SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La España polí­tica tras las elecciones

LA victoria absoluta de Mariano Rajoy podría significar un cambio en el modelo político español. El bipartidismo que lo ha caracterizado podría estar evolucionando, si la crisis lo permite, hacia la hegemonía de un solo partido dominante. Pero antes de desarrollar tal hipótesis, recordemos que el edificio del bipartidismo español tardó años en componerse. Para convertirse en el actual PP, la formación que había gestado Manuel Fraga se refundó con el remozamiento a fondo de su ideología (subrayó el componente liberal en detrimento del conservador), el estreno del potente liderazgo de José María Aznar y el impulso de la organización territorial. Sólo después de estos cambios tan decisivos y cardinales pudo el PP aspirar verosímilmente a la presidencia del Gobierno. Y tardó aún seis años en conseguir una mayoría suficiente, que no absoluta, en el Congreso de los Diputados. Alcanzó Aznar la presidencia en 1996 después de que Felipe González hablara de «dulce derrota». El bipartidismo español tuvo su cenit en este instante. Un PP que conseguía a duras penas el Gobierno y enviaba a la oposición a un PSOE que resistía con un sólido colchón de votos a pesar del desprestigio mediático causado por el caso GAL y los escándalos de corrupción (Roldán). En aquel momento, la derecha finalmente se convertía por fin en alternativa de gobierno, pero la hegemonía ideológica (y la mayoría de los votos, sumando a IU) seguía estando en la izquierda.

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