Selección de Prensa

La exclusión ideológica en EE.UU.

En su llegada a Venezuela para participar en una conferencia de la derecha latinoamericana patrocinada por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), entidad ultraconservadora financiada por el Departamento de Estado de EEUU a través de la USAID y la NED, el escritor peruano y polí­tico derechista Mario Vargas Llosa declaró que ‘en cualquier paí­s donde haya libertad existe el derecho del libre pensamiento’, afirmando además que podrí­a él ‘hacer declaraciones polí­ticos contra el gobierno de Venezuela libremente’ estando en Venezuela. Tal vez sea asi en Venezuela, donde existe una amplia democracia participativa y una libertad de expresión casi absoluta, evidenciada por la constante agresión y manipulación de los medios de comunicación privada y los dirigentes de la oposición contra la información veraz. Pero en paí­ses que supuestamente representan ‘la democracia verdadera’ y la ‘esencia de la libertad’, como Estados Unidos, ese derecho que tanto valora el Sr. Vargas Llosa, no existe.

En su llegada a Venezuela ara participar en una conferencia de la derecha latinoamericana patrocinada por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), entidad ultraconservadora financiada por el Departamento de Estado de EEUU a través de la USAID y la NED, el escritor peruano y polí­tico derechista Mario Vargas Llosa declaró que »en cualquier paí­s donde haya libertad existe el derecho del libre pensamiento», afirmando además que podrí­a él »hacer declaraciones polí­ticos contra el gobierno de Venezuela libremente» estando en Venezuela. Tal vez sea asi en Venezuela, donde existe una amplia democracia participativa y una libertad de expresión casi absoluta, evidenciada por la constante agresión y manipulación de los medios de comunicación privada y los dirigentes de la oposición contra la información veraz. Pero en paí­ses que supuestamente representan »la democracia verdadera» y la »esencia de la libertad», como Estados Unidos, ese derecho que tanto valora el Sr. Vargas Llosa, no existe. En Estados Unidos, existe una ley que fue implementada primero en 1952, conocida como la Ley McCarren-Walter, o también la Ley sobre Inmigración y Nacionalidades de 1952, codificada en el tí­tulo ocho del Código de Estados Unidos. Está ley restringió la migración a Estados Unidos e impuso una seria de restricciones sobre la cantidad de inmigrantes de ciertos paí­ses que podrí­an entrar al territorio norteamericano. Adicionalmente, la Ley McCarren-Walter incluyó una cláusula prohibiendo la entrada a Estados Unidos de »potenciales subversivos» y autorizando la deportación de inmigrantes o ciudadanos naturalizados involucrados en »actividades subversivos». La ley fue utilizada durante más de treinta años para excluir miembros y antiguos miembros del Partido Comunista de Estados Unidos y también para prohibir la entrada de cualquier persona que expresaba una visión polí­tica alternativa al capitalismo estadounidense. Notables artistas e intelectuales que fueron negadas la entrada a Estados Unidos por solamente razones ideológicos a lo largo de los años incluyen al gran escritor colombiano Gabriel Garcí­a Márquez, el novelista argentino Julio Cortázar, el poeta chileno Pablo Neruda, el académico uruguayo Angel Rama, el filósofo francés Michel Foucault, el poeta palestino Mahmoud Darwish, el autor inglés Graham Greene, el mejicano Carlos Fuentes, los autores Doris Lessing de Inglaterra, Dennis Brutus de Suráfrica, Farley Mowat de Canadá, Kobo Abe de Japón, Jan Myrdal de Suecia y Pierre Trudeau de Canadá, quien luego fue Primer Ministro.En 1990, al final de la Guerra Frí­a, la sección ideológica en la Ley McCarren-Walter fue retirada. Sin embargo, en 2001, el Congreso de Estados Unidos volvió a autorizar la exclusión ideológica como polí­tica oficial con la aprobación de la Ley Patriota. La Sección 411(a)(1)(A)(iii) de la Ley Patriota USA permite que el gobierno niega la entrada a Estados Unidos de cualquier individuo que »ha utilizado su posición de prestigio en cualquier paí­s para endosar o promover actividades terroristas, o persuadir a otros para apoyar actividades terroristas o organizaciones terroristas, de cualquier manera que el Secretario de Estado ha determinado que socava los esfuerzos de Estados Unidos de reducir o eliminar actividades terroristas.» La Sección 411 ha sido utilizada desde entonces para revocar visas de prominentes académicos crí­ticos de la polí­tica exterior estadounidense, como el intelectual musilmán Tariq Ramadan, quien fue invitado por la Universidad de Notre Dame para asumir una posición como profesor en dicha institución durante el año 2004. En ése caso, el gobierno de George W. Bush declaró que Ramadan, un conocido académico de Suiza de orí­gen palestina, habí­a contribuido dinero a una organización sospecha de tener conexiones