SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La factura del rescate a la Banca (mala)

La sostenibilidad de las finanzas públicas es una cuestión clave, no ya para el crecimiento económico, sino incluso para evitar un cataclismo económico. Como lo que no es sostenible, indefectiblemente se cae, y como el sector público siempre arrastra en su caída al sector privado, estamos ante un problema clave. En un país como España, donde hasta hace unos meses no éramos capaces de financiarnos con nuestro ahorro interno, cualquier tipo de duda sobre nuestra deuda pública se convierte rápidamente en subidas de los tipos de interés reales, lo que, de paso agrava todos los problemas. Lo estamos viendo estos días con la subida de la prima de riesgo, simplemente como reflejo del resultado de las elecciones italianas.

Con este panorama, los datos de déficit y deuda que se están conociendo están siendo chocantes: estamos ante una ensalada de datos muy complicada de digerir. En primer lugar, nos enteramos de que en 2012 la deuda pública neta en circulación se incrementó en 146.000 millones de euros, casi un 14% PIB, lo que marca un récord, absoluto y relativo en la historia de España. Esto no es tener un 14% de déficit, pero es un ritmo de incremento de la deuda absolutamente insostenible. En cualquier caso, esto no es deuda oculta, que si existiese, que suponemos que no, no está contabilizada: como facturas “en los cajones”. En este incremento, tampoco se incluyen facturas reconocidas pero pendientes de pago o devoluciones de impuestos pendientes: este importe es sólo deuda financiera.

Bankia

Si se ha emitido más deuda, la pregunta clave es ¿qué se ha hecho con el dinero? Según la Comisión Europea, básicamente gastarlo. La estimación de déficit que hizo pública Bruselas fue de un 10,2% del PIB. De este importe, 3,2% corresponde a “rescates bancarios”, y alrededor de un 7% a déficit ordinario. Esto quiere decir, en primer lugar que unos 33.500 millones de euros (3,2% PIB) de los 40.000 millones de euros que nos prestó el Mecanismo Europeo de Estabilidad, se han perdido. Por ejemplo, Bankia ha hecho público que ha perdido en 2012 más de 19.000 millones de euros. Como anteriormente ya había perdido todo el capital correspondiente a accionistas privados, el resto de las pérdidas las ha tenido que cubrir el FROB, con el dinero de nuestros socios. Sólo el caso de Bankia es muchísimo dinero, aproximadamente el 95% de la recaudación del impuesto de sociedades en 2012. Es decir, que el Estado ha recaudado de todas las empresas, en principio al 30%, una cuantía equivalente a lo que pierde Bankia y cubrimos todos.

Esta cuestión tiene dos implicaciones importantes. En primer lugar, que creer que nuestros socios europeos van a pagar la factura es creer en los Reyes Magos. Evidentemente, han prestado 40.000 millones de euros a antiguas cajas en una situación financiera muy complicada. Si sólo en 2012 se ha perdido casi el 85% del dinero, es evidente que más que un préstamo es una “aportación para compensar pérdidas”: el contribuyente español está avalando y va a tener que hacerse cargo de la factura. La segunda implicación es más positiva: las pérdidas no sólo se han producido en 2012, sino que son un saneamiento masivo de los activos, esencialmente inmobiliarios, de las antiguas cajas. Esto quiere decir que las pérdidas no serán recurrentes. Ahora bien, como los activos inmobiliarios siguen cayendo, y no parece que ni hayan “tocado suelo” ni que recuperemos el crecimiento económico a corto plazo, puede que vuelva a haber sustos con esta cuestión, aunque probablemente de un importe menor.

Dentro del tema bancario, quedan un par de flecos. En primer lugar, la emisión de deuda para prestar a la Banca. Esto no se contabiliza como déficit, porque, en principio, no lo es. Es decir, el Estado se endeuda (vía FROB), para prestar a la Banca. Si la Banca va devolviendo los préstamos y hace frente a los intereses, no hay problema. Una cuestión parecida ocurre con los préstamos concedidos a organismos internacionales, por ejemplo, para que presten a otros países. Sin embargo, hay que señalar que se está corriendo un riesgo importante: si estos Bancos o Portugal o Grecia, por ejemplo, se pudiesen financiar en el Mercado, no acudirían a estos mecanismos. Si no se pueden financiar en el Mercado, es que hay riesgos de impago que se están trasladando al contribuyente español.

Sareb

Cuando menos, el riesgo anterior es un riesgo medido y controlado. Sin embargo, los avales que se han dado a la Banca para que se endeude con el Banco Central Europeo o para que la SAREB (el banco malo, que ni es banco ni es malo) compre activos inmobiliarios a la Banca, no está contabilizado como deuda pública. Esperemos que el riesgo no se materialice, pero hay que ser consciente de que los importes son astronómicos.

Con todo esto, parece que la factura del saneamiento del sistema financiero, es decir, casi todas nuestras antiguas cajas, está ensombreciendo el control del déficit. El Gobierno ha anunciado que el déficit consolidado de todas nuestras Administraciones, que Bruselas estimaba en el 7%, ha quedado finalmente en el 6,7% PIB. Parece un logro importante, aunque la Comisión haya señalado que quiere esperar a la revisión de Eurostat, lo que no es un signo de confianza, precisamente, en las autoridades españolas. La conclusión de todo esto es que aún con un mayor control del déficit, nuestra deuda ha estado aumentando de forma descontrolada durante el pasado año por la terrible factura del saneamiento de nuestros ‘bancos malos’. Este saneamiento no sólo hay que concluirlo de una vez, sino también exigir responsabilidades porque el despilfarro, la mala gestión y la pésima supervisión no sólo la pagamos todos, sino que está ensombreciendo nuestro futuro. Si los responsables no lo pagan, desafortunadamente esta situación se repetirá en el futuro.

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