La UE corregirá los mapas oficiales que llaman Euskal Herria al Paí­s Vasco

La Europa de los pueblos que no cesa

A instancias de un europarlamentario navarro del grupo popular, la Unión Europea se ha visto obligada a corregir todos los mapas que ha editado en los que el Paí­s Vasco aparece con la denominación de Euskal Herrí­a. Según la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Asuntos Institucionales, la sueca Margot Wallstrí¶m, el empleo de dicha denominación es debido a «un error técnico», achacable a la Oficina de Publicaciones de la UE. Wallstrí¶m fue antes Comisaria de Medio Ambiente, desde donde bloqueó en 2003 el proyecto del trasvase del Ebro e impulsó los recortes de la flota pesquera que tan bien conocen los pescadores españoles.

Que la UE edite y distribuya miles de maas por toda Europa, en los que Euskadi aparece con la denominación de Euskal Herría, el nombre con el que el nacionalismo excluyente designa el proyecto de unificación y segregación de los siete territorios vascos (los tres del País Vasco español, los tres del País Vasco francés y Navarra), es algo más que un “error técnico”. En su artículo 1º, el Estatuto de Guernica establece clara y taxativamente que el nombre de la comunidad autónoma es Euskadi-País Vasco. ¿Dónde está pues el error? O, por precisar más la pregunta, ¿qué o quién ha inducido al error a la sección cartográfica de la Oficina de Publicaciones de la UE?Nada de esto pasaría de ser una anécdota sino fuera porque llueve sobre mojado. De manera sistemática y recurrente, en el seno de la Unión Europea actúan una serie de fuerzas que trabajan de una forma permanente, tenaz, metódica e implacable propiciando elementos favorecedores de la disgregación de los viejos Estados nacionales europeos. Desde cuestiones políticas del más alto nivel, hasta las cuestiones en apariencia más nimias como el caso que nos ocupa.Con la financiación y el apoyo expreso de diversos ministerios alemanes (Interior, Asuntos Exteriores,…), con la participación activa de una serie de fundaciones alemanas y con el inestimable respaldo del grupo europarlamentario de Los Verdes alemanes, existen en el seno de la UE toda una serie de organizaciones –como la Unión Federalista de Comunidades Étnicas (UFCE), el Centro Europeo para la protección de las Minorías Étnicas (ECMI), laOficina para la Promoción del Uso de las Lenguas Minoritarias (EBLUL), el EURAC,… – cuya única razón de ser es difundir el proyecto disgregador de la Europa de los Pueblos. Es decir, una organización política y territorial de la futura Europa Unida en la que los Estados nacionales europeos que hoy conocemos deben ser divididos y sustituidos por la unión “natural” de pequeños territorios, fragmentados según criterios predominantemente étnicos, lingüísticos o de afinidad cultural. Todas estas organizaciones, particularmente activas en el seno de las instituciones de la UE, están vinculadas entre sí a través de un complejo entramado que incluye a Los Verdes alemanes y al grupo europarlamentario Alianza Libre Europea (ALE, entre cuyos socios españoles se encuentran EA, BNG y ERC), a fundaciones “benéficas” alemanas, creadas algunas de ellas por criminales de guerra nazis (como la Fundación Goethe) y están patrocinadas por los grandes oligopolios alemanes (Thyssen, Siemens, Basf, Bayer, Volkswagen, Mercedes Benz, Deutshe Bank, etc.). Muchos de los cuales ya “patrocinaron” otra de las intentonas de Europa de los Pueblos pangermánica, la de Hitler,Y es que, en efecto, el actual proyecto de la Europa de los Pueblos se asemeja demasiado peligrosamente a la Europa de la Regiones que las Waffen SS idearon en 1940 como forma de organización política y territorial de la Europa dominada por Hitler tras la victoria final. Proyecto que hunde sus raíces más atrás en el tiempo, en los viejos planes imperiales de Guillermo II y el conde Ludendorff en tiempos de la Primera Guerra Mundial o en el nacionalismo de tipo racial, lingüístico y etnicista que sirvió de sustento ideológico durante todo el siglo XIX, primero a la unificación alemana, y después a la expansión de su poder continental. Convertida tras la guerra franco-prusiana de 1870 en la indiscutible potencia económica europea, Alemania ha buscado a lo largo del siglo XX en la fragmentación política por criterios étnicos y lingüísticos de los Estados europeos rivales el medio a través del cual instaurar su hegemonía sobre Europa.Alguien tan avezado como el ex-presidente del PNV, Xabier Arzallus, declaraba ya en fecha tan temprana como 1992, nada más producirse la reunificación alemana tras la caída del Muro del Berlín, en una entrevista con el periodista polaco Adam Minchk: “Vamos hacia un IV Reich, aunque no como sucesor del de Hitler, sino como continuación del Iº Reich. Pero fíjese, la Comunidad Europea se amplía ahora con Austria. ¡Señores, eso es la vieja anexión de Hitler, el Anschluss!; también con los países nórdicos.Luego habrá una ampliación y estaremos reconstruyendo el Sacro Imperio Germánico. El eje Rhin-Danubio, la expansión hacia los Balcanes, hacia los Estados bálticos, siempre mirando hacia Alemania… Los movimientos económicos que ahora hace Alemania a través de la Comunidad Europea ¡son los mismos que hizo Hitler con sus tanques, son los eternos caminos de la expansión germánica! Las adhesiones a la Comunidad llegarán: letones, lituanos, eslovenos,… Al final veo una Europa de los Pueblos con inspiración germánica, con los actuales Estados superados, y entonces, digo yo, el vasco y el catalán no tendrán que ser inquilinos de nadie en esa Europa del futuro”.¿Comprenden ustedes ahora en qué consiste el “error técnico”?

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