fundada por Enric Canals (ex director de TV3). Otra filial es Comunicaset, con Josep Millàs, que fue fundador de Convergència Democràtica de Catalunya, y ex presidente de Òmnium Cultural, organismo que vende lingüística a TV3. Uno de los socios de Mediapro se llama Jaume Roures (ex Director de Deportes de TV3), que participa en Flaix TV, la televisión de Miquel Calzada (presentador de TV3) y Carles Cuní (hermano de Josep Cuní de TV3). Una de las últimas ampliaciones de Mediapro ha sido la compra de la deficitaria compañía Montaje de Mozart SL, una sociedad de Margarida Bernet, de la familia de Carme Alcoriza, la secretaria de Jordi Pujol. Y hablando de TV3 y familia, en Mediapro trabaja Airy Maragall, hija del Presidente de la Generalitat.De Maragall al PSC y a Zapatero. Una familia socialista muy bien colocada en los últimos cuatro años.

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