terroristas. Es de notar que Ramadan habí­a visitado Estados Unidos más de 24 veces durante los tres años anteriores, dando conferencias en las universidades de Harvard, Princeton, Dartmouth y hasta en el Departamento de Estado.Otros casos de conocidos intelectuales excluidos de Estados Unidos por razones ideológicos durante los últimos años incluyen a la profesora nicaragüense Dora Marí­a Tellez, quien habí­a recibido una oferta para asumir una posición en la distinguida universidad Harvard y fue negada una visa para entrar al paí­s. Tellez fue funcionaria pública durante el primer gobierno sandinista en Nicaragua en los años ochenta. También un grupo de 61 académicos cubanos fueron negados la entrada a Estados Unidos en Octubre 2004 para participar en una conferencia sobre estudios latinoamericanos en Las Vegas. Y más recién, a comienzos del 2009, el escritor colombiano Hernando Calvo Ospino se enteró que habí­a sido incluido en la famosa lista »No-Fly» (no volar) de Estados Unidos, cuando se encontraba en un vuelo de Air France que iba de Paris a Nicaragua y que fue forzado hacer una escala de emergencia. El aeropuerto más cercano estaba en territorio estadounidense, pero la escala urgente fue negada debido a la presencia de Calvo Ospino, clasificado (sin su conocimiento) como una persona »excluida» de Estados Unidos bajo la Sección 411 de la Ley Patriota. Calvo Ospino, colombiano residenciado en Francia, es un conocido crí­tico de la polí­tica exterior de Estados Unidos en América Latina y ha denunciado contundentemente en sus libros los ví­nculos entre Washington y los grupos terroristas de los cubanos exiliados en Miami.Bajo ésta ley, fueron detenidos y enjuicados criminalmente dos empresarios de Brooklyn, New York, por haber transmitido un canal de televisión del grupo libanés Hizbolá a través de su servicio de televisión por satélite. ¿Su crimen? La transmisión de material »anti-estadounidense» y contra »los valores de Estados Unidos». Globovisión, canal privado de televisión en Venezuela que ocupa el espectro radioeléctrico público, transmite programación de diferentes canales de televisión en América Latina, como RCN de Colombia y Todo Noticias de Argentina, que son abiertamente hostiles y agresivos contra el gobierno venezolano, sin ninguna restricción. Y el propio canal Globovisión transmite material todos los dí­as que incita a la violencia en el paí­s, manipula los hechos y provoca desestablización, con plena libertad. Sin embargo, cuando las entidades del estado encargadas de imponer la ley reclaman a la televisora privada por sus múltiples violaciones, los dueños y periodistas del canal gritan que la libertad de expresión está siendo violada. Utilizan siempre a Estados Unidos como ejemplo de esa »libertad», sin embargo, si existiera un canal que transmitiera material como Globovisión en EEUU hubiese sido clasurado hace muchos años bajo las leyes de ése paí­s.Varios abogados y grupos que defienden derechos humanos han protestado contra la ley de Exclusión Ideólgica en Estados Unidos, y hasta han llevado demandas legales contra el gobierno estadounidense por dicha ley. Pero los casos han sido decididos en los tribunales federales a favor del gobierno. Para el año 2009, dos de ellos estaban en el proceso de apelación, sin un futuro muy optimista.Desde la exclusión de reconocidos socialistas y comunistas a comienzos del Siglo XX, y poco después la época del famoso »blacklisting» del Senador Joseph McCarthy, hasta hoy en dí­a, Estados Unidos siempre ha mantenido una polí­tica de exclusión ideológica. La élite polí­tica y económica no quiere que el público en general tenga acceso a voces crí­ticas ni pensamiento alternativa. Por eso también han mantenido el bloqueo contra Cuba durante cincuenta años.Entonces, que el Sr. Mario Vargas Llosa y sus compañeros de la extrema derecha reaccionaria disfruten de la libertad que gozamos en un paí­s verdaderamente democrática, como es Venezuela. Porque cuando vuelvan a Estados Unidos u otros paí­ses similares, no podrán ejercer ése derecho sagrado del libre pensamiento con tanta plenitud. Nunca podrí­an entrar a Estados Unidos í‚- su modelo de democracia í‚- si no estuvieran de acuerdo con las polí­ticas de Washington, y menos podrí­an entrar con el objetivo de participar en una conferencia con organizaciones involucrados en actividades criminales, como golpes de estado, sabotajes económicos y acciones terroristas.*Eva Golinger, estadounidense-venezolana, es Doctora en Derecho Internacional, escritora e investigadora, y autora de los libros El Código Chávez; Bush vs. Chávez: La Guerra de Washington Contra Venezuela; La Telaraña Imperial: Enciclopedia de Injerencia y Subversión; y La Mirada del Imperio Sobre el 4F: Los Documentos Desclasificados de Washington Sobre la Rebelión Militar del 4 de Febrero de 1992.

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